El socialismo resucita en Francia
Hollande saca ventaja en primera vuelta y supera a Sarkozy antes de la votación del 6 de mayo
Los franceses castigan con dureza al actual presidente
La deprimida izquierda europea ha empezado a salir del pozo esta noche en Francia. Alejados del poder presidencial desde 1995, los socialistas han salido de la primera vuelta de las presidenciales en una posición de ventaja para volver al Elíseo 17 años después. Con el 99% de los sufragios escrutados y una participación del 80%, el candidato socialista François Hollande ha obtenido el 28,56% de los votos, y se jugará en dos semanas como favorito la segunda vuelta con el actual presidente, Nicolas Sarkozy, que ha pagado su desgaste personal y político en las urnas. El líder conservador ha llegado segundo, con el 27%, cuatro puntos menos de los que logró hace cinco años, y con un récord negativo: es el primer presidente de la V República que no gana la primera ronda en su camino hacia la reelección.
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Revisión de Schengen Las encuestas sitúan a Hollande en cabeza a dos días de la primera vuelta Para salir reelegido, Sarkozy deberá conquistar a los votantes antisistema de la ultraderechista Marine Le Pen, segunda ganadora de los comicios, que lleva al Frente Nacional (FN) a su mejor resultado de su historia, con un 18,12% de los votos.
La tarea no se da por descontada, porque solo el 40% de los electores de Le Pen afirman que piensan apoyar en el desempate a Sarkozy. Las últimas encuestas para la segunda vuelta publicadas apuntan hacia una derrota clara del presidente el 6 de mayo, por una distancia de ocho puntos: 54% para Hollande frente al 46% para Sarkozy.
Con un 18,12% de los votos a su favor, Le Pen ha aparecido este domnigo especialmente crecida, tras elevar la cuota de su partido en su primera cita con las presidenciales más allá de lo que nunca logró su padre y fundador de FN, Jean-Marie Le Pen, quien en 2002 se coló en la segunda vuelta con el 16,7% de los votos y en 2007 bajó hasta el 10% ante el avance de Sarkozy.
El resultado revela que Le Pen roba muchos apoyos a Sarkozy. Pese a que este ha hecho suyas diversas medidas y proclamas del Frente Nacional durante su campaña, el mensaje antisistema de Le Pen ha mantenido toda su pujanza: “Hemos hecho temblar a las élites del país, la batalla de Francia solo ha comenzado, nada será ya como antes”.
Su aspiración es “hacer explotar el sistema político” y, en un futuro no muy lejano, convertirse en la “jefa de la oposición”. Eso significa que prefiere a Hollande como presidente, y que fantasea con una derrota de Sarkozy que le abra la puerta a liderar todas las derechas francesas. El presidente dejará la política si pierde la reelección. Si la hipótesis se cumple, se abriría la madre de todas las batallas en la agitada derecha.
Con una participación estimada del 80%, solo seis puntos menor que la de hace cinco años, Hollande sale reforzado de su primera apuesta presidencial. Consigue la victoria más estrecha que anunciaban las encuestas, pero mejora en dos puntos el resultado alcanzada por Ségolène Royal, su expareja y madre de sus cuatro hijos, hace cinco años. También logra la primera victoria de un candidato de la gauche en una primera vuelta desde la que obtuvo Lionel Jospin —que luego acabaría perdiendo contra Jacques Chirac— hace 17 años, y consigue el segundo mejor resultado alcanzado por un socialista en la primera vuelta, aunque se queda lejos del 34% de Mitterrand en 1988.
Tras votar en su feudo de Tulle (centro del país), Hollande compareció ante los suyos para atribuirse la victoria con la calma que le caracteriza. Vitoreado al grito de “François presidente”, mantuvo su estilo pragmático y su discurso de estadista, subrayó la masiva participación, y dijo con una leve sonrisa y sin el menor triunfalismo: “Estoy en cabeza del primer turno, y es una posición que me honra y me obliga”.
Hollande agregó que el segundo gran dato de esta elección “es que ha sido un castigo para el mandato” de Sarkozy, “que acaba con la reprobación del presidente saliente”. El candidato socialista subrayó que es el candidato de la unidad del país, llamó a los jóvenes a movilizarse por el cambio, y prometió que Europa “volverá a la senda del crecimiento y el empleo” si gana.
Sobre el resultado del Frente Nacional, lo calificó como “un sobresalto para la República”, y recordó que Sarkozy ha hecho el juego a Le Pen centrando la campaña en todos los temas que proponía el Frente Nacional.
Pese a ser tachado de blando por sus rivales, Hollande logró movilizar a sus seguidores con su mensaje de unidad y cambio tranquilo después de una campaña de más de un año, muy inspirada en la que llevó a Mitterrand al poder en 1981. Las apelaciones al voto útil del diputado de la Corrèze funcionaron, y logró rebajar las expectativas de Jean-Luc Mélenchon. El candidato del Frente de Izquierda, apoyado por el Partido Comunista Francés, rozó el 11% de los votos, doblando casi la cifra con la que partió al inicio de la campaña, pero se quedó lejos del 14% previsto en los sondeos.
Desde la plaza de Stalingrado, Mélenchon pidió a los franceses que voten el 6 de mayo “contra el eje Merkel-Sarkozy”, y se atribuyó el hecho de que la derecha haya sumado en 2012 menos votos que en 2007.
El gran perdedor fue el centrista François Bayrou, que con un 9% de los votos se quedó justo en la mitad de apoyos respecto a hace cinco años. Una estimación inicial daba anoche una suma del 45% de los votos a la izquierda y los ecologistas (Eva Joly alcanzó el 2,5%), mientras la derecha moderada sumaba un 37,6%.
La noche fue dura para la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, que siempre confió en llegar primero a la segunda vuelta. El primer ministro, François Fillon, dijo que el resultado “es injusto para los méritos de Nicolas Sarkozy”, pero agregó que el presidente “luchará con toda determinación por la victoria final”.
Sarkozy fue el último de los candidatos en comparecer ante las cámaras. Pero no tardó ni 30 segundos en girar todo a la derecha, convencido de que la ola de proclamas populistas que le ha hecho perder el primer turno será rentable en el segundo. Dijo que el voto había reventado todos los pronósticos de un viraje a la izquierda, y explicó que la cuestión central de estas elecciones son “el respeto de las fronteras, la lucha contra las deslocalizaciones, el control de la inmigración, la seguridad, la familia y el trabajo”.
Además retó a Hollande a celebrar tres debates entre los dos turnos para poder explicar toda la verdad a los franceses, oferta que el candidato socialista rechazó. El único cara a cara entre ambos candidatos será el día 2 de mayo.
Sarkozy no dedicó un segundo a analizar el avance de la ultraderecha y por supuesto ignoró el mensaje de las urnas sobre su propio retroceso. La lucha del segundo turno será apasionante. Nada está resuelto, y los franceses deberán elegir entre dos personalidades totalmente opuestas.
La partida medirá el malestar de muchos ciudadanos con la excesiva e hiperactiva personalidad del presidente saliente, y los feroces mordiscos que la crisis financiera ha dado a la economía gala en los últimos cinco años. ¿El miedo a que vuelva a ganar Sarkozy será más fuerte que el miedo de muchos franceses al mundo exterior y a una posible victoria de la izquierda?
La sensación en los colegios electorales de París, palpada por los enviados de este diario durante el día, era unánime, e incluso los votantes de Sarkozy afirmaban que los franceses están cansados de él y han decidido mandar a casa al presidente
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