Google, inocente
EE UU no exige al buscador que deje de usar contenidos ajenos en su provecho
Tras dos años de investigación por parte de las autoridades
comerciales norteamericanas, Google ha salido indemne de las acusaciones
en EE UU de abuso de posición dominante. Microsoft, que en los años
noventa soportó un proceso similar —y fue condenado—, y los lobbies
de comercio electrónico no han tardado en expresar su disgusto por una
resolución tan favorable a los intereses del buscador, que domina el 76%
de su mercado en Estados Unidos. La decisión de la Comisión Federal de
Comercio (FTC) se ha tomado por unanimidad de sus cinco miembros. Los
únicos cambios que hará Google los adoptará por voluntad e iniciativa
propia, como se ha encargado de aclarar.
La FTC no le ha exigido, como habría sido normal, que deje de utilizar contenidos ajenos para su propio provecho o que las empresas que emplean sus servicios publicitarios puedan aplicar sus campañas a otras plataformas que no sean exclusivamente Google. A partir de ahora, el buscador lo hará porque él quiere, pero no porque alguien se lo haya exigido.
Tal es el dominio de Google en las búsquedas por Internet que de él, de sus resultados, incluso de la posición en que salgan, depende la economía de muchas empresas y comercios. Un cambio en el algoritmo de búsqueda puede determinar la desaparición o la promoción de una empresa, lo que no supone práctica ilegal, como refrendaron antes las autoridades.
A Google hay que reconocerle que fue capaz de atisbar en el buscador unas aplicaciones publicitarias que nadie supo ver antes; pero llegado el punto en que su dominio alcanza el 90% en Europa y es capaz de aupar o derribar negocios, hay que ser extremadamente vigilante. Es lo que ha hecho la FTC y es lo que hará próximamente el comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia. Pronto se verá si el voluntarismo de Google con la FTC también le valdrá con la Comisión Europea para salir inocente.
La FTC no le ha exigido, como habría sido normal, que deje de utilizar contenidos ajenos para su propio provecho o que las empresas que emplean sus servicios publicitarios puedan aplicar sus campañas a otras plataformas que no sean exclusivamente Google. A partir de ahora, el buscador lo hará porque él quiere, pero no porque alguien se lo haya exigido.
Tal es el dominio de Google en las búsquedas por Internet que de él, de sus resultados, incluso de la posición en que salgan, depende la economía de muchas empresas y comercios. Un cambio en el algoritmo de búsqueda puede determinar la desaparición o la promoción de una empresa, lo que no supone práctica ilegal, como refrendaron antes las autoridades.
A Google hay que reconocerle que fue capaz de atisbar en el buscador unas aplicaciones publicitarias que nadie supo ver antes; pero llegado el punto en que su dominio alcanza el 90% en Europa y es capaz de aupar o derribar negocios, hay que ser extremadamente vigilante. Es lo que ha hecho la FTC y es lo que hará próximamente el comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia. Pronto se verá si el voluntarismo de Google con la FTC también le valdrá con la Comisión Europea para salir inocente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario