Una definición de una pareja moderna sería la siguiente: "Ellos no se quieren, simplemente hablan cada quien de sus cosas".
En la actualidad se necesita un diálogo permanente para construir y mantener la causa común de la pareja. Eso cuesta esfuerzos infinitos, mucho tiempo, nervios y paciencia, lo que en la teoría actual se conoce como: "Trabajo de la relación". Es un trabajo duro, a menudo muy parecido al trabajo de Sísifo: no se llega nunca a un final, después de cada acuerdo logrado se necesitarán nuevas fórmulas de convivencia.
Si el individuo no quiere fracasar, tiene que hacer algo para lograr su felicidad. Los esfuerzos que exige la familia va en aumento. Ser una "buena pareja", significa esfuerzos al por mayor, atención y reflexión. hay que reconocer los conflictos a tiempo. Desactivar estos conflictos requiere una gran sensibilidad para con las necesidades de la pareja.
Lo que los terapéutas les piden a las parejas en conflicto es "franqueza y sinceridad". Cada uno debe admitir sus sentimientos, mostrar su propia persona, y no esconderse detrás de miedos, tabúes y convencionalismos.
Ahora bien, surge una pregunta vital: "¿cuánta verdad, cuánta sinceridad, cuánta desnudez del alma puede exigirse al otro?".
No sólo la mentira, también la verdad pueden revelarse como una carga explosiva para la pareja, que siempre se dicen sus verdades.
"Entre nosotros siempre debe reinar la verdad", dice un personaje de Goethe, pero solo después de haberse separado para siempre.
Cuantas más esperanzas pones en el matrimonio, se llega a percibir el matrimonio como insuficiente. En cada conviviencia estrecha y duradera hay, aparte de la experiencia de la felicidad, también momentos de decepción, de rechazo, de rabia, de culpa y de herida. La familia significa guerra y paz.
Dice una mujer madura, al respecto: "La felicidad no es el objeto del matrimonio. Eñl matrimonio tiene muchos lados hermosos; es un lugar donde se puede aprender a odiar y a superar el odio, donde se puede aprender la risa, el amor y la comunicación".
Por ello la gente se divorcia con tanta facilidad y frecuencia, porque sus expectativas acerca del matrimonio son muy altas y no quieren confrormarse con simples aproximaciones insatisfactorias.
Esta es la opinión de un terapéuta acerca de una mujer que ha tenido ya tres matrimonios anteriores:
"Cuando su tercer marido pierde el entusiasmo, parece ya fatigado y muy hogareño, está ya harto de lo puramente fisiológico entre ellos, ella comprende de repente, con gran altura moral y dignidad, que se había equivocado. No falla nunca esa sensación de haberse equivocado rotundamente. Por lo tanto, decide hablar con él, y para hacerlo más solemne se pone un gran turbante en la cabeza, y le dice: "mi querido tercer hombre araña: hagámonos dignos uno del otro y separemonos sin insultos baratos. No ensuciemos el recuerdo de la felicidad pasada con insultos inútiles. Yo te debo la verdad y la verdad querido, es que ya no te quiero, me he equivocado. Yo había creído con toda mi alma que tú serías el hombre araña para siempre. Lo siento mucho. entérate que ha entrado un cuarto hombre araña en mi vida que lo significa todo para mi".
No hay comentarios:
Publicar un comentario