En esta época posmoderna surge un tema fundamental: la dificultad que plantean las relaciones entre padres e hijos. Las familias que aun se mantienen unidas tienen el conflicto de cómo tratar a los hijos de cualquier edad, esto se agrava cuando la pareja se disuelve, porque los chicos quedan regularmente bajo la custodia de la madre y el padre por lo tanto se aisla del contacto físico de sus hijos.
Esto para el hombre constituye una enorme herida en su corazón el tener que separarse también de los hijos, cuando lo único que deseaba era liberarse de buena gana de su mujer.
Tras una separación de pareja, algunos padres casi ya no ven a sus hijos, algunos ya no pagan la pensión alimentaria o se las arreglan para reducirla al mínimo. Otros se ven con sus hijos con cierta regularidad, pero sin implicarse en su educación y sin desempeñar un papel de autoridad delegado en la madre.
Otros padres quieren ocuparse plenamente de sus hijos en igualdad con su madre, y hacen mucho. Estos hombres que, cuando estaban en pareja, habían dejado que su mujer se ocupara de la organización del hogar y de la educación de los hijos, dirigen entonces hacia sus hijos toda la energía que habían depositado en sus pareja. Desplazan la rivalidad con su ex-esposa al plano de la paternidad y tienden a ocuparse de sus hijos con pasión y exclusividad.
Si muchos hombres reclaman la tutela de los hijos, a veces es con un deseo sincero de ocuparse de ellos, pero a menudo es también para quitarse la culpa que los agobia.
en los divorcios, con el propósito de rehabilitar a los padres, los jueces de familia conceden cada vez más lo que se llama la custodia alterna. Los padres que obtienen este tipo de custodia alterna, descubren lo difícil que es ocuparse de la vida cotidiana de los hijos, tienen que realizar grandes ajustes en su cotidianeidad.
Profunda transformación de las relaciones hombre/mujer, crisis de identidad entre los varones: los tiempos han cambiado sustancialmente para todos los individuos. Algo digno de mencionarse y alabarse es el hecho de las nuevas generaciones que han cambiado lo que antes hacían sus padres: son más atentos y están mejor dotados para la palabra, porque sus padres no hablaban casi nada en el interior de la familia, no podían expresar sus sentimientos y emociones.
Las nuevas generaciones de varones se han apropiado de las cualidades llamadas "femeninas", como el diálogo, la capacidad de escuchar, la ternura, la intuición y la sensibilidad. Los más jóvenes se compromenten a fondo con el modelo de la igualdad entre los sexos, compartiendo las tareas del hogar y los cuidados de los hijos, y se adaptan a compañeras que se han vuelto más exigentes.
Algunos jóvenes varones se feminizan, incluso pueden convertirse en "metrosexuales"; pero, en este caso, las mujeres pueden reprocharles no ser lo bastante viriles y fuertes, como en el modelo antiguo de "puros machos".
El concepto reciente de los jóvenes metrosexuales, se refiere a esos chicos que se han feminizado en su arreglo corporal y en sus atuendos, son personas dedicadas exclusivamente a su cuidado personal y a su vivienda, todo lo hacen con buen gusto y dedicaión, pero al mismo tiempo rehuyen las relaciones comprometedoras con personas del sexo opuesto.
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