Los juegos de Perec
Margo Glantz
En julio de 1984 se organizó un coloquio en Cerisy en honor al gran escritor, fallecido en 1982; publicado en 1985 con el título de Cahiers Georges Perec, contiene entre otros un texto de Marcel Bénabou (también ulípero), donde habla sobre la judeidad del homenajeado. Como preámbulo se refiere a un texto importante de Perec, la historia del lipograma. Comienza Bénabou evocando los libros sagrados de los hebreos, el Zohar, para seguir con la Cábala y sus tres principales direcciones de exégesis. Perec comentaba al respecto “...un eco muy debilitado de estas preocupaciones vertiginosas me parece que resuena aún en relación con el lipograma”. Comentario al que se agrega el de un exégeta antiguo de la Cábala: “Las Escrituras santas se asemejan a una gran mansión con muchas habitaciones; delante de cada una, hay una llave, pero no sirve. Las llaves se han intercambiado. Para abrirlas, hay que buscar la que le corresponde a cada una de las puertas...”
Pero, me detengo, ¿qué es un lipograma? La palabra viene del griego y quiere decir “abandonar una letra”, es decir, un ejercicio textual donde se omite sistemáticamente alguna o varias letras del alfabeto, empresa a la que se dedicó Perec de manera sistemática, por ejemplo en La disparition, de donde desaparece enteramente la letra e (se ha interpretado como un ejercicio de desaparición en relación con la de sus propios padres durante el nazismo, o también como alusión a las vocales de su apellido); o en Les reverentes, donde, como lo muestra el título mismo del libro cuya ortografía es incorrecta, la e es la única vocal que se utiliza.
Perec se adhirió al taller literario Oulipo (Ouvroir de littérature potentiele) (ulipó-lipograma), asociación del que sé es miembro aún después de la muerte. Taller creado justo después de que en 1960, en un coloquio realizado también en el castillo de Cerisy-la-Salle, se planteara la necesidad de promover “Una nueva defensa e ilustración de la lengua francesa”, en una sesión consagrada a los escritos de Raymond Queneau (1903-1976): “Llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca”. Un manifiesto o antimanifiesto contra las ideas del surrealismo en donde el azar es un elemento esencial. Los miembros del Oulipo practicaban un arte combinatoria –en realidad muy antigua: anagramas, palindromas…– que implica una búsqueda encarnizada y llena de humor para lograr enriquecer las formas de expresión y, a la vez, pienso, la posibilidad de que esa búsqueda se asociara también al azar, un azar que puede producirse gracias a un trabajo intenso del que se ha descartado la improvisación, a pesar de que los miembros de este grupo –que no movimiento– usaban como lema “no al azar”. Michel Leiris, asociado alguna vez con los surrealistas decía, respecto de Roussel –un preulipó avant la leerte– que su escritura ayudaba a suprimir la censura de manera más efectiva que la escritura automática de los surrealistas.
Asimismo, implica la posibilidad de trabajar con aquello que en apariencia es banal, superfluo, demasiado cotidiano como para tomarlo en cuenta seriamente, un ejemplo sería Espèces d’espaces, donde Perec describe los objetos de su habitación, empezando por los más cercanos y termina extendiéndose a toda la ciudad: pasión por la ciudad (comentario al margen: deberían leerlo –sí a Perec, aunque creo que no lo entenderían– algunos candidatos que manifiestan en anuncios espectaculares –enturbian la mirada y contaminan– su pasión por la ciudad). O un libro póstumo Je me souviens: Me acuerdo (Ahora se colecciona el más ínfimo escrito proveniente de Perec como si fuera un tesoro: lo es) donde se inscriben numerosas frases breves del autor que comienzan con el título del libro: “Me acuerdo de un aperitivo que se llamaba Bonal....”. Me acuerdo de que Krutchev golpeó con un zapato la tribuna de la ONU...” Me acuerdo de Javier Cugat...”
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