Desde hace más de cien años, la figura masculina, y sobre todo la imagen paterna, a entrado en un franco declive. El mundo moderno ha cambiado las estructuras patriarcales poco a poco, esto no ha sido una concesión graciosa de los varones en favor de las mujeres, ha sido el resultado de una larga lucha de las mujeres acompañadas de algunos hombres feministas.
Los hombres nos hemos empezado a sentir inútiles frente a las mujeres liberadas de las tutelas masculinas y de las dependencias económicas. Faltan mayores cambios es algo indudable, pero la lucha feminista continúa.
Existe un terreno delicado en el cual también la presencia masculina es poco menos que simbólica, que es en el terreno de la procreación. Muchas mujeres modernas deciden por cuenta propia ser madres sin el concurso de los varones.
Los médicos compiten fuertemente con los varones para ver quien es más importante en el drama de la procreación. El resultado de esa contienda está asegurado: no sólo gracias a lo que la medicina puede hacer, sino gracias a lo que los alumnos y discipulos de la escuela del mercado de la sociedad de consumo esperan y desean que la medicina haga. Hay un enorme avance en lo que se denomina: "Fertilidad asistida" e "Inseminación artificial", "reproducción in vitrio", etcétera.
La cautivante perspectiva que nos espera a la vuelta de la esquina es la posibilidad de "elegir un hijo por catálogo", eso si de un extenso repertorio de atractivos donantes de sémen, tal y como los consumidores contemporáneos están acostumbrados a comprar a través de Internet o por el correo, porqué no adquirir así un hijo en el momento en que ella se decida. Para eso existen los "Bancos de Sémen" en todo el mundo moderno.
El aumento acelerado de mujeres que deciden voluntariamente ser madres solteras, donde no inquieta la ausencia de un "padre" para ese hijo deseado por ella solamente, marca una tendencia muy fuerte en el mundo occidental e industrializado. Estas mujeres con independencia económica y un desarrollo personal admirable, desean ser madres en edades superiores a los treinta y cinco años, pero no aspiran a tener una pareja que las oprima y les indique qué deben hacer y pensar.
El fenómeno sociológico, antropológico y psicoanalítico es que la socialización de esos pequeñines, que son criados por sus madres exclusivamente (o por las abuelas materna, también), tendrán una figura masculina eclipsada concientemente, donde se demostrará que los varones son prescindibles en cualquier caso. Un duro golpe al narcisismo masculino occidental, que todavía resuena en muchos egos que conocemos.
No hay la menor duda, urge cambiar las estructruras de muchas instituciones sociales, como la familia y el matrimonio tradicional, y eso lleva tiempo, siglos diría yo, pero no hay que detener la inercia que ya empezó.
¿Cómo se forma un varoncito en el seno materno y luego se forma como individuo sin la figura masculina que sirva de espejo?
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