jueves, 16 de febrero de 2012

La ropa antigua es costosa.

Se está quedando vieja la moda vintage?
La subida de precios y la escasez de existencias frenan el boom de la ropa antigua. Investigamos hacia dónde va la tendencia


Comprar vintage ya no es lo que era. En mercadillos, tiendas de segunda mano y webs especializadas abundan estropicios recientes o grandes éxitos de los noventa que muchos todavía guardan en casa. Cualquier prenda medianamente interesante cuesta cara. Mucho más que antes. "He vendido un vestido de Lagerfeld de los ochenta que hace tiempo encontré sobre una manta en Saint-Denis por diez veces su precio original", comenta Ester Roldán, consumidora frecuente de moda antigua.



El hallazgo de vestidos años treinta en el Rastro, o gabardinas sesentonas sin usar en establecimientos de barrio son ya historias de abuelo cebolleta con las que algunos nos empeñamos en aburrir. Y en el sector preocupa que las nuevas generaciones de ropa vieja, confeccionadas por cadenas de moda pronta, no aguanten el peso de los años tan bien como las anteriores.

Es evidente que el tiempo pasa inexorablemente y las modas mueren de éxito, pero además hay una serie de factores que han cambiado el mercado.



Una de las razones principales es que el aumento de la demanda ha provocado un encarecimiento de las existencias. Personas que ni se planteaban comprar segunda mano perdieron reparos tras ver que el vintage se lleva hasta a los Oscars. Al mismo tiempo destinos muy visitados como Londres y París se han vuelto prohibitivos. El sector es reacio a compartir información sobre la procedencia del material, pero los profesionales buscan gangas en Estados Unidos, algunas ciudades europeas que prefieren mantener en secreto o mercadillos de Buenos Aires o México DF. Existe una oferta asequible y filtrada en ciudades como Toronto (donde compran Topshop y Urban Outfitters), pero la subida de los gastos de transporte, los cambios desventajosos de divisas y las tasas de las aduanas encarecen lo que podría ser una compra asequible.

Además, hay cada vez más amateurs dedicados a la compra-venta minoritaria. Antes visitabas el desván de tu abuela y te quedabas con lo que tenía valor sentimental. Hoy te tentará sacar beneficios vendiéndolo en ebay. Es una visión que comparte Charlotta Lind, de Lotta, una tienda en Madrid especializada en moda de los años 50 a los 70: “Es cierto que los precios se han disparado. No es mi caso porque mis proveedores fijos son los mismos desde hace tiempo. Tengo una relación estupenda con ellos y no me suben los precios sin razón. Ahora bien, personas que puntualmente se dedican a vender una herencia o simplemente listos que han encontrado un chollo piden cantidades desorbitadas”

Para esta veterana con veinte años de experiencia, es normal que las décadas más tempranas y populares empiecen a faltar: “Cuánto más antigua sea la prenda, más difícil es encontrarla. Las de los años 60 empiezan a escasear pero todavía se consiguen buenas piezas de los 70”


A todo lo anterior se une que los diseñadores saben que actualmente la nostalgia reconforta y vende. Quien más y quien menos se lanza a resucitar prendas pretéritas. Desde Miuccia Prada a las hermanas Cruz, pasando por los ojeadores de Inditex, cualquiera que prepare una colección visita a un marchante de vintage para inspirarse. Algunos profesionales dedican el 90% de su negocio a proporcionar material a diseñadores. La propietaria de una tienda confiesa que hay equipos de diseño que se pasan horas mirando el archivo de su web y que ha pillado a una empleada de una cadena de moda rápida fotografiando prendas en el probador.

Los hay que van más lejos y replican diseños pasados. Sus precios similares e incluso más bajos, el buen estado de los artículos y la abundancia de tallas les dan ventaja comercial. Un ejemplo es The Vintage Wedding Dress Company, un establecimiento londinense que se dedicaba exclusivamente a vender vestidos de novia antiguos y ha ampliado el negocio la reproducción de diseños nupciales de décadas pasadas.

Para Bernardo Corachán, de la madrileña Corachán y Delgado, parte del problema es que se ha abusado del término vintage: “Hay mucha confusión, sobre todo con la segunda mano monda y lironda. Los precios están más o menos igual. Para nosotros el vintage siempre es algo especial” remarca “Algo de los 90 puede serlo y en cambio algo de los 60, no. Todo el mundo que tiene ropa en casa cree que tiene joyas vintage ya solo por el hecho de que sean de otras épocas y no es así.”

¿Cómo reinventarse para mantenerse en la brecha? Algunos comerciantes apuestan por un enfoque diferente y depurado. Es el caso de Sophie Merchant, propietaria de Merchant Archive, una boutique londinense frecuentada por Kate Moss que combina material contemporáneos y antiguo. “ Me gusta especialmente el periodo que va de 1910 a 1920, cuando las mujeres empezaban a descubrirse. Es un periodo muy elegante antes del relumbrón de los años veinte. También encuentro muy ponibles las chaquetas y las telas hechas de 1860 a 1880. De 400 prendas que veo, compro cuatro para la tienda. Para hacerse una idea de lo poco común de mi género. Supongo que eso es lo que hace de Merchant Archive un buen sitio para comprar: buscamos la ropa, la escogemos y la mostramos en un ambiente de lujo y con marcas que la complementan. Así es como actualizamos el vintage

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