Dada-surrealismo
Vilma Fuentes
Georges Sebbag, de formación filosófica, es autor de libros peculiares, profundos y auténticamente originales. Como filósofo, prosigue desde hace años una reflexión sobre el mundo contemporáneo a partir del lugar que en este universo ocupa cada uno de nosotros, si acaso puede hablarse aún de un lugar para alguien, dada la proliferación de la especie humana durante las últimas generaciones. Explosión demográfica ante la cual Claude Lévy-Strauss, al final de su vida, se declaró invadido por la duda al constatar que, nacido en un planeta de mil millones de habitantes, iba a morir sobre ese mismo planeta, dulce tierra natal, poblado por 7 mil millones de seres humanos.
Tal perspectiva lo dejaba pensativo al extremo de sentirse perplejo en cuanto a su propia capacidad de poder aún reconocer y comprender este mundo donde pasó su vida dedicada a la observación y al estudio.
Sebbag, a su manera y con su propio estilo, continúa la meditación de Lévy-Strauss, sin por ello convertirse en un etnólogo. Escritor, integrante del grupo surrealista en la época de André Breton, ha consagrado varias de sus obras a este movimiento capital del siglo XX.
Obras de referencia hoy día, tanto por su calidad de testigo y actor como por el rigor de sus investigaciones documentadas con la preocupación de la exactitud histórica; se imponen por la única autoridad legítima: la incontestable verdad.
En Potence avec paratonerre (Horca con pararrayos), título tomado del aforismo de Lichtenberg, incluido por Breton en su Antología del humor negro, exploración esencial para elucidar el pensamiento filosófico surrealista, Sebbag observa acertadamente que, al contrario de algunas ideas preconcibidas, no son Hegel ni otros filósofos y moralistas quienes se hallan a la base del surrealismo.
Es de Los cantos de Maldoror, de Lautréamont, de donde emana este movimiento, fincado en el constante détournement (préstamo, plagio y desviación) de filosofías y obras anteriores.
Ahora, en la prolongación directa de sus trabajos, Georges Sebbag organiza una gigantesca exposición: Chassé-croisé: dada-surréaliste, 1916-1969, inaugurada el pasado 15 de enero, que cerrará el primero de julio de este año.
La majestuosa muestra tiene lugar en el Espacio de Arte Contemporáneo Fernet-Branca, en la ciudad de Saint-Louis, en Alsacia. La responsabilidad de la exposición estuvo a cargo de Sebbag y de Auguste Vonville. A la altura de las dos grandes muestras surrealistas: la exposición en el Museo Georges Pompidou y la presentación de la herencia André Breton, colección de arte, manuscritos, correspondencia y otros objetos, exhibida en la Sala de Ventas de Drouot, la actual exposición ofrece un vasto panorama del quizás más importante movimiento artístico del siglo XX.
Los mexicanos interesados recuerdan tal vez la conferencia de Sebbag, impartida en México, sobre el surrealismo. Se conoce la visita de André Breton a este país y sus lazos con Diego y Frida. Se sabe también del acercamiento de Octavio Paz al movimiento surrealista.
Entre los cien artistas de los cuales se exponen 204 obras, cabe señalar la presencia de algunos mexicanos de origen o de adopción: Rufino Tamayo, Alberto Gironella, Leonora Carrington, Wolfgang Paalen, Alice Rahon Paalen, Remedios Varo.
Las fichas biográficas de los artistas expuestos, establecidas para el magnífico catálogo de la exposición, son dignas de curiosidad. No sólo dan cuenta de sus relaciones exactas con el surrealismo y de su encuentro con Breton, de quien se citan las frases al respecto. Ofrecen también algunos detalles biográficos desconocidos y algunos avatares de sus vidas que no podían sino hacerlos desembocar en este insolente movimiento de humor negro.
“El 6 de octubre de 1926”, recuerda Sebbag en Potence avec paratonnerre, “Nadja, el alma errante, ve en el chorro de agua en el estanque de las Tullerías el brote y la recaída de sus pensamientos mezclados a los de Breton.”
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