El tema migratorio al margen
Arturo Balderas Rodríguez
Fue interesante advertir que el tema de la crisis económica pasó a un segundo término en el más reciente debate entre los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos el miércoles pasado. Sólo se refirieron a cuestiones económicas para destacar sus cualidades como conservadores puros cuando se ha tratado de aprobar propuestas de ley que fortalecen los valores del libre mercado y atacar a sus contrincantes cuando hicieron lo contrario. No fue extraño el sesgo en momentos en que la economía ha dado señales de crecimiento y la ocupación empieza a repuntar, en parte como consecuencia de las iniciativas económicas de la actual administración. Tratando de evitar caer en la trampa de atacar un programa económico que, con todo lo que se diga en contra, logró detener la implosión económica del país. En cambio los temas sociales, como la religión y el aborto, ocuparon buena parte del debate, porque son los que en estos momentos tienen mayor impacto entre el electorado conservador.
Por razones distintas, otro de los temas que pasó casi inadvertido fue el migratorio. No obstante que el debate se efectuó en Arizona, el estado más polémico en cuestiones migratorias, los precandidatos se concretaron y coincidieron en repetir aquellas propuestas que tienen mayor atractivo entre los electores más conservadores. Tal vez el summun de ellas es la expresión de Mitt Romney, quien ha dicho que la mejor política migratoria es “hacerle la vida imposible a los indocumentados”.
Esto se traduce en perseguirlos en su lugar de trabajo y deportarlos, negarles servicios médicos, impedir que sus hijos reciban educación, evitar que se les rente vivienda, negarles cualquier tipo de servicio público y un largo etcétera. De entre los asistentes, quien no pudo ocultar su sonrisa fue el sheriff Joe Arpaio, conocido por la saña con la que ha perseguido a los migrantes, a quien los cuatro precandidatos se refirieron como un ejemplo a seguir.
Los cuatro sobrevivientes de una precampaña que empezó en agosto del año pasado, acusaron a la administración del presidente Barack Obama de no haber hecho nada por detener el flujo de inmigrantes indocumentados. En su obsesión por atacarlo no reconocen que en el reciente año se deportaron más personas que en todos los años del gobierno anterior. Tampoco han tomado nota de que la presencia de la guardia nacional ha sido constante a lo largo de toda la frontera, coadyuvando en la labor de vigilancia que la patrulla fronteriza realiza. Por esa razón y por la crisis económica en Estados Unidos, la inmigración indocumentada ha disminuido sensiblemente, cuestión que tampoco fue mencionada por ninguno de ellos. Pese a esos hechos concretos, insisten en que se aplique una política aún más dura en contra de los trabajadores indocumentados. Tal vez la comunidad latina debería tomar nota de las obsesiones republicanas cuando acuda a votar el próximo noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario