sábado, 2 de enero de 2010

Las posibilidades del odio.

El título de este artículo es un homenaje a una amiga escritora ya desaparecida, María Luisa Puga.

La sociedad posmoderna pone frente al individuo diversas opciones de todo, inclusive hasta para ir a comprar al supermercado un cereal hay que detenerse frente al anaquel correspondiente y evaluar en poco tiempo qué tipo de cereal es el más conveniente.

El individuo se ve cada vez más confrontado con decisiones de todo tipo, desde las preguntas triviales de la vida cotidiana: ¿adónde ir de vacaciones y qué marca de auto comprar? hasta las preguntas que conciernen a la planificación de la vida a largo plazo: ¿cuántos hijos y cuándo tenerlos?.

La sociedad posindustrial exige que los individuos sean seres emancipados y consumidores críticos, comparar los precios y tener conciencia ecológica, estar al tanto del calentamiento global y a la utilización de fármacos alópatas.

Esta vida es un exceso de posibilidades de elección muchas veces se percibe como una sobrecarga para el individuo, según algunas teorías de la modernización. Algo que pasa todavía desapercibido es el hecho de que el individuo tiene nuevas cargas, cuando el individuo ya no vive solo sino en pareja.

Cuanto más aumenta la complejidad en el campo de la decisión, tanto más crece el potencial de conflictos en el matrimonio. Las posibilidades del odio son infinitas, por lo tanto.

La pregunta es evidente:¿ cuánto espacio queda en la biografía autoplanificada y con todas sus obligaciones para una pareja con obligaciones y planes propios? Sólo queda, al fin y al cabo, la negociación de dos nómadas que no están construyendo un universo común, sino que defienden sus dos universos separados, a veces de modo civilizado, a veces encarnizadamente y sin piedad.

Desde este ángulo, es interesante ver los nuevos modelos de amor, matrimonio y pareja. En diversas variantes, a veces de forma suave, a veces formulada de odo contundente, se muestra una tendencia que convierte la autoafirmación en ley, y no sólo en el mundo exterior del trabajo y la vida pública, sino ahora también en el espacio de lo privado, de la pareja.

Yo hago lo que hago
y tú haces lo que haces.
No estoy en este mundo
para vivir según tus expectativas.
Y tú no estás en este mundo
para vivir según las mias.

Ahora se ensaya en las parejas la confrontación constructiva, el NO EN EL AMOR. La terapia debe ayudar a reconocer que "dos personas que se quieren , no debieran aspirar a ser un sólo corazón y una sóla alma". Se intenta encontrar formas de convivencia para individuos independientes, con caminos de vida y derechos propios para poder equiilibrar una vida propia y una vida en pareja.

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