El candidato presidente cae a plomo en los sondeos
Sarkozy paga el caos y los fallos de una campaña sin rumbo y queda a 16 puntos de Hollande para la segunda vuelta
A cuatro días de la primera vuelta de las presidenciales francesas, las malas noticias se acumulan en torno a Nicolas Sarkozy, y crece la sensación de que el candidato y el sistema de poder conocido como sarkozysmo se están disolviendo como un azucarillo. El clima de final de reinado asoma por todas partes: deserciones en masa de antiguos partidarios (Chirac, tres exministros, conocidos y anónimos); un ritmo frenético de adhesiones públicas a su adversario, François Hollande, por nutridos colectivos de economistas, deportistas, intelectuales y ministrables; la prensa revelando cada vez más errores y síntomas de descontrol del presidente, y las encuestas anunciando no tanto una derrota como un naufragio.
Fuente: CSA y BVA. / EL PAÍS
Cuanto más se acerca el día decisivo, más lejos parece la reelección de Sarkozy. Lo que hace una semana requería un milagro empieza a recordar mucho a una alarma de hundimiento en toda regla. El capitán del Elíseo ha perdido su famoso toque mágico y las últimas encuestas dibujan un panorama oscuro casi negro. Sarkozy pierde terreno, Hollande lo gana, y el presidente queda entre dos y cinco puntos por debajo del socialista para la primera vuelta. De cara a la segunda tanda, del 6 de mayo, la cosa es bastante peor: el líder conservador se hunde en un agujero enorme, de entre 12 y 16 puntos.
Aunque en sus reuniones con los suyos el presidente sigue mostrando una fe sin fisuras, a su alrededor la casa se derrumba. Un sondeo de CSA para el canal de información continua BFM-TV confirmó el martes los temores de los asesores de Sarkozy. Hollande progresa dos puntos, y se afianza en cabeza con un 29%, mientras el líder de la UMP baja hasta el 24%. En un mes, Sarkozy pierde seis puntos. Y Hollande aumenta su ventaja para la segunda vuelta: 58% a 42%.
Una segunda encuesta, de BVA para Orange, mitiga algo los daños, pero sitúa al presidente en el 27,5%, dos puntos por detrás de Hollande en la primera vuelta, y a 12 (56%-44%) en la segunda.
Las estimaciones parecen confirmar lo que se ve a simple vista: que el inquilino del Elíseo no controla la campaña, no solo en el contenido, donde no para de dar bandazos y de copiar ideas a sus adversarios que previamente había denigrado, sino también en los gestos.
El penúltimo desastre ocurrió el domingo y fue revelado el miércoles por Le Canard Enchainé. Antes de darse su gran baño de masas con los militantes de la UMP en el mitin de la plaza de la Concordia de París, en el que reclamó de forma dramática la ayuda del “pueblo” y la “Francia silenciosa” para ganar estas “elecciones históricas”, el presidente almorzó en el lujoso hotel Crillon con un selecto grupo de ricos y famosos pertenecientes al “primer círculo” de la UMP, los millonarios que financian el partido.
El equipo de Sarkozy ha negado que la cita sirviera para recaudar fondos electorales, aunque la sospecha no se ha disipado y el desmentido no evita la sensación de que la estrategia política hace agua. Se trata de los mismos personajes -odiados por muchos franceses- que acompañaron a Sarkozy en la fiesta de la noche electoral de 2007 en la cercana brasserie Fouquet’s. Después de haber pedido perdón por aquel error para presentarse como el “candidato del pueblo”, Sarkozy vuelve a las andadas en el salón Maria Antoinette y en la suite más cara del Crillon, que cuesta 9.500 euros al día.
La cuenta, dice Le Canard, la pagó una pareja de dirigentes de la UMP, quienes aseguran que solo alquilaron la suite para celebrar su aniversario de boda.
La infeliz jornada dominical de Sarkozy dejó otra anécdota deliciosa. Al final del mitin, bajó a estrechar las manos del peuple que lo aclamaba. Nada más empezar, se dio cuenta de que tanta cercanía no era prudente. Dio un paso atrás, y con un gesto rápido se guardó en el bolsillo el reloj Patek Philippe de 55.000 euros que le regaló el año pasado su esposa, Carla Bruni. Luego siguió estrechando manos.
Hollande ironizó en Lille sobre unas cosas y otras al afirmar que el quinquenio de Sarkozy “se abrió en Fouquet’s y termina en el Crillon”. El candidato socialista se mostró más agresivo que otras veces, y prometió que responderá “golpe por golpe” a Sarkozy entre las dos vueltas. El favorito trata de rebajar la impresión de que ya ha ganado, para movilizar a los suyos y evitar que su rival recobre aliento y salga como el más votado de la primera vuelta.
Las encuestas son en realidad menos halagüeñas para los socialistas de lo que parecen, porque una gran masa de ciudadanos se siente muy lejos de la campaña y los estudios predicen que la abstención crecerá. Una cuarta parte de los consultados en la encuesta de BFM TV afirma estar tentada de no votar, y hay un número similar de indecisos.
Los socialistas temen además que las vacaciones escolares, el mal tiempo y el desencanto general bajen la participación respecto a la primera vuelta de 2007, cuando acudió a las urnas el 85% del censo. En todo caso, la esperanza de Hollande es que las encuestas publicadas hace cinco años a estas alturas de campaña casi clavaron el resultado final de la segunda vuelta. Daban a Sarkozy el 52,2%, y ganó con el 53%.
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