lunes, 23 de abril de 2012

Cae el gobierno holandés.

Dimite el Gobierno holandés, incapaz de llegar a un acuerdo sobre el plan de ajuste


El Gobierno pierde el apoyo de la extrema derecha, que no secunda el ajuste presupuestario

La coalición busca ahora socios para un plan de ahorro de hasta 16.000 millones de euros

El ultra Wilders no asume responsabilidad alguna en la caída del Ejecutivo


El Gobierno holandés de centro derecha presentará hoy su dimisión y convocará elecciones anticipadas, presumiblemente después del verano. La coalición entre liberales y democristianos estaba en minoría y se apoyaba en la extrema derecha. Al no suscribir su líder, Geert Wilders, el plan de ahorro de hasta 16.000 millones de euros planteado por el Gabinete, ha estallado una crisis que puede repercutir en el equilibrio monetario de la UE. Mark Rutte, primer ministro liberal, presentará oficialmente a la reina su renuncia en su cita habitual de los lunes.



Holanda, uno de los mayores críticos de Grecia y Portugal por su mala gestión de la deuda, afronta ahora un periodo de incertidumbre. No puede cerrar sus planes de ajuste porque Wilders rompió la baraja el pasado sábado. Después de ocho semanas negociando, el jefe de la extrema derecha adujo que la barrera del 3% de déficit impuesta por Bruselas “es una tontería y puede rebasarse”. Por si eso fuera poco, los socialistas radicales, y en cierta medida también la socialdemocracia, prefieren ampliar dicho margen a corto plazo para no dañar la economía nacional.



El Gobierno, sin embargo, está obligado a presentar un plan de ajuste concreto a la Comisión Europea a finales de abril. Por eso busca desesperado aliados en el Parlamento para lograrlo. No será fácil. La espantada de Wilders ha resquebrajado el tabú presupuestario de la eurozona en Holanda, que es contribuyente neto. Y cabe la posibilidad de que acabe sorteando, si bien a corto plazo, el pacto fiscal de la eurozona.



“Que no me señalen ni busquen chivos expiatorios. Lo ocurrido no es culpa mía. Es hora de que los holandeses hablen de nuevo y decidan el futuro que desean”, ha dicho Wilders al conocerse la dimisión del Gobierno. “Aunque haya elecciones tenemos que encauzar las finanzas”, advirtió de su lado el democristiano Maxime Verhagen. El más sombrío ha sido Geer Leers, ministro de Inmigración, que ha trabajado más que nadie a la sombra de la extrema derecha: “Hay una nube negra sobre Holanda. A ver quién se atreve a apartarla”, señaló.



Esta ruptura tiene lugar después de que la agencia de rating Fitch amenazara con bajar la calificación de la deuda de Países Bajos por su elevado déficit.

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