sábado, 16 de enero de 2010

La libertad igual que desamparo.

En todo proceso de individualización se crean espacios de libertad de acción: por ello se dice que el ser humano de la modernidad esta condenado a la libertad. Está desamparado.

En este contexto, el hijo, su educación y su cuidado, pueden crear nuevas referencias de sentido y de valores, incluso convertirse en el centro del sentido de la existencia privada. El hijo anuncia también la posibilidad de dar sentido, contenido y arraigo a la propia vida.

A la difícil pregunta que significa responder para qué tener un hijo, la mayoría de las personas no saben bien qué responder a ella. He aquí algunas respuestas válidas a dicha pregunta: "para que la vida tenga algún sentido", "entonces se sabe para qué se está en el mundo, se sabe para quien se trabaja", "quiero saber adónde pertenezco", "la vida es mucho más bella si sabes que alguien te necesita".

Un testimonio de una mujer profesionista: "tuve mi hijo en una época en que me sentía extremadamente insegura. Mi compañero iba detrás de otra mujer; la sensación de no futuro se extendía aún más. Vi que la libertad no sólo era bonita y deseable. Tenía un doble carácter irritable. Tuve mi hijo también por miedo al vacío que se estaba abriendo ante mi. Con la fundación de una familia quería construir un contramundo personal. me había escapado de la temida libertad.

Otra mujer, afirma: "Mi compañero siempre me decía que anotara las razones por las cuales quería tener un hijo. Y durante tres años lo intenté, pero nunca se me ocurrió una razón principal e importante"

No obstante, al deseo de tener hijos se le oponen fuertes obstáculos. Tropieza, por ejemplo, con el deseo de tener una vida propia, que es una exigencia de la sociedad posmoderna.

Lo que en otros tiempos parecía la cosa más natural del mundo, hoy la decisión de tener un hijo se ha vuelto un tema complicado para la pareja. nada funciona ya d emaner espontánea, todo pasa por la cabeza: la nueva mujer cuestiona y problematiza todo. Si hay que tener hijos, deben ser hijos deseados. Pero como hoy el deseo ya no es espontáneo, sino frenado por muchas preguntas, los hijos deseados son cada vez más hijos planificados.

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