Literatura contemporánea sufre anorexia: Reig
El Premio Tusquets considera que muchas de las historias publicadas por sus congéneres son historias "light, que no toman riesgos". Las novelas se hacen "con palabras" que requieren un trabajo intenso.
México, DF. "La literatura contemporánea sufre de anorexia", opina el escritor español Rafael Reig, autor de Todo está perdonado, la novela con la que ganó el VI Premio Tusquets Editores.
Para el escritor nacido en Asturias en 1963, muchas de las obras publicadas por sus congéneres "son historias light" que no toman riesgos y, por el contrario, él se define como "un artesano" convencido de que "las novelas se hacen con palabras" que requieren un trabajo intenso.
"Con el mismo dinero te compras un folio y un lápiz y puedes hacer una novela de vaqueros, El Quijote o La Divina Comedia. Desde luego, hay que tener ambición. A mi generación lo que le critico es la falta de ambición; muchos escritores parecen preocupados por hacer las novelas que van a gustar", dice el autor en entrevista con Dpa.
"Prefiero un fracaso espectacular, es decir, equivocarme en la dirección correcta, que acertar en la dirección equivocada. En ese sentido, yo estoy fracasando cada vez mejor", agrega.
En Todo está perdonado, su prosa abigarrada y barroca narra la historia de una familia a lo largo de 60 años, marcada por la Guerra Civil española y luego por lo que se denominó la transición, en la que no faltan intrigas policiales y referencias al futbol, un deporte que a Reig no le llama mucho la atención pero que decidió estudiar para escribir su obra.
"Mi libro es una especie de profecía y por momentos parece el evangelio de los 'indignados'. Al final, la tortilla puede dar la vuelta pero arriba siempre están los mismos", explica.
Doctorado en Filosofía y Letras y en Literatura, su novela Sangre a borbotones, de 2002, recibió el Premio de la Crítica en Asturias, al tiempo que fue elegida por la Fundación Lara entre las cinco mejores de España de ese año.
Para escribir, Reig cree que hace falta una "vanidad absoluta, que nos haga pensar que cuando nos sentamos frente a la máquina somos capaces de hacer algo comparable con Franz Kafka y James Joyce, esos sueños de grandeza por medio del cual nos preguntamos ¿llamarán de Suecia este año?", expresa divertido.
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