En todas partes del mundo la publicidad en la vía pública, es algo innegable y evidente, si funciona y la gente los mira a fuerza de la repetición.
Las famosas vallas publicitarias, que en Guatemala reciben el nombre exótico de "gigantografías", son utilizadas no solamente por los vendedores de bienes y servicios para promoverse, sino también por los políticos vendedores de ilusiones y falsas promesas.
Cuando llegué a radicarme en ciudad de Guatemala, despues de muchos años de ausencia, me impresiona todo lo que veo en el entorno urbano, lo observo detenidamente y lo analizo, y procuro sacar alguna conclusión de mis observacioens antropológicas.
Recorriendo en automóvil la ciudad de Guatemala me llamó poderosamente la atención una serie de vallas publicitarias, en las que se formulaba una pregunta: ¿quién fue el Presidente que decretó a la Ceiba como el árbol nacional?. Como si se tratara de una campaña de educación cívica, aunque la temática era intrascendente a todas luces.
Al poco tiempo vino la respuesta, y mi sorpresa e indignación, en las mismas vallas publicitarias aparecía la leyenda: Carlos Castillo Armas.
Este personaje fue un militar guatemalteco que el gobierno de los Estados Unidos, mediante la CIA, sedujo para que diera un golpe militar al gobierno democrático de Jacobo Arbenz, en el año de 1954, apoyado por un ejército de mercenarios entrenados por los gringos en Nicaragua, en tiempos de Anastacio Somoza.
Por ese golpe de estado, miles de guatemaltecos tuvieron que salir al exilio a diversos países, principalmente a México. El éxodo fue masivo y doloroso por dejar todo atrás, familia, casa, trabajo, etcétera.
Me sentí agraviado y ofendido por revivir a un muerto, como Carlos Castillo Armas, títere en manos de la CIA, más de cincuenta años después. Para las nuevas generaciones de guatemaltecos ese personaje no tiene ninguna relevancia y desconocen su trayectoria traidora, luego entonces para qué traerlo a la memoria en estos momentos.
Carlos Castillo Armas representa para la derecha guatemalteca el estandarte del anticomunismo más ramplón, y por lo tanto tiene significado en una lucha electoral presente, porque se puede utilizar a ese personaje como un espantapájaros, para disuadir a posibles electores que simpaticen con partidos más democráticos, para que voten por la derecha emnpresarial o por un gobierno militar de mano dura.
Envié sendas cartas a los dos periódicos más importantes de la ciudad de Guatemala, quienes me dieron el espacio necesario para poder plantear mi inquietud. Las viejas generaciones de guatemaltecos que tuvimos que salir al exilio y hemos retornado después, comprenderán las motivaciones de mi protesta por exhumar a un militar golpista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario