Merkel y Hollande empiezan el curso con Grecia y el euro en primer plano
Ambos se reúnen esta semana con el primer ministro Antonis Samarás
Luis Doncel
Bruselas
21 AGO 2012 - 20:59 CET24
Recién llegados de sus vacaciones en la Costa Azul y en Los Alpes, François Hollande y Angela Merkel
se encuentran sobre la mesa de sus despachos los mismos problemas que
dejaron hace dos semanas. Con el consuelo de la tregua que han concedido
estos días los mercados, el presidente francés y la canciller alemana
se verán el jueves y recibirán el viernes y el sábado al primer ministro
griego, Antonis Samarás. La agenda no deparará sorpresas: lo más
urgente será Grecia, con un pie fuera del proyecto europeo,
pero también tendrán que abordar los problemas de construcción europea,
y, en el caso del francés, controlar unas finanzas públicas que
amenazan con dar más problemas.
La agenda de Hollande comienza el curso más cargada. Al margen de episodios dignos de un vodevil —unos ladrones robaron el domingo un USB con documentos confidenciales sobre las instalaciones del palacio del Elíseo, el Ministerio del Interior y la Prefectura de la Policía de París—, el presidente francés conducirá el miércoles un Consejo de Ministros que deberá hacer encaje de bolillos si quiere avanzar en la austeridad fiscal y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento de una economía que lleva estancada tres trimestres consecutivos.
El Gobierno tiene menos de dos semanas para ratificar el pacto europeo de disciplina presupuestaria, y a finales de septiembre tendrá que adoptar la regla de oro que pactó su antecesor, Nicolas Sarkozy, con Merkel, para consagrar el equilibrio presupuestario. El ministro de Economía, Pierre Moscovici, insistió este fin de semana en que el objetivo de reducir el déficit al 3% el año que viene es irrenunciable, para lo que hace falta ahorrar más de 30.000 millones. Los Presupuestos de 2013 también incluirán la gran propuesta del líder socialista: la reforma fiscal prometida durante la campaña.
Un día después, el líder francés viajará a Berlín para verse con la canciller alemana. Hablarán del conflicto sirio o de las soluciones a la crisis del euro, pero se centrarán en el país que lleva ya demasiado tiempo siendo el enfermo de Europa. Los dos líderes escenificarán las dos sensibilidades de Europa sobre la concesión a Grecia de algún margen para cumplir con sus compromisos. Merkel será la más dura frente a un Hollande más conciliador.
Samarás, tras presentar su plan para recortar 11.500 millones de euros, expondrá sus argumentos el viernes en Berlín y el sábado en París. El primer ministro heleno, de centroderecha como Merkel, tratará de rebatir a los compañeros de coalición de la canciller que en las últimas semanas han abogado por una salida de Grecia del euro.
Todos estos contactos servirán para calentar motores de un curso que realmente empieza en septiembre. Será entonces cuando los inspectores de Bruselas, Fráncfort y Washington viajen a Atenas para analizar los avances del Gobierno griego y decidir si desbloquean el próximo tramo del rescate. También en septiembre la Comisión Europea presentará su propuesta de unión bancaria y España deberá anunciar si solicita ayuda para contener su prima de riesgo.
La agenda de Hollande comienza el curso más cargada. Al margen de episodios dignos de un vodevil —unos ladrones robaron el domingo un USB con documentos confidenciales sobre las instalaciones del palacio del Elíseo, el Ministerio del Interior y la Prefectura de la Policía de París—, el presidente francés conducirá el miércoles un Consejo de Ministros que deberá hacer encaje de bolillos si quiere avanzar en la austeridad fiscal y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento de una economía que lleva estancada tres trimestres consecutivos.
El Gobierno tiene menos de dos semanas para ratificar el pacto europeo de disciplina presupuestaria, y a finales de septiembre tendrá que adoptar la regla de oro que pactó su antecesor, Nicolas Sarkozy, con Merkel, para consagrar el equilibrio presupuestario. El ministro de Economía, Pierre Moscovici, insistió este fin de semana en que el objetivo de reducir el déficit al 3% el año que viene es irrenunciable, para lo que hace falta ahorrar más de 30.000 millones. Los Presupuestos de 2013 también incluirán la gran propuesta del líder socialista: la reforma fiscal prometida durante la campaña.
Un día después, el líder francés viajará a Berlín para verse con la canciller alemana. Hablarán del conflicto sirio o de las soluciones a la crisis del euro, pero se centrarán en el país que lleva ya demasiado tiempo siendo el enfermo de Europa. Los dos líderes escenificarán las dos sensibilidades de Europa sobre la concesión a Grecia de algún margen para cumplir con sus compromisos. Merkel será la más dura frente a un Hollande más conciliador.
Samarás, tras presentar su plan para recortar 11.500 millones de euros, expondrá sus argumentos el viernes en Berlín y el sábado en París. El primer ministro heleno, de centroderecha como Merkel, tratará de rebatir a los compañeros de coalición de la canciller que en las últimas semanas han abogado por una salida de Grecia del euro.
Todos estos contactos servirán para calentar motores de un curso que realmente empieza en septiembre. Será entonces cuando los inspectores de Bruselas, Fráncfort y Washington viajen a Atenas para analizar los avances del Gobierno griego y decidir si desbloquean el próximo tramo del rescate. También en septiembre la Comisión Europea presentará su propuesta de unión bancaria y España deberá anunciar si solicita ayuda para contener su prima de riesgo.
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