La musa
Por Juan José Lara
Lidia vive en el extranjero, me mandó unas fotografías suyas y al verlas
pienso que ahora solo es plato donde hubo una deliciosa vianda.
La conocí hace treinta
y cinco años y, estremecido todavía, recuerdo haberle dedicado mi poema
adolescente más sentido “Silabario de un amor sin esperanza”.
Mis versos
estaban escritos al puro estilo Manuel Acuña el del “Nocturno a Rosario” con
toda la gracia y la cursilería de los primeros enamoramientos.
Lidia me miró
cuando terminé de leerle el esperpento, emocionado traté entonces de descifrar
sus ojos, solo logró balbucear azorada:
- ¡Está lindo!...
Yo pensé que era
la impresión de sentirse alcanzada por los latidos de mi corazón en aquellas
rimas, aunque hoy pienso que era únicamente compasión. A esas alturas yo era un muchacho tímido, esmirriado que solo
sabía escribir versos.
Después mis
sentimientos por Lidia eran tan obvios que lo sabía toda la escuela. Pronto me
pareció interpretar la misma mirada de piedad también en mis compañeros, hasta
que uno de ellos me habló a solas.
- ¡Eres lerdo! Lidia está saliendo con “El rockero”.
Hoy con los años he reparado que ella siempre
interiormente decía “Soy mucha musa para un solo poeta”. Menos mal solo llegué
a escribir “El silabario” y no caí abatido por la maldición de “la Musa fatal” divulgada también
en el libro que tiene este nombre, porque en la época de los románticos la
consigna era morir de amor antes que vivir sin él, lo cuál llevó a Manuel Acuña
a suicidarse después de escribir el “Nocturno”.
La última
puñalada sufrida con esa pasión ingrata por Lidia la sufrí cuando me dijo el
mismo compañero, que ella tenía un novio abogado el cuál le había escrito una
dedicatoria galante en un libro.
Finalmente en la
fiesta de graduación se presentó y yo mareado por los recuerdos y las copas le
confesé tardíamente mi amor, solo respondió:
- Siempre lo supe
por tu mirada. No la vi más, hasta que me envío las fotos ignorando con quién averiguó
mi correo, arrancándome un suspiro que me hicieron decir, “Todavía puede ser mi
musa”.
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