No hay celebración alguna en Guatemala en la cual no se detonen cohetones y se enciendan fuegos artificiales. Los guatemaltecos tienen una enorme devoción por la pólvora y los juegos pirotécnicos. De nuevo los cielos del país tendrán una nueva ocasión de tener una espesa capa de humo provocado por los cohetes infinitos, ese olor es característico de este país desde que yo era un niño.
Lo chino en la tradición nuestra es algo indisoluble, aunque existen prohibiciones de las autoridades para impedir la quema de estos atronadores artefactos explosivos, el pueblo hace caso omiso de ellas.
Falta dos horas para que presenciemos auditiva y olfativamente el rito popular de la quema de la pólvora en cantidades industriales, nadie ha podido sacar las cuentas de lo gastado en la adquisición de cohetones y luces artificiales, a lo largo de todo el año, pero estoy seguro que son varios millones de Quetzales (moneda nacional).
Como en toda sociedad existen en Guatemala también miles de ansiosos, que desde las primeras horas de la noche ya empezaron a quemar algunos cohetones y lanzando luces de colores al aire.
Nosotros en casa estamos preparando la cena de Año Nuevo, lejos de la tradición local. comeremos comida italiana y ensaladas mediterráneas y unos vinos chilenos para amenizar el festejo.
Ahora nos integramos en mi familia con mi yerno italiano y mi hija que es mitad japonesa y mitad mexicano-guatemalteca; además de mis hermanas guatemaltecas. Mientras en todos los hogares chapines a las doce de la noche harán la cuenta regresiva y se comerán 12 uvas cada quien, nosotros charlaremos y reiremos con nuestras historias, lejos de esa tradición que desconocemos su origen.
Celebremos, pues, con ruido y luces la entrada del "nuevo año".
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