domingo, 2 de octubre de 2011

El dúo Mehta y Barenboim,

Mehta y Barenboim dirigen a dúo
La ceremonia de los premios Echo junta en Berlín a las dos batutas para retransmitir en directo los 'grammys' de la música clásica


Todo por bien del espectáculo. O por subir audiencias, luchar por nuevos públicos y vender más discos. Toca remangarse en el negocio de la música clásica, así que esta tarde en Berlín, durante la ceremonia de entrega de los Premios Echo, Alemania pudo contemplar por televisión como Zubin Mehta -ganador de un Echo a su carrera- dirigía al alimón con su amigo Daniel Barenboim en una entrega retransmitida por televisión a todo el país.

Tuvo aroma de grammy o de oscar. Un aire de glamour a fuerza de partitura. La alfombra roja señalaba el camino de las escaleras que suben al Koncerthaus de Berlín. Allí, a las 5 de la tarde comenzaba la entrega de los Premios Echo. Una fiesta de la industria discográfica alemana en la que se premian diferentes categorías del mundillo. Mehta fue recibido con aplausos en pie del público después de ser presentado por Barenboim: "Hace 55 años que nos conocemos y jamás nos hemos peleado", aseguraba su colega. Para demostrarlo, fueron víctimas de una encerrona del presentador, Thomas Gottschalk, e invitados a dirigir juntos cuando les plantó dos batutas en la mano.

Así fue como se dio una situación tan extraña como original y la orquesta de la Konzerthaus de Berlín gozó del placer de ser dirigidos a dúo por estos dos mitos del podio.

Galardón para Thomas Hampson

Tras los primeros compases de la polonesa de la ópera Eugeni Onegin, de Chaikovski, Barenboim dejó solo a Mehta. No quería robarle su día de gloria -otro más-, el premio, al fin y al cabo, era del maestro indio. Otros consagrados como el barítono Thomas Hampson recibió su galardón. Pero hubo espacio para jóvenes talentos como la pianista Yuja Wang. Ella sí que parece entender a la perfección el show bussines, así que con taconazo y vestido de seda verde ceñido, atado a la espalda con cadenas negras subió al escenario para interpretar con brío una pequeña Tocata de Prokofiev. También fascinaron el contratenor Bejun Mehta, sobrino del maestro: "No he tenido nada que ver con que lo premiaran también esta tarde", señalaba su tío. El sólo se las arregló para arrancar una ovación de lujo tras interpretar el aria de Haendel Sento la giogia, de la ópera Amadis de gaula.

Pero hubo sabor latino, además. Un premio para Rolando Villazón y la otra ovación en pie bien larga como reconocimiento a José Antonio Abreu. El maestro venezolano recogió el Echo a la labor social, un premio más para el sistema de orquestas creado por él en su país hace 36 años y que hoy forma en diferentes núcleos y escuelas de todo el país a 420.000 niños.

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