miércoles, 2 de enero de 2013

Cruyff dice adiós.

Cruyff y el fútbol por ‘senyera’

Catalunya empata (1-1) el amistoso contra Nigeria con buen juego en el campo y ambiente festivo en las gradas de Cornellà

Cruyff, en el banquillo, ante una grada llena de senyeres. / ALBERTO OLIVÉ (efe) / EL PAÍS

En el minuto uno, tras tocarla desde el arranque, Catalunya remató a puerta por vez primera ante Nigeria (1-1). Una declaración de principios en el adiós de Cruyff a los banquillos. Se despide como seleccionador de Catalunya porque, en conciencia, el holandés piensa que le debía a su lugar de adopción ese gesto. Cruyff marcó la historia del fútbol como inolvidable número 14 del Ajax y de Holanda, y ese al que llamaron el holandés volador luego marcó un punto de inflexión en la historia del Barça y se despidió en la casa del Espanyol, equipo donde militó su hijo Jordi, y con los principios sobre el césped de los que siempre hizo bandera. Habló en castellano y llenó el equipo de buenos jugadores. “Y de buenas personas, que vienen aquí por una bandera una vez al año”, aseguró.
En el equipo se juntaron cinco campeones del mundo —Piqué, Puyol, Capdevila, Xavi y Busquets, que empezó en el banco y terminó de capitán— y siete de Europa —atendiendo a la presencia de Sergio García, que fue titular, y Jordi Alba, que jugó la segunda parte—, así que era de prever que Catalunya destilara buen fútbol.
Faltó Valdés, que por la mañana se entrenó con el Barcelona y sintió molestias en la planta de un pie, y jugó Casilla. También lo hicieron Verdú, Bojan, Bartra, Montoya —sustituyó a Puyol, a quien le abrieron una ceja de un codazo— y Tello, Soriano y Piti, el jugador de Sant Boi, capitán del Rayo Vallecano.
A partir de ahí, Catalunya jugó como se espera de futbolistas de tal palo y como se puede intuir si lo tamiza el criterio de Johan Cruyff. Así, el campo se llenó de buenos jugadores que tocaron la pelota en un terreno abierto a lo ancho. Catalunya honró el librillo del entrenador y se fue a por el partido de principio a fin, jugando al borde del precipicio. Armado alrededor de la pelota, antes del descanso pudo sentenciar el amistoso, pero perdonó y Nigeria empató al inicio de la segunda parte.
En el equipo se juntaron en total cinco campeones mundiales y siete de Europa
En noche de homenajes, sonó a bendición el penalti que señaló el árbitro tras el saque de esquina en el primer minuto de juego, tras un remate de Sergio González, que ejerció de capitán. Retirado el pasado 30 de junio, el ex del Espanyol, del Deportivo y del Levante recibió un merecido homenaje. El volante representa como nadie el compromiso de algunos futbolistas que, según dijo Cruyff, “quieren venir por la bandera”. Sergio marcó y Cruyff le sustituyó en el minuto 9 por Álvaro Vázquez. Los dos se despidieron a su manera. Sergio, como futbolista, con el partido número 15 de su carrera con la catalana. Ganó dos Copas del Rey, una con el Espanyol y la otra con el Depor en el Bernabéu, contra el Real Madrid, el año del centenario de la entidad blanca, y se lleva el afecto de la grada y el respeto de sus compañeros. “Estoy orgulloso. Es un privilegio haber defendido los colores de la selección catalana. Lo he hecho lo mejor posible”, dijo. Se le recordará siempre por su buen fútbol y su humildad.
A Cruyff, de su paso por Barcelona debería agradecérsele, entre otras muchas cosas, su parte de culpa en el buen gusto exhibido por los responsables del fútbol formativo catalán en los últimos 20 años. El legado de Johan trasciende a un club, sea el Ajax o el Barcelona, y afecta a una manera de entender el juego que vincula a los jugadores que defendieron la extravagante camiseta del equipo catalán, diseño de Custo. En la cabeza de Cruyff el fútbol nunca tuvo fronteras y le dio igual dirigir al Ajax, al Barça o a la selección catalana, cosa que hizo en cuatro partidos. Le ganó el primero a Argentina, el segundo a Honduras y empató con Túnez (0-0) hace un año. Ante Nigeria, dijo adiós con otro empate porque al gol de Sergio en el primer minuto de juego le respondió el de Bright Dike, nigeriano nacido en Estados Unidos.
“Yo no sirvo para seleccionador. Soy muy nervioso”, explicó el holandés
Cruyff, en su última charla, les pidió a los chicos que jugaran al fútbol y que no se lesionaran. Muy suyo. Dice que encontrará nuevos retos. “Siempre me llama alguien y encuentro algo que me motiva”, dijo tras su último partido.
Johan se va sin haberse sentado en el banquillo de la selección holandesa. “No sirvo para un partido cada mes. Eres delantero o defensa, y yo para seleccionador no sirvo. Soy muy nervioso para entrenar dos días al mes”, dijo. Con Catalunya fue distinto: “Es un partido al año”. El de ayer fue el último: Sergio, y el fútbol catalán supieron honrarle.

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