Sudáfrica recuerda a los mineros muertos mientras las protestas se extienden
Miles de personas se han congregado bajo dos carpas habilitadas muy cerca del lugar de la tragedia en Marikana
Sudáfrica celebra este jueves varias ceremonias en memoria de las 44
personas muertas en los últimos días en varios enfrentamientos entre
mineros y policías en Marikana, en el norte del país. El peor incidente ocurrió el pasado día 17, cuando al menos 34 mineros murieron por tiros de la Policía durante una protesta cerca de la mina de la empresa británica Lonmin.
Miles de personas se han congregado bajo dos carpas habilitadas muy cerca del lugar de la tragedia en Marikana. Mineros, familiares, políticos de todos los partidos, líderes sindicales y periodistas han seguido la ceremonia, en la que se han cantado himnos cristianos en los idiomas zulú y xhosa, hablados por unos 18 millones de personas en Sudáfrica.
La Policía se ha mantenido apartada del lugar de la ceremonia. Unas pocas furgonetas estaban aparcadas a alrededor de un kilómetro de distancia y no se veía agentes a pie. Viudas de los trabajadores muertos lloraban y algunas han perdido el sentido al ver chaquetas, mantas y zapatos que habían pertenecido a las víctimas, según describen informaciones desde el terreno.
"No debemos matarnos los unos a los otros, debemos perdonar, no vengarnos", ha dicho a los asistentes el obispo Johannes Seoka. "Nuestros políticos, por favor, no intenten ganar puntos de forma barata con esta tragedia, se trata de personas de dios", ha añadido Seoka. El obispo también ha criticado a las empresas mineras por aprovecharse de los trabajadores y permitir que vivan "entre la suciedad y la basura sin ninguna asistencia".
El servicio principal es el de Marikana pero también los hay previstos en Johannesburgo, Ciudad del Cabo y Mthatha, una ciudad de la provincia del Cabo Oriental de donde procedían cerca de la mitad de los mineros muertos. El Gobierno declaró toda la semana como de luto oficial y las banderas ondean a media asta.
En total, al menos 44 personas han muerto en Marikana en diversos enfrentamientos desde el pasado día 11, cuando unos 3.000 trabajadores de Lonmin abandonaron sus puestos y exigieron a la empresa un considerable aumento de sueldo. Las víctimas incluyen dos guardas de seguridad y dos policías que murieron a manos de los mineros.
Los trabajadores de Marikana dicen cobrar entre 4.000 y 5.000 rand sudafricanos (entre unos 385 y 482 euros) y exigen un sueldo de 12.500 rand (unos 1.200 euros). Por su parte, Lonmin ha dicho que la mayoría de los trabajadores cobran en realidad unos 10.500 rand si se tienen en cuenta los bonuses y complementos (unos 1.012 euros).
Lo cierto es que muchos de los mineros viven en barrios chabolistas cerca de las minas y en unas condiciones muy duras. "La situación de los que viven en los asentamientos informales alrededor de las minas es abismal, viven hacinados y no tienen acceso a saneamientos adecuados ni agua potable, además de que la falta de electricidad es la norma", describe la Bench Marks Foundation en un informe publicado el pasado 16 julio.
"Además, ha habido un incremento en problemas sociales como crimen, prostitución y gangsterismo en estas áreas y que llegan hasta las comunidades de alrededor", dice también el documento de esta fundación, creada por iglesias sudafricanas y que vigila el comportamiento de las grandes empresas.
Las protestas se extienden
También hoy se ha sabido que unos 500 trabajadores han dejado sus puestos en la mina de platino Royal Bafokeng, cerca de Marikana, para igualmente exigir un aumento de sueldo. Además, la empresa Anglo American Platinum, la mayor productora de platino del mundo, ha dicho que ha recibido una amplia lista de exigencias de sus trabajadores en Sudáfrica.
Mientras tanto, el precio del platino se ha disparado hasta el más alto desde principios de mayo y ahora mismo cuesta unos 1.550 dólares la onza. Este metal se usa en joyería y para la fabricación de aparatos electrónicos y objetos de laboratorio.
Los sucesos en Marikana se han debido, en parte, al enfrentamiento entre el Sindicato Nacional de Mineros de Sudáfrica (NUM, en inglés), el mayoritario en el sector, y la Asociación de Mineros y Trabajadores de la Construcción (AMCU, en inglés), que representa a la mayoría de mineros en huelga.
El AMCU es más radical y mucho más activo que el NUM, cuyos líderes son cercanos a la Alianza del Congreso Nacional, el partido en el poder del presidente Jacob Zuma. El AMCU ha llevado a cabo una política muy agresiva para reclutar miembros y exige mejoras sustanciales en las condiciones laborales de los mineros.
Estas disputas y protestas son las más visibles de toda una serie de manifestaciones muy comunes en durante los últimos meses en Sudáfrica, según comentó a EL PAÍS Hamadziripi Tamukamoyo, investigador en el programa de Crimen y Justicia del Instituto de Estudios sobre Seguridad de Sudáfrica (ISS).
"El Estado no ha cumplido con la entrega de servicios básicos y la gente tiene preocupaciones legítimas sobre estos servicios como educación, agua corriente o electricidad", explicó Tamukamoyo.
Miles de personas se han congregado bajo dos carpas habilitadas muy cerca del lugar de la tragedia en Marikana. Mineros, familiares, políticos de todos los partidos, líderes sindicales y periodistas han seguido la ceremonia, en la que se han cantado himnos cristianos en los idiomas zulú y xhosa, hablados por unos 18 millones de personas en Sudáfrica.
La Policía se ha mantenido apartada del lugar de la ceremonia. Unas pocas furgonetas estaban aparcadas a alrededor de un kilómetro de distancia y no se veía agentes a pie. Viudas de los trabajadores muertos lloraban y algunas han perdido el sentido al ver chaquetas, mantas y zapatos que habían pertenecido a las víctimas, según describen informaciones desde el terreno.
"No debemos matarnos los unos a los otros, debemos perdonar, no vengarnos", ha dicho a los asistentes el obispo Johannes Seoka. "Nuestros políticos, por favor, no intenten ganar puntos de forma barata con esta tragedia, se trata de personas de dios", ha añadido Seoka. El obispo también ha criticado a las empresas mineras por aprovecharse de los trabajadores y permitir que vivan "entre la suciedad y la basura sin ninguna asistencia".
El servicio principal es el de Marikana pero también los hay previstos en Johannesburgo, Ciudad del Cabo y Mthatha, una ciudad de la provincia del Cabo Oriental de donde procedían cerca de la mitad de los mineros muertos. El Gobierno declaró toda la semana como de luto oficial y las banderas ondean a media asta.
En total, al menos 44 personas han muerto en Marikana en diversos enfrentamientos desde el pasado día 11, cuando unos 3.000 trabajadores de Lonmin abandonaron sus puestos y exigieron a la empresa un considerable aumento de sueldo. Las víctimas incluyen dos guardas de seguridad y dos policías que murieron a manos de los mineros.
Los trabajadores de Marikana dicen cobrar entre 4.000 y 5.000 rand sudafricanos (entre unos 385 y 482 euros) y exigen un sueldo de 12.500 rand (unos 1.200 euros). Por su parte, Lonmin ha dicho que la mayoría de los trabajadores cobran en realidad unos 10.500 rand si se tienen en cuenta los bonuses y complementos (unos 1.012 euros).
Lo cierto es que muchos de los mineros viven en barrios chabolistas cerca de las minas y en unas condiciones muy duras. "La situación de los que viven en los asentamientos informales alrededor de las minas es abismal, viven hacinados y no tienen acceso a saneamientos adecuados ni agua potable, además de que la falta de electricidad es la norma", describe la Bench Marks Foundation en un informe publicado el pasado 16 julio.
"Además, ha habido un incremento en problemas sociales como crimen, prostitución y gangsterismo en estas áreas y que llegan hasta las comunidades de alrededor", dice también el documento de esta fundación, creada por iglesias sudafricanas y que vigila el comportamiento de las grandes empresas.
Las protestas se extienden
También hoy se ha sabido que unos 500 trabajadores han dejado sus puestos en la mina de platino Royal Bafokeng, cerca de Marikana, para igualmente exigir un aumento de sueldo. Además, la empresa Anglo American Platinum, la mayor productora de platino del mundo, ha dicho que ha recibido una amplia lista de exigencias de sus trabajadores en Sudáfrica.
Mientras tanto, el precio del platino se ha disparado hasta el más alto desde principios de mayo y ahora mismo cuesta unos 1.550 dólares la onza. Este metal se usa en joyería y para la fabricación de aparatos electrónicos y objetos de laboratorio.
Los sucesos en Marikana se han debido, en parte, al enfrentamiento entre el Sindicato Nacional de Mineros de Sudáfrica (NUM, en inglés), el mayoritario en el sector, y la Asociación de Mineros y Trabajadores de la Construcción (AMCU, en inglés), que representa a la mayoría de mineros en huelga.
El AMCU es más radical y mucho más activo que el NUM, cuyos líderes son cercanos a la Alianza del Congreso Nacional, el partido en el poder del presidente Jacob Zuma. El AMCU ha llevado a cabo una política muy agresiva para reclutar miembros y exige mejoras sustanciales en las condiciones laborales de los mineros.
Estas disputas y protestas son las más visibles de toda una serie de manifestaciones muy comunes en durante los últimos meses en Sudáfrica, según comentó a EL PAÍS Hamadziripi Tamukamoyo, investigador en el programa de Crimen y Justicia del Instituto de Estudios sobre Seguridad de Sudáfrica (ISS).
"El Estado no ha cumplido con la entrega de servicios básicos y la gente tiene preocupaciones legítimas sobre estos servicios como educación, agua corriente o electricidad", explicó Tamukamoyo.
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