Cuentas y paz
Ricardo Darín solo instaba a Kirchner a actuar de reconciliadora en un país en el que hay viejos amigos que no se pueden sentar a la misma mesa por diferencias políticas
Darín es uno de esos actores a los que gusta entrevistar. Es capaz de
salirse del contrato que le obliga a promocionar su película y hablar
de la vida, del barrio, de educación, de ambiciones, de ese hostal
familiar en el que le acogen cuando reside en Madrid, de ese mundo de
ayer que heredó de sus padres y de lo poco que le atrajo residir en USA
para acabar especializándose en papeles de traficante de drogas latino.
Ricardo es capaz de sacarse la camisa mientras te habla y ponerse una
más adecuada para la foto o de disfrutar de una pasta y responder a un
tiempo a tus preguntas. Es así con cualquiera: callejero y seductor,
enérgico y educado; un actor que actúa cuando toca pero no lleva la
sobreactuación a la vida real. No todos los actores lo consiguen. A
veces, Darín también habla de política. Y se monta, claro. Si en algo se
parecen países como Argentina y España es que los que ostentan el poder
detestan la disidencia o que alguien les pida cuentas. En la entrevista
que ha causado el alboroto el actor describía así el ambiente de
confrontación que se vive ahora mismo en su país: "en las culturas
civilizadas cuando los que gobiernan detectan a alguien que no les vota,
tratan de seducirlo. No eliminarlo, ni desacreditarlo". El actor se
preguntaba, y esto ha sido el colmo para el talante irritado de su
presidenta, cómo el matrimonio Kirchner había hecho su fortuna.
Sin ira, sin grosería, Ricardo instaba a Kirchner a actuar de reconciliadora en un país en el que hay viejos amigos que no se pueden sentar a la misma mesa por diferencias políticas. Le pedía a su máxima representante que no echara más leña al fuego. Pedía cuentas y paz. Dos principios democráticos: transparencia y libertad de expresión. Aplaudo su valentía. Esas palabras sirven de igual forma para nuestro país, que también es el suyo.
Sin ira, sin grosería, Ricardo instaba a Kirchner a actuar de reconciliadora en un país en el que hay viejos amigos que no se pueden sentar a la misma mesa por diferencias políticas. Le pedía a su máxima representante que no echara más leña al fuego. Pedía cuentas y paz. Dos principios democráticos: transparencia y libertad de expresión. Aplaudo su valentía. Esas palabras sirven de igual forma para nuestro país, que también es el suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario