Pasaron cosas de las que no quiero ni hablar”
Mourinho rehúye explicaciones y lanza insinuaciones vagas sobre “las primeras jornadas” y los motivos de la actitud del Madrid
Diego Torres
Pamplona
13 ENE 2013 - 00:19 CET152
José Mourinho se presentó en la sala de conferencias de El Sadar con
la cadencia pesada de los enlutados. Triste. Sin voz. Sin aire tras el
empate a cero. Sin ganas de decir ni palabra. Obligado por el protocolo.
Por una rutina en la que ya dejó de creer. Por la inercia. Sólo pareció
recobrar el aliento cuando alguien le pidió que diera una explicación a
los aficionados sobre el origen de esta calamidad, de esta rendición
sin precedentes, justo a él, que hace poco se consideró el elegido en la
singular empresa de romper la hegemonía del Barcelona, el equipo que
hoy puede escaparse a 18 puntos. “No quiero explicar”, musitó.
Si Mourinho se hubiese callado en ese punto habría resultado más sincero. Pero hizo una pausa reflexiva y prosiguió como esforzándose al máximo. “Es una explicación larga que empieza en la primera jornada”, dijo. “En las primeras jornadas han pasado cosas de las que no quiero hablar. Cuando la diferencia es grande un equipo juega sin presión y el otro siente que no puede llegar. Hay cuestiones motivacionales. Pero de lo que ha pasado en los primeros seis o siete partido no merece la pena ni hablar”.
El mánager del Madrid está harto de insinuar en público que sus
jugadores le abandonaron para que luego ellos se lo recriminen en
privado. Sin embargo, todavía suelta algún latigazo. Alguna referencia a
esas cosas innombrables, a esa traición que va denunciando entre sus
aliados para que argumenten con ello su fracaso. “Me gustó la actitud
del equipo”, dijo, en relación al encuentro de El Sadar. “No tengo
crítica que hacer. Hubo gente que jugó un gran partido. Me parece que
Fabio [Coentrão] y Albiol merecen una palabra por su regreso y han hecho
un buen partido. Los otros de un modo general, sin querer decir un
nombre más, cumplieron”.
Le preguntaron si había recuperado la confianza en Casillas y respondió con voz pastosa: “Me gustó el partido de Iker contra el Celta. Hizo lo que tiene que hacer un portero de un club grande, que es dar puntos a su equipo. Aunque se trataba de una eliminatoria. Paró a la hora de la verdad. Contra el Celta me gustó mucho. Hoy no tocó el balón casi. El equipo estuvo bien defensivamente y él acompañó el juego de su equipo. Es pronto para saber si jugará contra el Valencia [el martes en la Copa]”.
Mientras Mourinho hablaba sus jugadores se subían al autobús en silencio. Meneando la cabeza cada vez que alguien les pedía una palabra para ilustrar a la hinchada. “¡Xabi!”. Nada. “¡Di María!”. Nada. “¡Arbeloa!”. Nada. El único que dio su punto de vista fue Albiol, el último en salir del vestuario visitante, desierto a la media hora del pitido final. “Nos ha faltado ir un poco más a por el partido en la segunda parte”, dijo el valenciano, que se ha dejado una barba tipo náufrago. “La Liga está demasiado lejos pero tenemos que ganar partidos, necesitamos hacer una segunda vuelta para alcanzar la segunda posición. No podemos dejar ir más puntos”.
Albiol habló de una crisis en la moral de la plantilla. De una lucha psicológica colectiva por eludir la tentación del abandono, tan común en estos equipos llamados a la gloria cuando descubren que la gloria no existe. “No estamos pasando por un buen momento en Liga pero tenemos equipo y plantilla para levantar esto”, dijo el central. “Ahí nos esperan las eliminatorias de Copa y de Liga de Campeones. Tenemos que pensar que somos los mismos del año pasado. El nivel de este equipo es muy alto y cuando lo hemos alcanzado se ha demostrado que estamos para grandes cosas”.
Albiol confesó que él piensa que la mediocridad del Madrid en Liga no se impregnará a las otras competiciones, sobre todo a la Champions que se avecina en febrero. “Aunque estés mal en Liga, cuando tienes grandes jugadores, en un partido especial como puede ser una eliminatoria de Champions, no significa nada”, declaró. “Sabemos del potencial del equipo y nos estamos preparando bien. Seguro que a esa eliminatoria el equipo va a llegar muy bien y lo va a demostrar contra el Manchester”.
No pudo ser más certero Mendilibar, el técnico de Osasuna, en su conclusión: “Nosotros hemos hecho el partido que queríamos. No sé si el Madrid ha hecho el suyo”.
Si Mourinho se hubiese callado en ese punto habría resultado más sincero. Pero hizo una pausa reflexiva y prosiguió como esforzándose al máximo. “Es una explicación larga que empieza en la primera jornada”, dijo. “En las primeras jornadas han pasado cosas de las que no quiero hablar. Cuando la diferencia es grande un equipo juega sin presión y el otro siente que no puede llegar. Hay cuestiones motivacionales. Pero de lo que ha pasado en los primeros seis o siete partido no merece la pena ni hablar”.
El mánager del Madrid está harto de insinuar en
público que sus jugadores le abandonaron para que luego ellos se lo
recriminen en privado
Le preguntaron si había recuperado la confianza en Casillas y respondió con voz pastosa: “Me gustó el partido de Iker contra el Celta. Hizo lo que tiene que hacer un portero de un club grande, que es dar puntos a su equipo. Aunque se trataba de una eliminatoria. Paró a la hora de la verdad. Contra el Celta me gustó mucho. Hoy no tocó el balón casi. El equipo estuvo bien defensivamente y él acompañó el juego de su equipo. Es pronto para saber si jugará contra el Valencia [el martes en la Copa]”.
Mientras Mourinho hablaba sus jugadores se subían al autobús en silencio. Meneando la cabeza cada vez que alguien les pedía una palabra para ilustrar a la hinchada. “¡Xabi!”. Nada. “¡Di María!”. Nada. “¡Arbeloa!”. Nada. El único que dio su punto de vista fue Albiol, el último en salir del vestuario visitante, desierto a la media hora del pitido final. “Nos ha faltado ir un poco más a por el partido en la segunda parte”, dijo el valenciano, que se ha dejado una barba tipo náufrago. “La Liga está demasiado lejos pero tenemos que ganar partidos, necesitamos hacer una segunda vuelta para alcanzar la segunda posición. No podemos dejar ir más puntos”.
Albiol habló de una crisis en la moral de la plantilla. De una lucha psicológica colectiva por eludir la tentación del abandono, tan común en estos equipos llamados a la gloria cuando descubren que la gloria no existe. “No estamos pasando por un buen momento en Liga pero tenemos equipo y plantilla para levantar esto”, dijo el central. “Ahí nos esperan las eliminatorias de Copa y de Liga de Campeones. Tenemos que pensar que somos los mismos del año pasado. El nivel de este equipo es muy alto y cuando lo hemos alcanzado se ha demostrado que estamos para grandes cosas”.
Albiol confesó que él piensa que la mediocridad del Madrid en Liga no se impregnará a las otras competiciones, sobre todo a la Champions que se avecina en febrero. “Aunque estés mal en Liga, cuando tienes grandes jugadores, en un partido especial como puede ser una eliminatoria de Champions, no significa nada”, declaró. “Sabemos del potencial del equipo y nos estamos preparando bien. Seguro que a esa eliminatoria el equipo va a llegar muy bien y lo va a demostrar contra el Manchester”.
No pudo ser más certero Mendilibar, el técnico de Osasuna, en su conclusión: “Nosotros hemos hecho el partido que queríamos. No sé si el Madrid ha hecho el suyo”.
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