Si son millones los seres humanos que padecen de depresión, es posible que ellos estadísticamente sean considerados la mayoría y por lo tanto representen la normalidad. Es tan común el hecho de que muchas personas padezcan de depresión para considerar esta reacción como algo normal, mientras que no afecte sustancialmente las actividades cotidianas de los individuos.
Aunque se puede considerar como normal, desde el punto de vista estadístico, no se puede afirmar que es un estado saludable.
En realidad no podemos esperar que un ser humano esté siempre alegre. Ni siquiera los niños están continuamente alegres. Pero el mero hecho de que de vez en cuando alcancemos altos grados de alegría no explica la depresión. Para funcionar relativamente en forma sana, hay que sentirse bien.
Una persona sana emocionalmente se siente bien la mayor parte del tiempo en las actividades que realiza a lo largo del día, sus relaciones, su trabajo, su descanso y sus movimientos. Su placer, en un momento dado, puede inclusive alcanzar el éxtasis, y de vez en cuando también experimentará dolor, tristeza, frustración y decepción.
La clave de la depresión es que la persona no responde, es incapaz de hacerlo. Nada es capaz de evocar en la persona deprimida una respuesta positiva. Si se le plantea lo siguiente: Te invito a viajar a Europa con todos los gastos pagados, la respuesta clásica del deprimido será esta: no me interesa en lo más mínimo. La perspectiva de gozar y tener placer solo servirá, en muchos casos, para ahondar la depresión.
Antes de seguir avanzando en este tema, hay que decir que el origen de la depresión puede ser orgánico, un asunto meramente de mal funcionamiento bioquímico y eso se "resuelve" con medicamentos antidepresivos. En México tuvimos un presidente que tenía depresión crónica, por lo que siempre estaba sedado bajo el medicamente llamado PROZAC, él veía todo color de rosa, esa era su realidad en su propia cabeza.
Aquí nos ocuparemos de la depresión cuyo origen es estrictamente emocional, psicosomático, pués.
En casos de depresión profunda la pérdida de respuesta frente al mundo es claramente evidente. Una persona gravemente deprimida puede sentarse en una silla y estar con la mirada perdida muchas horas, sin moverse. Puede pasarse acostado en la cama gran parte del día, inmóvil, incapaz de encontrar energía para integrarse a la corriente de la vida.
En general nos referiremos a casos de personas con depresión leve, que siguen funcionando en la realidad como pueden, pero muy insatisfechos con lo que hacen y con lo que los rodea.
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