Como ya es tradicional que el 7 de diciembre de cada año, desde hace más de dos siglos, los guatemaltecos se dan a la tarea de quemar al diablo en las calles de todos los poblados del país, incluyendo a la ciudad capital.
Esto se hace en esa fecha precisamente, para que al día siguiente 8 de diciembre que es el día de la Virgen de la Concepción, las cosas se encuentren en orden y limpias de espíritus oscuros.
Esto es un signo de premodernidad, siempre lo viví así, como algo anacrónico y fanático de parte de los miles de fieles cristianos que pululan por Guatemala, que gozosos sacaban la basura de sus casas para colocarla enmedio de las calles de todas las colonias, ya sean populares o de clase media alta también, para formar grandes hogueras que llenaban de humo sofocante a todo el país; antes no pensabamos en la contaminación del ambiente ni mucho menos, a todos se les hacía algo simpático y necesario de realizar de acuerdo a su fe.
En la "quema del diablo" algunos aprovechaban para incinerar muebles viejos, ropa usada, y cuanto tiliche consideraban inservible, obviamente estas piras duraban varias horas en consumirse por completo, y dejaban a la ciudad de Guatemala entre tinieblas diabólicas.
Lo sorprendente es que la población católica de Guatemala a disminuido sensiblemente desde el siglo pasado, a manos del avance impetuoso de los grupos "evangélicos o cristianos", e inclusive por la invasión de Mormones provenientes de los Estados Unidos. Un beneficio significtativo ha sido que en algunas comunidades indígenas del centro y del occidente del país, los hombres han dejado de beber alcohol y de acuerdo a una ética protestante, como decía Max Weber, están inclinados al ahorro de sus magros ingresos. Esto es lo que se llamó en Guatemala "El capitalismo del centavo", para referirse a las ridículas ganancias que obtenían los pueblos indígenas por su trabajo.
Sigo pensando que lo viejo, premoderno, antiguo, anacrónico, no termina de desaparecer de la cultura guatemalteca y lo nuevo, lo moderno, avanzado y tecnológico no termina de imponerse totalmente. Conviven muy integrados el siglo XIX con el XXI.
Pensar que el Diablo anda suelto en Guatemala y por lo tanto hay que quemarlo , me parece un hecho simpático y folklórico por demás; sin embargo el que lo haga la mayoría de los guatemaltecos sin importar condición social y económica, no lo justifica de ninguna manera. Los efectos globales del calentamiento del planeta, se podrían medir el día 8 de diciembre, dia de la Virgen de La Candelaría, para saber que hemos contribuido al malestar de la Madre Tierra.
Tendremos en Guatemala Diablo para varios siglos mas...
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