En la era posmoderna no hay certezas de ninguna clase, no hay valores fijos ni principios morales parecidos a los de los abuelos, tampoco hay líderes al estilo de Gandhi, los individuos viven alterados sin saber qué va a ocurrir en su presente y mucho menos en su futuro inmediato.
Uno de los pocos tópicos sociales en donde las personas encuentran certezas absolutas es el el curso de las telenovelas. El seguimiento cotidiano de los individuos al instalarse frente al televisior y poner su canal favorito con su telenovela estelar, les permite predecir lo que va a ocurrir en esa historia ficticia con bastante facilidad. Eso descansa la mente y permite que las angustias sobre el presente y el futuro se disipen por algunas horas, por ello hombres y mujeres adultos buscan anhelantemente volver a casa para ver su telenovela preferida.
Todas las telenovelas del mundo se basan en un principio elemental, que combina ciertos ingredientes obvios, el conflicto entre el bien y el mal. Los buenos siempre son muy buenos, excesivamente buenos; y los malos son muy malos, excesivamente malos. El choque frontal, o de ladito, entre el bien y el mal, gusta mucho a los televidentes, quienes desean fervorosamente que el bien triunfe sobre el mal. Los productores de televisión saben bien ese axioma y lo aplican con maestría.
las telenovelas actuales, además de incluir esos personajes que son malos y buenos, sin matices, como personajes absolutos, también incorporan la receta del éxito comercial: sexo, drogas, venganzas y traiciones amorosas.
A todo el mundo le encanta la fantasía ante la deprimente realidad que vive, por eso el éxito asegurado de las telenovelas. Distrae, anestesia, divierte y no angustia.
Hoy está en las televisiones de México una telenovela que tiene un éxito asegurado, porque trata el tema de tres chicas, guapas y de clase media, con conflictos severos en su personalidad. Las actrices y el actor principal tienen mucho prestigio en el cine y en el teatro. La telenovela se llama: "LOCAS DE AMOR".
La locura también es un motor que conmueve a toda sociedad, y ese es el tema central de la telenovela en cuestión, tres chicas con padecimientos de ansiedad, paranoia e histeria, es una auténmtica delicia para los que nos dedicamos a la atención de pacientes en psicoanálisis.
Que sigan las telenovelas viento en popa, ya que eso amortigua siempre los conflictos sociales latentes. Los gobiernos están satisfechos con sociedades pasivas, televidentes y acríticas.
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