Fui invitado por la rama familiar de los HERNÁNDEZ a un desayuno en un hotel pomposo de la ciudad de Guatemala, para celebrar el fin del presente año.
Yo tenía mucha curiosidad de conocer a mis parientes HERNÁNDEZ, con quienes no mantengo ningún vínculo afectivo, ni los conozco personalmente, pero hoy fue el momento propicio. La relación más importante la mantengo con la rama materna de mi padre Los Sifontes, esos que viven en un pueblo del suroriente de Guatemala, llamado Cuilapa, del cual les he relatado diversas anécdotas muy al estilo de "Cien años de soledad", donde suceden cosas increibles.
Bien, los HERNÁNDEZ nos reunimos para conocernos un poco más, nos juntamos no más de una treintena de parientes cercanos. Lo lindo de este encuentro fue que había una agenda de puntos a tratar, entre ellos varios mensajes de esos que circulan por la internet, donde se resaltan valores éticos y morales. Para ello se dispuso de una laptop y un cañón para poder proyectar en la pantalla dichos mensajes.
Toda la sesión estuvo impregnada de discursos cristianos, asunto que yo desconocía de esa parte de mi familia. En ese contexto yo intervine con un testimonio de cómo pude superar el cáncer durante este largo año del 2009, me conmoví como siempre, y me ganó el llanto al momento del relato, resaltando la fortaleza de carácter y de espíritu con la que me enfrenté día a día con el problema de mi precaria salud. Enfatizando el hecho de decir que "soy un guerrero y no me voy a dejar vencer".
Así que en lugar de que los mensajes morales extraídos de la internet fueran el centro de la reflexión para todos, mi testimonio de fe y fortaleza sirvió para que los demás asistentes hablaran alrededor de "mi tema".
En algún momento de la sesión familiar, nos mostraron un "árbol genealógico" para indicarnos cuales son nuestras raíces más profundas, quienes son nuestros ancestros, pero de algún modo el árbol estaba incompleto, faltaban nuestros hijos y nietos de los hermanos mios ahí presentes eso es explicable por que era la primera vez que nos veíamos, ellos ignoraban muchas cosas de nosotros los HERNÁNDEZ-ESTRADA.
La emoción que provocó la reunión era desbordante y se hicieron promesas de nuevos encuentros colectivos de la familia HERNÁNDEZ.
Todos los parientes ahí presentes nos veíamos con ojos escrutadores, tratando de encontrar parecidos físicos evidentes, y efectivamente algunos nos parecíamos físicamente entre sí y con otros de plano nada que ver.
Me desconcertó el hecho de que de pronto se organizó una rifa con regalos, de antemano preparados, y yo fui uno de los afortunados al "ganarme" una cafetera preciosa.
A estos encuentros familiares les falta "sustancia", no basta ser parientes para poder estar juntos y felices; es necesario encontrar puntos de convergencia que nos unan más allá de lo afectivo y subjetivo de ser parientes con un mismo apellido y con un tronco común. A la mayoría, me parece que la religión que practican los liga de una manera fuerte.
Yo, confieso, tenía mucha curiosidad de conocer a mis parientes de esa rama paterna, cuya mitología he escuchado a lo largo de mi vida; como toda familia que se respeta tiene sus leyendas y sus fantasías para darle consistencia al vículo parental.
Mis parientes amenazan con planear nuevos encuentros familiares, afortunadamente el próximo será en noviembre del 2010. Así habrá tiempo para reponerse del shock.
Mañana voy a encontrarme con una parte de mi leyenda personal, visitaré la ciudad de Quetzaltenango, donde pasé mis años de juventud y tuve mis primero amores perros, voy a confrontar mi historia personal con el presente.
Ya os contaré lo que allá sucederá...
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