Pirlo redime a Balotelli
Italia elimina en los penaltis a Inglaterra con un lanzamiento a lo Panenka del centrocampista y una parada de Buffon a Cole
La Azzurra se enfrentará en semifinales a Alemania
Muy sorprendente durante el torneo, sobre todo por su capacidad
agonística y resolutiva, Inglaterra volvió a ser reconocible en la rueda
de penaltis, una suerte que históricamente le ha sido esquiva en las
grandes citas. Solo ha ganado una tanda sobre seis: fue en 1996 contra
España. Esta vez claudicó ante Italia, que fue más equipo y tuvo más
ocasiones, nada que ver con su versión más clásica. Italia parecía
Inglaterra e Inglaterra era Italia. Hasta los penaltis.
Ahora que ha encontrado el balón, Italia no da con la portería. Le perdonó la vida a Inglaterra. No tiene un delantero goleador y Prandelli solo se fio de Balotelli, genial en lo imposible y torpe en lo simple, anárquico y sin capacidad para interpretar el juego, negado ante Hart, su compañero en el City. Tampoco estuvo fino Rooney, fuera de juego, de manera que no sorprendió que por primera vez un partido del torneo acabara 0-0.
Italia: Buffon; Abate (Maggio, m. 91), Barzagli, Bonucci, Balzaretti; Marchisio, Pirlo, Montolivo, De Rossi (Nocerino, m. 80); Balotelli y Cassano (Diamanti, m. 78).
Penaltis: 0-1. Balotelli; 1-1. Gerrard. 1-1. Montolivo (fuera). 2-1. Rooney. 2-2. Pirlo. 2-2. Young (al larguero). 2-3. Nocerino. 2-3. Cole (para Buffon). 2-4. Diamanti.
Árbitro: Pedro Proença (POR). Mostró la cartulina amarilla a Barzagli y Maggio.
Inglaterra empezó el partido en el área pequeña de Italia, una imagen
sorprendente, propiciada sobre todo por el desequilibrio que creaban
las llegadas de Johnson. Los muchachos de Hodgson contaron hasta cuatro
oportunidades en un cuarto de hora, y si no marcaron fue porque no
atinaron en el último pase o en el remate. Y cuando enfocaron la
portería, se toparon con la mano izquierda de Buffon.
Alegres, los ingleses se desplegaban de forma muy organizada y directa, muy a gusto con el encuentro, como si fuera un regalo inesperado después de llegar de incógnito y de manera improvisada a la Eurocopa. Han crecido en el campo de entrenamiento y en la cancha, cada vez más solidarios y compactos, capaces de competir con los italianos, que llevan jugados mil y un encuentros como el de Kiev, muy exigentes.
A Italia le costó un buen rato entrar en el encuentro después de que De Rossi rematara a la madera con un espléndido zurdazo desde la media distancia. Muy esmerado en la salida del balón, el equipo de Prandelli no conseguía alcanzar el área de Inglaterra, hasta que compareció Pirlo. Muy poco a poco, de forma paciente, los azzurri sacaron a los ingleses de su cancha y empezaron a conectar con el imprevisible Balotelli.
Al delantero italiano le sobró tiempo y espacio para el remate y le faltó oficio, circunstancia que facilitó los bloqueos de Terry, sobre todo en un pase filtrado precioso de Pirlo. No acertaba Balotelli a poner el punto y final de las jugadas de Italia y tampoco sumaba Ashley Young para Inglaterra, bien manejada por Gerrard. El extremo era el eslabón perdido de un ataque made in Manchester United: Rooney-Welbeck.
Las llegadas se alternaron hasta que, mediado el descanso, los italianos controlaron el partido y empezaron a apuntar a Hart. Los tiros se sucedieron y también las oportunidades, sobre todo una desaprovechada por Rossi y la mayoría mal definidas por Balotelli. Las respuestas del delantero son desesperantes en las situaciones extremas, como si no tuviera capacidad de reacción, siempre a cámara lenta cuando está de cara a gol.
Italia tenía nuevamente un problema muy serio con sus delanteros, incapaces de convertir las asistencias de sus centrocampistas, igualmente negados ante la portería. Inglaterra fue sobreviviendo, siempre a contracorriente, pendiente de una contra, confiada en su defensa y portero, buscando aire con nuevos delanteros como Walcott y Carroll, aguardando una jugada de estrategia para el pie del derrengado Gerrard.
Aguantó Inglaterra e Italia, cada vez más fatigada, ya nada hizo para evitar la prórroga, ni siquiera Prandelli, que no sacó a ningún delantero, como tampoco intervino el árbitro, que se desentendió de los agarrones en las áreas en los córners. El tiempo añadido prolongó la sensación ya vivida durante muchos momentos del partido: los ingleses defendían como italianos y los italianos atacaban como ingleses.
Así las cosas, después que Diamanti rematara por segunda vez a la madera, solo faltaba por contrastar si el intercambio de papeles también se confirmaba en la rueda de los penaltis. Y allí se recuperó la normalidad. Imposible superar en un momento tan dramático a un portero como Buffon y a un especialista como Pirlo, que se marcó un tiro a lo Panenka, un gesto que no mereció más réplica que el derrumbe de Inglaterra y la clasificación de Italia, que ahora acude ya al encuentro de Alemania en las semifinales.
Ahora que ha encontrado el balón, Italia no da con la portería. Le perdonó la vida a Inglaterra. No tiene un delantero goleador y Prandelli solo se fio de Balotelli, genial en lo imposible y torpe en lo simple, anárquico y sin capacidad para interpretar el juego, negado ante Hart, su compañero en el City. Tampoco estuvo fino Rooney, fuera de juego, de manera que no sorprendió que por primera vez un partido del torneo acabara 0-0.
INGLATERRA, 0 – ITALIA, 0
Inglaterra: Hart; Johnson, Terry, Lescott, Ashley Cole; Milner (Walcott, m. 61), Parker (Henderson, m. 94), Gerrard, Young; Rooney y Welbeck (Carroll, m. 61).Italia: Buffon; Abate (Maggio, m. 91), Barzagli, Bonucci, Balzaretti; Marchisio, Pirlo, Montolivo, De Rossi (Nocerino, m. 80); Balotelli y Cassano (Diamanti, m. 78).
Penaltis: 0-1. Balotelli; 1-1. Gerrard. 1-1. Montolivo (fuera). 2-1. Rooney. 2-2. Pirlo. 2-2. Young (al larguero). 2-3. Nocerino. 2-3. Cole (para Buffon). 2-4. Diamanti.
Árbitro: Pedro Proença (POR). Mostró la cartulina amarilla a Barzagli y Maggio.
Alegres, los ingleses se desplegaban de forma muy organizada y directa, muy a gusto con el encuentro, como si fuera un regalo inesperado después de llegar de incógnito y de manera improvisada a la Eurocopa. Han crecido en el campo de entrenamiento y en la cancha, cada vez más solidarios y compactos, capaces de competir con los italianos, que llevan jugados mil y un encuentros como el de Kiev, muy exigentes.
A Italia le costó un buen rato entrar en el encuentro después de que De Rossi rematara a la madera con un espléndido zurdazo desde la media distancia. Muy esmerado en la salida del balón, el equipo de Prandelli no conseguía alcanzar el área de Inglaterra, hasta que compareció Pirlo. Muy poco a poco, de forma paciente, los azzurri sacaron a los ingleses de su cancha y empezaron a conectar con el imprevisible Balotelli.
Al delantero italiano le sobró tiempo y espacio para el remate y le faltó oficio, circunstancia que facilitó los bloqueos de Terry, sobre todo en un pase filtrado precioso de Pirlo. No acertaba Balotelli a poner el punto y final de las jugadas de Italia y tampoco sumaba Ashley Young para Inglaterra, bien manejada por Gerrard. El extremo era el eslabón perdido de un ataque made in Manchester United: Rooney-Welbeck.
Las llegadas se alternaron hasta que, mediado el descanso, los italianos controlaron el partido y empezaron a apuntar a Hart. Los tiros se sucedieron y también las oportunidades, sobre todo una desaprovechada por Rossi y la mayoría mal definidas por Balotelli. Las respuestas del delantero son desesperantes en las situaciones extremas, como si no tuviera capacidad de reacción, siempre a cámara lenta cuando está de cara a gol.
Italia tenía nuevamente un problema muy serio con sus delanteros, incapaces de convertir las asistencias de sus centrocampistas, igualmente negados ante la portería. Inglaterra fue sobreviviendo, siempre a contracorriente, pendiente de una contra, confiada en su defensa y portero, buscando aire con nuevos delanteros como Walcott y Carroll, aguardando una jugada de estrategia para el pie del derrengado Gerrard.
Aguantó Inglaterra e Italia, cada vez más fatigada, ya nada hizo para evitar la prórroga, ni siquiera Prandelli, que no sacó a ningún delantero, como tampoco intervino el árbitro, que se desentendió de los agarrones en las áreas en los córners. El tiempo añadido prolongó la sensación ya vivida durante muchos momentos del partido: los ingleses defendían como italianos y los italianos atacaban como ingleses.
Así las cosas, después que Diamanti rematara por segunda vez a la madera, solo faltaba por contrastar si el intercambio de papeles también se confirmaba en la rueda de los penaltis. Y allí se recuperó la normalidad. Imposible superar en un momento tan dramático a un portero como Buffon y a un especialista como Pirlo, que se marcó un tiro a lo Panenka, un gesto que no mereció más réplica que el derrumbe de Inglaterra y la clasificación de Italia, que ahora acude ya al encuentro de Alemania en las semifinales.
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