domingo, 26 de agosto de 2012

Un poco de Messi es mucho.

Un poco de Messi es mucho

Dos goles del argentino en cinco minutos dan la victoria al Barcelona frente a Osasuna

Messi chuta a puerta ante Osasuna. / RAFA RIVAS (AFP)
Al Barcelona le crece la exigencia de ponerse a prueba a sí mismo cada tres días, pura dictadura de la competición. Después de golear (5-1) a la Real Sociedad y ganarle al Madrid (3-2) la ida de la Supercopa, el equipo de Vilanova —que fue expulsado por el árbitro— enfiló Pamplonay firmó una remontada que le supo especialmente mal a Osasuna. El Barcelona se llevó la victoria porque apareció dos veces Messi y siempre Valdés. Si no es por su portero, el Barcelona no sale vencedor de Pamplona. Osasuna sabe a qué juega y a lo suyo juega como pocos. El Barcelona no parece saber cómo meterle mano y si en el Reyno no se fue zurrado fue porque su portero evitó males mayores y porque un poco de Leo es mucho: ante los rojillos, tres puntos que permiten caminar al Barça con patas largas por el campeonato.

OSASUNA, 1 –BARCELONA, 2

Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Flaño, Arribas, Damiá; Lamah, Sisi (Timor, m. 78), Cejudo (Lolo, m. 79), Puñal, Raoul Loe; y Llorente (Nino, m. 78). No utilizados: Riesgo; Sola, Oier Sanjurjo y Torres.
Barcelona: Víctor Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Jordi Alba; Busquets, Cesc (Pedro, m. 62), Iniesta (Xavi, m. 70); Alexis, Messi y Tello (Villa, m. 75). No utilizados: Pinto; Mascherano, Adriano y Song.
Goles: 1-0. M. 17. Llorente. 1-1. M. 75. Messi. 1-2. M. 80. Messi.
Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó a Tito Vilanova (m. 69) y Puñal (m. 75) y mostró la tarjeta amarilla a Sisi, Arribas, Busquets, Cejudo, Flaño, Piqué, Lamah, Puyol y Lolo.
Unos 18.000 espectadores en el estadio Reyno de Navarra.
Osasuna, capaz de competir hasta terminar séptimo en la Liga la pasada temporada, tiene tralla. Mendilibar le ha pillado el truco al Barça y desde siempre sus equipos le plantaron cara al Barcelona, y cuando claudicaron, costó lo suyo. La prueba no era menor para el Barcelona, que cuenta por desgracias sus últimas visitas al viejo estadio pamplonés. En Pamplona salieron zarandeados el equipo, el año pasado, y el club, hace dos, cuando gestionó mal el viaje. En este campo se lesionó Fontàs y entró en barrena Piqué después de la derrota de la pasada campaña, en febrero. Y, en Pamplona, el Barcelona jugó mal, pero ganó. Así de injusto es a veces el fútbol.
Osasuna y el Barcelona tienen una larga lista de partidos divertidos, de los de toda la vida: los rojillos arreando y el Barça peleando es tan antiguo como el viejo césped del Sadar, que ayudó a que el Barcelona tocara ante un equipo empujado por la ilusión propia de la primera tarde del curso y el gusto dulce del pasado reciente. Sabía Vilanova lo que le esperaba: Mendilibar tiene un grupo con más líneas de bajo que solos de guitarra. Ante la ópera azulgrana, pasión por el ruido, sin tregua, contra la pared. Contra el ruido de Osasuna, la sutileza del violín de Iniesta, que tiró del carro, no bastó. Aplastado Messi contra la ordenada defensa zonal osasunista, si el Barça alargó su agonía y no se venció antes fue por el partido de Valdés, inmenso. El portero perdió con Di María la pasada semana pero en el Reyno estuvo excelente, con los pies y con las manos, siempre exigido. Valdés claudicó a remate de Llorente, pero antes y después salvó al Barcelona de algo más grave. Primero con Cejudo, que le hizo un siete a Piqué y Puyol nada más empezar y después ante Lamah. Valdés puede que no sea el mejor portero del mundo, pero es el mejor portero del campeón del Mundial de Clubes. Impresionante la mano con la que abrió el partido, frente a Osasuna volvió a sacar las castañas del fuego al equipo.
Ante la ópera azulgrana, Mendilibar propuso pasión por el ruido, sin tregua
Cojo en defensa por la banda derecha, Alexis no colaboró demasiado en la profundidad, negándole asimetría al Barcelona. Los rojillos buscaron y encontraron la ventaja en el marcador y tensaron el duelo a su gusto. Al Barcelona le costó reconocerse en el primer tiempo, aunque tuvo ocasiones para marcar y estuvo mucho más espeso en el segundo. Tuvo el gol Tello, toda una declaración de principios que empieza a demostrar que la apuesta de Guardiola no fue un capricho, sino la evidencia de que el chaval ofrece más que un campo abierto y aporta lo suyo. El tiro del 37 se estrelló primero en el palo, con cero a cero y luego en el portero.
En ausencia de Xavi, Iniesta tomó el mando de la medular, con Busquets y Cesc de lugartenientes. Vilanova teje el equipo a partir de Valdés, Alves, Busquets y Messi, titulares en los tres partidos del curso, pero solo sacó nota el portero. Vilanova terminó por recurrir a Pedro, a Xavi y a Villa. Sufrió el Barça por la banda de Alves y murió en un centro pasado de Lamah, que tuvo que salir a tapar Busquets ante el desinterés del lateral brasileño, que si en el cómputo da más que quita, como sostiene el cuerpo técnico, en el Reyno volvió a restar. Lamah le puso en evidencia no pocas veces. Algo parecido a lo de Llorente con Puyol y Piqué, que no se veían juntos desde la semifinal contra el Chelsea la pasada temporada, y tampoco atinaron a cerrar al de Hondarribia. Mal en defensa, el Barca atacó algo mejor pero remató mal o encontró portero.
Le faltó instinto al Barcelona para meter el gol que le devolviera antes al partido, así que Osasuna creció manejando la angustia del rival y el nervio del partido, que se llenó de ruido, de la grada al campo. Los de Vilanova repitieron los errores que cometieron hace solo unos meses, con Guardiola en el banco y el césped por excusa, pero esta vez salvaron los muebles en dos apariciones puntuales de Messi. Le salió bien en Pamplona, pero no conviene tentar a la suerte como hizo ante los rojillos el Barcelona, favorecido por el colegiado y por la suerte en la jugada del tanto del empate, punto de inflexión del encuentro.

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