Paraguay: de golpe, legal y televisado
Por Asier Hernando (@asierhm) de Ofam Sudamerica
Paraguay es un país eminentemente rural,
controlado por sojeros y ganaderos que lo han dominado por décadas a
través del partido colorado, primero con dictadura y después con una
democracia muy debilitada. La victoria del Presidente Lugo fue siempre
una piedra incómoda en su zapato que querían apartar. La oportunidad
llego el 15 de junio tras la muerte de seis policías y once campesinos
durante el desalojo de un grupo de sin tierras de la hacienda del
político y empresario Blas Riquelme.
Mientras los ojos del mundo estaban
pendientes del cierre de Río+20, en su país vecino, su presidente, de
golpe y en vivo y en directo, estaba a punto de ser destituido a través
de un juicio político express por parte del Senado. Senado
dominado por las élites paraguayas que veían en riesgo sus privilegios
ante su falta de control del aparato electoral de cara a las próximas
elecciones.
La Constitución del Paraguay en su Artículo 225 establece:“El
Presidente de la República,(…) solo podrán ser sometidos a juicio
político por mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el
ejercicio de sus cargos o por delitos comunes”. Al Presidente Lugo
se le ha acusado de apoyar una concentración política donde jóvenes
instigaron a la lucha de clases, fomentar las recientes invasiones de
tierras o no ser capaz de reducir la inseguridad. Acusaciones
rocambolescas en un proceso que ha sido cuestionado por la OEA de
"juicio sumario" que, aunque "apegado a la ley", no parece cumplir con
el derecho a la legítima defensa y por UNASUR de “golpe parlamentario”.
El Presidente Lugo fue incluido por EEUU dentro del saco de los populistas,
una condena que te expone a sufrir lo más parecido a un golpe de estado
en aras de la democracia, la paz social, la justicia y la prosperidad,
eso sí, constitucional y legal. Ya es, junto con Honduras, el segundo
país en América Latina que lo ha sufrido y han sido varios los intentos
como el de Bolivia.
Quien conozca Paraguay y le inquieten
las enormes desigualdades y pobreza que sufre el país siente estos días
una enorme indignación. El país, atrapado entre los intereses de sus
gigantes vecinos y de las transnacionales de la producción de alimentos
como Cargill, ha sufrido la dictadura más larga de la región, se pelea
por ser el país más corrupto del mundo, sufre de las mayores
desigualdades en el acceso a la tierra de América Latina y está entre
los más pobres. El Presidente Fernando Lugo, con todos sus defectos,
supuso una enorme esperanza para los más desfavorecidos. Logró que
personas que nunca había tenido acceso a la sanidad pudieran recurrir a
ella, incrementó la inversión en los castigados campesinos y se propuso
una reforma fiscal que redujera las enormes inequidades.
Ahora Paraguay entra otra vez en el
túnel oscuro del que parecía que comenzaba a salir y puede ser un
contrapunto en una Sudamérica que avanza en la reducción de la pobreza y
desigualdades. Lo vuelven a gobernar los que siempre lo han hecho con
puño de hierro y de espaldas a los más desfavorecidos. Pero la semilla
está sembrada, el pueblo paraguayo sabe que tiene una nueva oportunidad
con las próximas elecciones y no permitirá que una pequeña élite
gobierne el país a su antojo.
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