Hace rato que México dejó de ser una dictadura”
La escritora Ángeles Mastretta no ha decidido su voto
Confía en las encuestas y cree que ganará Peña Nieto
Ángeles Mastretta (Puebla, 1949) ha retratado México, sus épocas, sus hombres y (sobre todo) sus mujeres a través del periodismo, la poesía y la novela, género en el que ha publicado obras traducidas a una veintena de idiomas: Arráncame la vida, Mujeres de ojos grandes, Maridos...
Pregunta: Defina con una frase a cada uno de los tres candidatos.
Respuesta: Audaz, audaz y audaz. Se necesita audacia para desear el gobierno de nuestro país.
P. ¿Qué le ha parecido lo mejor y lo peor de la campaña?
R. Lo mejor es cuánto nos ha interesado, cómo hemos conseguido aceptar que esto será una elección, que sí depende de la suma de nuestros votos quién llegará a la presidencia. Yo creo que hace rato nuestro país dejó de ser una dictadura. Y hace rato que las elecciones son tales. Por eso creo que vale la pena ir a votar.
P. ¿Cuál es la primera medida que le pediría adoptar al nuevo presidente?
R. Que olvidara la rivalidad y los odios que crean las campañas, que intente con todas sus fuerzas conciliar y acordar con los mexicanos la urgencia de tener un país con menos desigualdades.
P. ¿A quién va a votar? / ¿Quién cree que va a ganar?
R. Todavía no sé. ¿Quién va a ganar? No es asunto de fe. Sí les creo en las encuestas. Aseguran que Peña Nieto.
P. ¿Usted también es 132?
R. No. Ya marché todo lo que pude. Aunque me sigue fascinando el Zócalo.
P. ¿Con qué candidato saldría a cenar?
R. Con los tres. A cada uno con cuatro de sus amigos.Tengo amigos entre los mejores amigos de cada quién. Ya sé que semejante declaración me desprestigia, pero con los amigos y para hablar de México, sí se puede sumar peras con manzanas.
P. ¿Le quita el sueño la posibilidad de un fraude en las urnas?
R. Claro que no. Y les recomiendo que lean a José Woldenberg. Él sabe a cabalidad cuánto ha costado nuestro sueño. Él y los millones de ciudadanos sin partido que trabajarán en las casillas el dos de julio.
P. Complete la frase: "En los últimos 12 años de Gobierno me hubiera gustado que..."
R. Viviéramos en paz. Y creciéramos al diez por ciento anual. Que no fueran necesarios los refugios para quienes sufren violencia en sus casas y que cada uno de nosotros se fuera a dormir con la tranquilidad de que nadie dormirá con hambre. Ni con miedo.
Pregunta: Defina con una frase a cada uno de los tres candidatos.
Respuesta: Audaz, audaz y audaz. Se necesita audacia para desear el gobierno de nuestro país.
P. ¿Qué le ha parecido lo mejor y lo peor de la campaña?
R. Lo mejor es cuánto nos ha interesado, cómo hemos conseguido aceptar que esto será una elección, que sí depende de la suma de nuestros votos quién llegará a la presidencia. Yo creo que hace rato nuestro país dejó de ser una dictadura. Y hace rato que las elecciones son tales. Por eso creo que vale la pena ir a votar.
P. ¿Cuál es la primera medida que le pediría adoptar al nuevo presidente?
R. Que olvidara la rivalidad y los odios que crean las campañas, que intente con todas sus fuerzas conciliar y acordar con los mexicanos la urgencia de tener un país con menos desigualdades.
P. ¿A quién va a votar? / ¿Quién cree que va a ganar?
R. Todavía no sé. ¿Quién va a ganar? No es asunto de fe. Sí les creo en las encuestas. Aseguran que Peña Nieto.
P. ¿Usted también es 132?
R. No. Ya marché todo lo que pude. Aunque me sigue fascinando el Zócalo.
P. ¿Con qué candidato saldría a cenar?
R. Con los tres. A cada uno con cuatro de sus amigos.Tengo amigos entre los mejores amigos de cada quién. Ya sé que semejante declaración me desprestigia, pero con los amigos y para hablar de México, sí se puede sumar peras con manzanas.
P. ¿Le quita el sueño la posibilidad de un fraude en las urnas?
R. Claro que no. Y les recomiendo que lean a José Woldenberg. Él sabe a cabalidad cuánto ha costado nuestro sueño. Él y los millones de ciudadanos sin partido que trabajarán en las casillas el dos de julio.
P. Complete la frase: "En los últimos 12 años de Gobierno me hubiera gustado que..."
R. Viviéramos en paz. Y creciéramos al diez por ciento anual. Que no fueran necesarios los refugios para quienes sufren violencia en sus casas y que cada uno de nosotros se fuera a dormir con la tranquilidad de que nadie dormirá con hambre. Ni con miedo.
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