En nuestra mente hay muchos secretos escondidos"
El autor alemán Sebastian Fitzek, calificado por la crítica como el nuevo valor del terror psicológico, presenta en España su thriller 'El experimento'
Intenta aislarse de las cifras y las etiquetas. Pero lo cierto es que Sebastian Fitzek, que ha vendido más de un millón de libros en Alemania, ya es catalogado por la crítica y la premsa del país como el nuevo maestro del terror psicológico, un género que conoce a la perfección y que ahora vuelve a poner de moda con su última novela, `El experimento´. El libro narra la historia de un asesino en serie, cuyo sello personal es la aniquilación total de las emociones y la mente de tres mujeres, enterrándolas vivas dentro de su propio cuerpo. Fitzek se pregunta el porqué de cada una de las cosas que nos rodean, algunas de difícil explicación, y la literatura le sirve de terapia, incluso para superar el miedo de aquello que le inquieta, como despertarse en medio de una operación.
El autor alemán considera que la presión que ejerce actualmente la sociedad puede llevar a muchas mentes a “desconectarse” de la realidad, pero no cree que eso signifique necesariamente un aumento de las personas malvadas. Fitzek nos confiesa que hay un joven director afincado en Barcelona que se ha interesado por llevar una de sus novelas al cine, y nos adelanta la que será su nueva pesadilla literaria: un psicothriller protagonizado por un sonámbulo que graba lo que hace cuando se despierta por la noche y descubre que en su habitación hay una puerta secreta. Más miedo, más inquietud, más literatura para disfrutar o sufrir, según sea su fortaleza mental.
-¿Cuándo empezó a interesarse por la mente humana?
-Descubrí que un buen amigo que tengo desde hace muchos años tenía una doble vida. Había sufrido problemas mentales y esto le hacía llevar esta doble vida. Me lo confesó tras 5 o 6 años de amistad y recuerdo que fue a partir de ese momento cuando me empecé a implicar en los secretos que se podían esconder en la mente humana. Te pondré un ejemplo. Él me dijo que tenía una hija y muchos años más tarde descubrí que era mentira, que no tenía ninguna hija.
-Preocupante ¿Es una enfermedad mental más, o la presión que ejerce la sociedad puede acabar con trastornos de esta tipología?
-Las dos cosas pueden influir. Todos nos preguntamos qué es lo que realmente tenemos en nuestro cerebro. Cuando sufrimos una acumulación de problemas, muchas veces no sabemos si estamos soñando, si estamos despiertos, etc. Hay preguntas básicas que nos hacemos como, quiénes somos o qué es lo que hacemos en este planeta. También es cierto que la sociedad ejerce una fuerte presión y es muy fácil que una mente se pueda perder.
-¿Qué es lo que más le atrae de la psique humana?
-Siempre hago una comparación con la profundidad del mar. Sabemos que existe, sabemos que allí abajo hay muchos tesoros, pero casi nunca nadie ha llegado hasta allí. Esto es lo que pasa con la mente humana, tenemos cosas muy profundas en nuestro subconsciente y, en consecuencia, en nuestra mente hay muchos secretos escondidos. Eso me fascina.
-Usted se ha atrevido a penetrar en esta profundidad que describe metafóricamente. ¿Se ha encontrado con algún límite?
-En mi mente yo puedo pensar que en estos momentos desapareces. Hace tiempo escuché la historia de una chica francesa que era ciega y cuando la trataron en un hospital descubrieron que tenía una múltiple personalidad y que una parte de ella no sufría esa enfermedad. No son fantasías, son cosas que pasan, pero que solo pasan en nuestra mente. No hay límites.
-¿Llegará el día en que lo sepamos todo sobre nuestro cerebro o la mente seguirá siendo una gran desconocida?
-El problema es que intentamos descubrir nuestro cerebro a través de nuestro cerebro, y esto es imposible, nos encontramos con la máxima del huevo y de la gallina.
-¿Con todo lo que ha tenido que investigar para documentar científicamente sus novelas sabe ya dónde está el límite entra la cordura y la locura?
-La definición de locura y cordura es la definición de la sociedad, es muy difícil decir quién es excéntrico, quién está loco o quién es una persona con sentido común. En otro siglo, a los cantantes de rock los hubieran matado, porque son muy excéntricos, son fronteras muy flotantes, no se puede definir con palabras. Si Jesucristo apareciera hoy lo internarían en un psiquiátrico.
-¿Cuáles cree que son los miedos universales que tiene la humanidad?
-Hay muchas cosas que nos dan miedo, aunque la mayoría de ellas están relacionadas con la pérdida de nuestra identidad, y si eso pasa, estar vivo es quizás mucho peor que morir porque nos inquieta mucho el hecho de no tener el control sobre nuestro propio cuerpo o vida. Si perdemos los recuerdos o la identidad, es como si estuviéramos muertos.
-El erotismo atrae a la gente porque es un arte que muestra hasta un límite, lo otro hay que imaginarlo. ¿La clave del terror psicológico es hacer que la gente pase miedo por algo que solo imagina y no sabe qué demonios es?
-Cuando hago un thriller psicológico la imagen que tengo es la de estar observando por la mirilla de una puerta, no vemos toda la imagen entera. Lo que a mí me gusta es, a partir de aquí, desarrollar una escena que es cruel. Hay libros que son crueles y explícitos, y lo son porque en el cerebro del lector ya existen estas imágenes. A mí no me gustar ser cruel para crear un efecto. El primer capítulo del libro es cruel porque pretende demostrar que puede ser muy cruel encontrarse atrapado dentro del cuerpo y no poder decidir o saber si estás despierto o dormido. Es cierto que las películas que solo encadenan escenas de sexo son pornográficas, y hay una línea muy fina entre el erotismo y la pornografía. También pasa con el terror.
-¿La muerte más cruel es aquella que no tiene una explicación lógica, la de un asesino que mata sin motivo?
- Es cierto que hay personas malvadas que cometen un crimen y a priori no tiene ninguna explicación. Pero si a mi me gustan las historias de terror es porque quiero estudiar los motivos de la muerte, y las razones que tiene la gente para matar, ya que quiero pensar que siempre las tiene. La gente que lee estas escenas, que pueden ser crueles, no es porque encuentren placer en ello, sino porque cuando cierran el libro se pueden enfrentar de una manera más fácil a sus miedos reales.
-¿Se siente especialmente atraído por la gente malvada?
-Como autor intento entender qué pasa por la mente de un asesino o de un psicópata, por qué algo puede ser bueno o malo a los ojos de una persona. Está claro que en la vida real es un ejercicio que no es tan bueno. Cuando leo alguna noticia que hace referencia a algún asesino, lo primero que pienso es por qué lo ha hecho, aunque puede ser que no haya ninguna explicación. Es algo que me fascina como autor para luego poder explicar las historias, nada más.
-Todos tenemos nuestro lado oscuro. ¿Quiere decir eso que podríamos estar expuestos a convertirnos en psicópatas si la circunstancias nos presionan en exceso o eso solo son excepciones sociales?
-Sí, estoy de acuerdo en que todos tenemos este aspecto más oscuro en nuestra vida. Hay un test antiguo que pedía a la gente en un supermercado si preferiría hacer una torre con latas o sacar la última lata de una torre hecha para que todo se viniera abajo. Mucha gente tenía el instinto destructivo. Pero no por este instinto que todos tenemos podemos llegar a ser asesinos en serie o psicópatas, hay mentes que están perturbadas o simplemente pueden tener una enfermedad importante, como un tumor cerebral. Pienso que siempre hay una causa para hacer el mal, aunque exista gente que sea malvada desde los inicios de su vida.
-¿La crisis que estamos viviendo ha aumentado los casos de personas que han descontrolado su mente?
-Tiene una influencia en el incremento de la delincuencia, está claro, pero eso no quiere decir que haya más perturbados mentales. El paro hace que se aumente el consumo de alcohol, de drogas, que haya más robos, son cosas que van en contra de la salud. Lo que sí que creo que aumentará con la crisis es la esclavitud humana, puede ser que aumente el número de secuestros de mujeres para que trabajen como esclavas sexuales en otro país, por poner un ejemplo. Pero no veo una relación directa de la crisis con el aumento de asesinatos. La sociedad en la que estamos es cada vez más difícil de entender, y es muy fácil que la gente se pierda y se vuelva un poco más “loca”.
-¿Cree que es posible entrenar nuestra mente para no tener o pasar miedo?
-Sí que se puede formar a la mente para que no sufra, también se la puede entrenar a tolerar situaciones extremas. Esto es algo que ya se hace en determinados ejércitos, por ejemplo. También se puede retirar la amígdala del cerebro que es en donde reside el miedo, y de esta manera no sentiríamos miedo, aunque no te sabría decir cuáles serían los efectos secundarios. (Sonríe).
-¿Conoce clínicas psiquiátricas donde hagan experimentos como el que usted expone en su libro u otros nocivos para la salud humana?
-En los años 50 o 60 ya se hablaba de experimentos extremos en clínicas de los Estados Unidos para controlar la mente del enemigo. Esto actualmente es un problema, porque si haces un experimento a una persona se lo tienes que decir, algo que no siempre es así. Siempre hay gente que quiere saber la verdad y la busca, y por ello se sabe que existen. Hay autores que hablan de ello de forma abierta.
-Una persona que es capaz de escribir libros de esta crueldad, ¿a qué le tiene miedo?
-Tengo miedo a muchas cosas, por ello tengo la sensibilidad de escribir sobre ellas. Me da miedo el dentista, por ejemplo. Otra cosa que me da mucho miedo es que me operen, que me despierte y no poder expresar lo que pienso o siento. Uno de los temas a la hora de escribir es pensar, ¿qué haría si esto me pasara a mí? Si no tuviera estos miedos no podría escribir, para mí es como una terapia. Los lectores también tienen miedo pero me leen, y es que cuando se habla de ello es como si estos miedos ya no fueran los mismos, también es una terapia, un trabajo para ellos. El lector no es ningún psicópata, y espero que el autor tampoco lo sea.
-Yo también lo espero.
-Imagino (Ríe).
-Muchos hablan de usted como el maestro actual del terror psicológico en Alemania. ¿Eso es un orgullo o le produce terror psicológico de cara a sus futuras novelas?
-Sí, es cierto que se me describe así, pero a mi no me gusta pensar en esto. La premsa me define así, pero a mi solo me gusta porque el libro funciona y esto me permite seguir escribiendo más novelas. Tengo mucha suerte de poder vivir de esto, eso es todo. No soy ninguna leyenda ni el padre de nada, para mi una leyenda es Stephen King.
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