La capital desde una moto
A la pregunta de ¿qué les ha dado Chávez? Todos responden: Patria
La única forma de seguir el ritmo a los venezolanos para llegar al
único acto de posesión de un ausente fue a bordo de una moto Suzuki
propiedad de Alexander Palacios, uno de los 34 conductores de mototaxis
que funcionan como sistema de transporte masivo en Caracas, y que se
ubican a una cuadra del Hotel Meliá, convertido estos días en una
especie de Fuerte Apache.
De 41 años, dos hijos menores de 6, de madre colombiana que llegó a Caracas por amor, con casco marca Sandoval de 500 bolívares (116 dolares), el único que puede comprar con su ingreso mensual, me llevó raudo por la vía Simón Bolívar, buena parte en sentido contrario sin respetar un solo semáforo en rojo hasta El Calvario del general Ezequiel Zamora.
Y es que aquí nada ocurre por coincidencia. Se cumplían 153 años del asesinato de Zamora, según gritaban, “por los mismos oligarcas conservadores” que las milicias uniformadas, firmes y perfectamente afinadas, convirtieron en el estribillo de “sicarios terratenientes... todos somos Chávez”, y que llenaron las escalinatas de ese lugar a tan solo dos cuadras del Palacio de Miraflores, donde personal contratado era grabado en cámaras de televisión entregando libreto (dando consignas) a muchos de los que salen a la calle a apoyar a su presidente.
Libreto que solo habla de la importancia que la organización política del chavismo le da a sus comunicaciones porque no hay uno solo de los manifestantes presentes que no respondan con una emotividad casi rabiosa, con la misma respuesta, a la pregunta de ¿qué les ha dado Chávez? La respuesta es Patria.
Ezequiel Zamora inspiró a los marchantes como ayer el 13º vicepresidente de Estados Unidos, William R. King, inspiró a los magistrados del Tribunal Supremo porque el entonces senador demócrata fue tratado por tuberculosis en Cuba y tomó posesión de manera tardía y fuera de su país.
Y es posible que al chavismo lo haya inspirado otro general, Juan Vicente Gómez, como acertadamente me lo mencionó alguien, para dejar presente las coincidencias entre dos hombres que enfermaron, tal vez debido al poder y por el poder, y cuyas reformas se hicieron entonces como ahora, a la medida de sus necesidades y de las fuerzas que los legitiman. La diferencia es que todos aquellos que inspiran y justifican la Venezuela de este siglo pertenecen al XIX. Quizás vale la pena buscar una mayor ilustración un siglo antes.
Por lo pronto, a bordo de una Suzuki, sigo recorriendo esta Caracas del socialismo del siglo XXI.
De 41 años, dos hijos menores de 6, de madre colombiana que llegó a Caracas por amor, con casco marca Sandoval de 500 bolívares (116 dolares), el único que puede comprar con su ingreso mensual, me llevó raudo por la vía Simón Bolívar, buena parte en sentido contrario sin respetar un solo semáforo en rojo hasta El Calvario del general Ezequiel Zamora.
Y es que aquí nada ocurre por coincidencia. Se cumplían 153 años del asesinato de Zamora, según gritaban, “por los mismos oligarcas conservadores” que las milicias uniformadas, firmes y perfectamente afinadas, convirtieron en el estribillo de “sicarios terratenientes... todos somos Chávez”, y que llenaron las escalinatas de ese lugar a tan solo dos cuadras del Palacio de Miraflores, donde personal contratado era grabado en cámaras de televisión entregando libreto (dando consignas) a muchos de los que salen a la calle a apoyar a su presidente.
Libreto que solo habla de la importancia que la organización política del chavismo le da a sus comunicaciones porque no hay uno solo de los manifestantes presentes que no respondan con una emotividad casi rabiosa, con la misma respuesta, a la pregunta de ¿qué les ha dado Chávez? La respuesta es Patria.
Ezequiel Zamora inspiró a los marchantes como ayer el 13º vicepresidente de Estados Unidos, William R. King, inspiró a los magistrados del Tribunal Supremo porque el entonces senador demócrata fue tratado por tuberculosis en Cuba y tomó posesión de manera tardía y fuera de su país.
Y es posible que al chavismo lo haya inspirado otro general, Juan Vicente Gómez, como acertadamente me lo mencionó alguien, para dejar presente las coincidencias entre dos hombres que enfermaron, tal vez debido al poder y por el poder, y cuyas reformas se hicieron entonces como ahora, a la medida de sus necesidades y de las fuerzas que los legitiman. La diferencia es que todos aquellos que inspiran y justifican la Venezuela de este siglo pertenecen al XIX. Quizás vale la pena buscar una mayor ilustración un siglo antes.
Por lo pronto, a bordo de una Suzuki, sigo recorriendo esta Caracas del socialismo del siglo XXI.
Diana Calderón es directora de informativos de Radio Caracol.
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