Las dos Pussy Riot prófugas de la justicia rusa logran huir al extranjero
Las integrantes del grupo punk buscadas por la policía por haber desafiado a Putin con una performance en una catedral intentan reclutar nuevos miembros en el extranjero
Las dos miembros del grupo punk Pussy Riot que la policía buscaba en Rusia para juzgarlas
por haber realizado un show anticlerical y anti-Kremlin en la catedral
moscovita de Cristo Redentor, huyeron al extranjero. Así lo ha informado
el grupo en su cuenta en Twitter, donde aseguran también que en Rusia quedan por lo menos otras 12 miembros.
El 21 de febrero pasado, cinco muchachas enmascaradas interpretaron en la principal iglesia de la capital rusa el rezo punk Madre de Dios, echa a Putin. Con posterioridad, María Aliójina (24 años), Yekaterina Samutsévich (30) y Nadia Tolokónnikova (22) fueron detenidas y encarceladas, pero la policía no logró identificar ni capturar a las dos restantes.
Las tres Pussy Riot fueron juzgadas en un proceso que comenzó en julio y finalizó el pasado viernes 17 con una condena a dos años de cárcel. A pesar de que el carácter político de la performance de las muchachas punk era evidente, el fiscal se negó a reconocerlo y argumentó que la parodia a los ritos sagrados realizada por el grupo, unida al lugar elegido para su actuación, demostraba que el verdadero objetivo de la Pussy Riot era instigar el odio contra el cristianismo ortodoxo, la principal religión en Rusia.
La fiscalía calificó el delito de las chicas punk según el código penal ruso como gamberrismo con incitación al odio religioso y pidió tres años de cárcel para ellas. La jueza Marina Sirova, que tiene fama de implacable por haber dictado solo un veredicto absolutorio en toda su carrera, las sentenció a un año menos de lo que pedía la acusación.
Las dos integrantes que lograron huir de Rusia piensan ahora, según afirma el grupo en Twitter, «reclutar a feministas extranjeras para preparar nuevas protestas».
Las Pussy Riot han recibido el apoyo de famosos del espectáculo —como Madonna, Paul McCartney, Sting, Patty Smith, Red Hot Chili Peppers, Faith no More, Yoko Ono y de activistas en diferentes partes del mundo— así como de organizaciones de defensa de derechos humanos (Amnistía Internacional ha declarado presas de conciencia a las tres condenadas). En Rusia también han recibido muestras de solidaridad por parte de intelectuales como el escritor Grigori Chjartishvili, que usa el seudónimo de Borís Akunin en su novelas policíacas, y de políticos de oposición, como el excampeón del mundo de ajedrez Gari Kaspárov.
El 21 de febrero pasado, cinco muchachas enmascaradas interpretaron en la principal iglesia de la capital rusa el rezo punk Madre de Dios, echa a Putin. Con posterioridad, María Aliójina (24 años), Yekaterina Samutsévich (30) y Nadia Tolokónnikova (22) fueron detenidas y encarceladas, pero la policía no logró identificar ni capturar a las dos restantes.
Las tres Pussy Riot fueron juzgadas en un proceso que comenzó en julio y finalizó el pasado viernes 17 con una condena a dos años de cárcel. A pesar de que el carácter político de la performance de las muchachas punk era evidente, el fiscal se negó a reconocerlo y argumentó que la parodia a los ritos sagrados realizada por el grupo, unida al lugar elegido para su actuación, demostraba que el verdadero objetivo de la Pussy Riot era instigar el odio contra el cristianismo ortodoxo, la principal religión en Rusia.
La fiscalía calificó el delito de las chicas punk según el código penal ruso como gamberrismo con incitación al odio religioso y pidió tres años de cárcel para ellas. La jueza Marina Sirova, que tiene fama de implacable por haber dictado solo un veredicto absolutorio en toda su carrera, las sentenció a un año menos de lo que pedía la acusación.
Las dos integrantes que lograron huir de Rusia piensan ahora, según afirma el grupo en Twitter, «reclutar a feministas extranjeras para preparar nuevas protestas».
Las Pussy Riot han recibido el apoyo de famosos del espectáculo —como Madonna, Paul McCartney, Sting, Patty Smith, Red Hot Chili Peppers, Faith no More, Yoko Ono y de activistas en diferentes partes del mundo— así como de organizaciones de defensa de derechos humanos (Amnistía Internacional ha declarado presas de conciencia a las tres condenadas). En Rusia también han recibido muestras de solidaridad por parte de intelectuales como el escritor Grigori Chjartishvili, que usa el seudónimo de Borís Akunin en su novelas policíacas, y de políticos de oposición, como el excampeón del mundo de ajedrez Gari Kaspárov.
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