Desde hace muchos años, en el fútbol de todo el mundo, era posible observar algunas escenas no tan frecuentes de jugadores en actitudes eróticas.
Particularmente, en los equipos de fútbol italianos, rusos, ingleses, españoles y portugueses, cuando se producía un gol en la meta contraria, el anotador corría desaforadamente por todo el campo hasta que uno o más jugadores de su propio equipo, lo derribaban al césped para abrazarlo e inclusive besarlo amorosamente.
En la era posmoderna del fútbol globalizado, los desplantes de los jugadores son más abiertos y provocativos ante la miráda atónita de sus hinchas devotos. Cae un gol y la euforia contagia a todos, hasta la misma banca de suplentes entra al terreno de juego, para sumarse a las caricias y toques corporales.
Es común observar ahora, como con toda naturalidad un jugador le toca las nalgas a su compañero, o se dan besos en la boca, y se acarician el cabello unos a otros, en muestras de afecto poco aceptadas entre hombres, en pleno estadio repleto de hinchas o fans.
La homosexualidad entre los futbolistas, sin embargo, es un tema tabú. Lo que ocurre en los vestidores entre los jugadores es algo secreto para los seguidores del club. Pero esos mismos hombres que en el vestidor se duchan juntos y realizan juegos eróticos, bajo el disfraz de un cierto compañerismo íntimo, en la cancha no tienen empacho en hacer las mismas cosas que en privado. Es paradójico lo que se quiere esconder y lo que se muestra en público.
Hoy en el periódico español, el mejor escrito en lengua castellana, nos muestra una foto interesante de dos jugadores del Barcelona, en actitud francamente seductora, uno de ellos le toma el rostro al otro, como lo haría una pareja heterosexual.
Esos jugadores son verdaderos emblemas del equipo catalán: Ibrahimovic y Piqué. Un par de atletas muy masculinos, que en cada partido muestran su fuerza y entrega al club.
La polémica ya se desató en España y sus alrededores en América.
Ellos no serán los últimos jugadores de fútbol en mostrarse cariño entre compañeros, dentro y fuera de la cancha.
Al tiempo, eso lo veremos en todo su esplendor en la próxima Copa Mundial de Fútbol en Sudáfrica.
La vitrina mundialista será el escaparate para ver besos en la boca y caricias de glúteos al por mayor, entre tantos machos que participarán representando a sus países.
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