domingo, 2 de octubre de 2011

Madrid. Los profesores inexistentes.

Los profesores que no existen
¿Hay docentes que tengan que impartir este curso asignaturas que no son parte de su especialidad? Esperanza Aguirre: "Eso es una nueva mentira, una falsedad"


El primer día que entre al laboratorio, Sonia Ures se sincerará con sus nuevos alumnos. "Este curso aprenderé Biología con vosotros". Ellos ya la conocen. Es la profesora de Educación Física del instituto Gustavo Adolfo Bécquer (Algete), aunque este año le toque pasar tres horas semanales entre probetas impartiendo una asignatura de la que sabe bastante poco. Es diplomada en Educación Infantil y licenciada en Educación Física. A principio de curso se preparó una chuleta para dar la lección que aún no ha tenido que usar. Su clase se ha retrasado una semana. Los titulares de Ciencias Naturales, los de verdad, le están enseñando las nociones básicas. "Han pensado que necesito más preparación", explica esta mujer menuda de 39 años.


Ures, como otros profesores de secundaria de la enseñanza pública madrileña, ha ampliado materias este curso. El aumento de horas lectivas (de 18 a 20 semanales por docente) y el recorte en interinos ha dinamitado los horarios de los centros, que colocan a sus profesores en asignaturas que no dominan para cuadrar el puzle de los horarios.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aseguró públicamente que era "mentira y una falsedad" que hubiera profesores que impartan asignaturas en las que no son especialistas. Y amenazó a quienes lo hicieran: "Si alguien da una materia que no es afín a su especialidad, irá la inspección y se le caerá el pelo a ese instituto y a ese profesor".

Ures se palpa la cabeza con sorna: "Lo que me faltaba". Como ella, los otros cuatro profesores retratados en la portada, que posan juntos en un aula, han tenido que ponerse manos a la obra contra reloj para preparar asignaturas nuevas: Javier Rodrigo es profesor de Inglés reconvertido en un docente de Sociales y Lengua. Juan José Fernández dará Plástica además de sus clases habituales de Matemáticas, como ya había hecho anteriormente. María Jesús Sánchez se divide entre la Música y la Geografía e Historia. Y Juan José Talavera, que también es especialista en Música, tiene cinco horas de Lengua este curso.

Sus casos, con los de muchos otros, circulan por Internet en listados elaborados por los profesores. Una de las consecuencias de unas instrucciones de inicio de curso que han enfrentado al Gobierno regional con la comunidad educativa madrileña, levantada en armas con encierros, huelgas, protestas y manifestaciones desde principios de septiembre.

"¡Profe, profe! ¿De verdad tenemos que empezar el libro por el principio? Es que vengo de un bilingüe, esto ya me lo sé". A Javier Rodrigo, profesor de Inglés en un instituto de Alcalá de Henares que prefiere no citar, le sorprendió el desparpajo de su alumna el primer día de clase. "Sí", le respondió, "hay que empezar por el principio". No queda otra, explica.

Hasta el curso pasado disponía de clases flexibles (desdobles, en el argot educativo) que le permitían separar a los chicos de una misma aula en dos grupos para practicar conversación por parejas (What's your name? Where do you come from?). Los recortes han minado esa opción. "No se enseña bien un idioma con 30 chicos juntos, lo ideal son 10 o 15", protesta. Rodrigo, de 36 años, trabaja con cinco grupos. En el de la chica espabilada estudian 10 alumnos que provienen de un colegio bilingüe, siete de un centro convencional, cinco con necesidades educativas especiales y tres de compensatoria. Los 25 permanecerán juntos todo el tiempo en sus 12 horas semanales de Inglés.

Además, Rodrigo se enfrenta a dos asignaturas nuevas: Ciencias Sociales y Lengua para chicos de 4º de diversificación, en el que se imparte un temario básico a los alumnos que van más atrasados. Su licenciatura en Filología Inglesa, dice, le ayudará en el caso de la Lengua. Lo más parecido a Sociales que recuerda de su propio aprendizaje es "la asignatura de Historia de COU". "Puedo poner ímpetu pero no es mi especialidad, esto repercutirá en el alumnado", se resigna.

Mezclas imposibles
Estas mezclas imposibles de asignaturas ya se conocen entre los profesores como las "afines desafinadas". El concepto de materia afín no es nuevo. Profesores que impartan asignaturas que no son su especialidad los ha habido siempre, aunque la presidenta Aguirre no haya querido verlos este curso. Una asignatura afín es un concepto bastante difuso en la normativa, que, además, se ha generalizado este año. Un real decreto de 2008 del Ministerio de Educación establece las "especialidades de los cuerpos docentes", familias de asignaturas con similitudes, como Tecnología e Informática, Ciencias y Física o Educación para la Ciudadanía e Historia de las Culturas, entre otras. Ninguna de las asignaturas de los cinco profesores con afines de este reportaje aparece en ese cuadro.

La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid remite al Ministerio al ser preguntada sobre cómo se regula la afinidad. El Ministerio responde que son las comunidades autónomas las que deben controlar la asignación de materias con sus propios criterios. Al final, son los centros los que se administran.

En el instituto Las Canteras (Collado Villalba) hay 10 profesores menos este curso. Seis de los 74 docentes del centro dan materias distintas a su especialidad. La directora, Ana González Prado, comparte que "sin duda" el especialista es el más adecuado para transmitir un conocimiento a los estudiantes. Pero, tal y como está el panorama, el asunto de las afines no es lo que más le preocupa. Añade: "Lo realmente tremendo es perder las 300 horas semanales de los 10 profesores que hemos perdido". Se queja de que los nuevos cómputos de horas solo permiten cuadrar "lo puramente lectivo".

Su centro ha gestionado 73 proyectos de todo tipo en tres años (certámenes de teatro, investigación, festivales de cine, concursos de latín y griego, intercambios con Estados Unidos y Francia...). Son las actividades extraescolares, que también saltan por los aires, según denuncia parte de la comunidad educativa y niega la Consejería de Educación, que alude a una protesta "política" y asegura que las nuevas instrucciones deberían garantizar el normal funcionamiento de los centros. González aspira a mantener los proyectos con el esfuerzo extra de su claustro porque "no son un lujo, sino una pieza fundamental para educar y enseñar".

El jueves, temprano, Juan José Fernández (42) abrió la biblioteca cerrada de su instituto, el IES Vallecas Magerit. Le entristeció verla tan vacía, con las lámparas blancas y los 4.500 libros acumulando polvo. Su centro, como otros muchos según la denuncia de padres y directores, se ha quedado sin recursos para garantizar las guardias en la sala de lectura. "Intentaré aprovechar ese espacio para mis clases de Plástica". Es especialista en Matemáticas, pero completa horario con Educación Plástica Visual. Cuenta que se la asignaron porque entre sus hobbies está la fotografía. "No tengo el mismo nivel que si lo diera un especialista, pero me fascinan los lenguajes visuales. Puede que lo haga bien". Sentado en la bancada de un aula, muestra la fotocopia del horario, que le cabe en la palma de una mano. Hay días con seis horas seguidas de clase: "Al final me quedo sin voz. No vamos a poder aguantar este ritmo".

Ni Música ni Matemáticas
"Calidad es que te dé una asignatura alguien cualificado de verdad", resume Juan José Talavera (45). Este profesor de pelo cano ha tenido ya su primera clase como novato de Lengua en el IES Francisco Ayala (Carabanchel). Es docente de Música, licenciado en Periodismo y con amplia formación en el conservatorio. Este año tiene, por primera vez, cinco horas semanales de Lengua en un 1º de la ESO. "No tengo ni experiencia ni los recursos didácticos que da el bagaje para esta asignatura", reconoce.

María Jesús Sánchez tenía un perfil fácil para buscarle afines. Es licenciada en Matemáticas y, tras años de conservatorio, su especialidad es Música. Pero asegura que no le dieron opción. "Pedí que me completaran con mates, pero no me hicieron caso". A sus 35 años, se enfrenta a un reto nuevo para el que se prepara durante las horas libres del fin de semana: será la profesora de Geografía e Historia de 3º de la ESO en un instituto de Fuenlabrada durante nueve horas semanales. Ella también se sinceró con sus alumnos: "Les expliqué que iría a la huelga por la dignidad de mi trabajo y por ellos, porque no es lo mismo que tengan a un especialista que a mí".

Respaldó los tres paros de la primera semana y promete volver a hacer huelga en la próxima. Las protestas de padres, docentes y alumnos se han multiplicado en todos los centros de la región. Cuando no hay paros, como ha ocurrido esta semana, se "desvelan" por la educación pública con encierros nocturnos en una veintena de institutos. En el IES Profesor Julio Pérez, en Rivas Vaciamadrid, se juntaron más de un centenar de personas. Cenaron las empanadas y tortillas que habían preparado las familias.

Leyeron el comunicado de la asociación mayoritaria de directores de instituto (que denuncian la "ingobernabilidad" de los centros y piden el cese de la consejera de Educación y Empleo, Lucía Figar). Luego encendieron velas y salieron al patio. En las vallas exteriores cuelgan los carteles con seis siluetas pintadas, como las que aparecen en la escena de un crimen en las películas de cine negro. Representan a los seis profesores que han perdido este curso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario