Se pueden detectar tres épocas en la relación hombre y mujer desde la sociedad premodernas hasta la sociedad moderna. En la primera, donde predominaba la familia como comunidad económica, para ambos miembros de la pareja no existía una biografía independiente. en la segunda época, y cuando la familia extensa emezaba a disolverse, el currículum del hombre se abría hacia proceso de individualización. Se mantenía la unión familiar, aunque al precio de una represión severas de los derechos de la mujer. Y luego, a partir d elos años setentas del siglo XX, comienza claramente una nueva época en la que los dos géneros pueden experimentar los beneficios y cargas de a vida propia.
La relación hombre y mujer padece ahora un dilema central: por un lado, se da la necesidad de una convivencia duradera con otras personas que, sin embargo, a su vez están sujetas a las prefiguracionesd y expectativas de su vida propia. Este dilema genera muchas contradicciones, luchas y complicaciones en la conciencia y la acción de las personas implicadas.
La pregunta decisiva es si estos problemas continuarán y se agudizarán aún más hasta que al final sólo queden los psicoanalistas como acompañantes de nuestra propia soledad.
Es una opinión generalizada que los grandes conflictos de las parejas tienen que ver directamente conel tema de la comunicación, es cierto pero es una razón insuficiente para justificar la crisis de la mediana edad.
En el ámbito de la vida privada de las parejas, requiere que ambos aprendan a tener comprensión, paciencia y disposición para llegar a compromisos y, sobre todo, el valor de negovciar permanentemente nuevos acuerdos. ¿Una utopía? Sólo su puesta en marcha nos permitirá saber que tan posible es ésto.
¿Estamos al final de una civilización?
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