Se dice que en la antiguedad a los locos de la ciudad se les embarcaba y se les dejaba a la deriva en el mar, siempre tememos la presencia de los locos aunque al mismo tiempo producen una cierta fascinación a los "cuerdos".
Hoy viajé a la ciudad de México procedente del país "de la eterna primavera": Guatemala. En primer lugar, me tocó experimentar en carne propia la imposibilidad absurda de no poder ser acompañado por mi familia al interior del aeropuerto. En segundo lugar, los arquitectos que proyectaron la obra nueva de la ampliación del aeropuerto, no consideraron las necesidades de las personas discapacitadas, hay demasiadas escaleras eléctricas, que son trampas mortales para las personas en sillas de ruedas o con muletas. En tercer lugar, por una extraña coincidencia en el vuelo 487 de Mexicana deAviación, viajabamos la insólita cantidad de trece personas con algún tipo de discapacidad física.
Por un momento me sentí en la aludida "nave de los locos", muchos seres humanos anormales, con problemas de locomoción, pero el número de sillas de ruedas fue insuficiente, solamente disponían de dos de ellas. Aun entre los discapacitados hay niveles de gravedad de las lesiones que padecen cada uno de ellos. Así que la necesidad no siempre es urgente y necesaria para todos los casos.
Llegamos al aeropuerto de la ciudad de México, con un derroche de modernidad por todos lados, pero no con la capacidad de recibir tantos vuelos en la terminal, así que casi siempre los vuelos procedentes de centroamérica los envían a sitios remotos, a los cuales llegan autobuses para recoger a los pasajeros y llevarlos a las salas de abordaje.
Los trece discapacitads que arribamos en el mismo vuelo de Mexicana, exigimos una silla de ruedas para cada uno de nosotros, pues no había esa cantidad de sillas disponibles ni las personas que empujan esos artefactos móviles. La llegada fue una odisea para todos los afectados de la locomoción, sin embargo cada uno de nosotros resolvió el problema de llegar a la sala de migración como pudo, unos a pie y otros andando, como dirían en mi pueblo. !!Qué ineficiencia"" exclamamos todos al unísono.
Es posible que este hecho de congregarnos tantos discapacitados sea un hito en la historia de Mexicana, pero sigo teniendo en la mente la imagen de "la nave de los locos", afortunadamente llegamos a buen puerto, a pesar d todos los inconvenientes.
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