China endurece el acceso a Internet
Los usuarios estarán obligados a identificarse con sus nombres reales ante los proveedores de líneas fijas de teléfono y móvil
Pekín ha aprobado hoy una ley que dificulta el acceso a Internet, al
obligar a que cada usuario tenga que identificarse con su nombre real si
quiere contratar una línea de teléfono fija o móvil y ante los
proveedores del servicio de Internet.
El objetivo de esta normativa es “garantizar la seguridad de la información y salvaguardar los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos”, informa la agencia estatal de noticias china, Xinhua. Sin embargo, los críticos ven en esta maniobra una nueva forma de censura por parte de Pekín, así como una muestra de que el nuevo Gobierno, renovado en noviembre, percibe Internet como una amenaza.
Esta legislación exige que los proveedores de servicio “corten instantáneamente la transmisión de información ilegal en cuanto sea detectada”. Podrán borrar la información y almacenarla “antes de informar a las autoridades”, indica el texto, citado por la BBC.
Pese a todo, cientos de millones de chinos utilizan microblogs —similares a Twitter, que está vetado en China, al igual que Facebook y Youtube— para expresarse. La censura llega al punto de bloquear, a principios de 2012, la palabra “Egipto” en varias de estas plataformas debido a la efervescencia política de la primavera árabe. Pero igual que proliferan las prohibiciones, surgen, entre los internautas, métodos para burlarlas, como el uso de ingeniosos códigos encriptados.
Las autoridades chinas cuentan desde hace años con un sistema de vigilancia de la red, conocido como la Gran Cortafuegos de China, con el que bloquean el acceso a contenidos críticos con el régimen o sobre derechos humanos, así como a informaciones que afectan a las élites políticas, como se vio con la trama de corrupción en torno al ex primer ministro Wen Jiabao, destapada por el diario The New York Times, cuyas páginas en inglés y en chino fueron bloqueadas.
El objetivo de esta normativa es “garantizar la seguridad de la información y salvaguardar los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos”, informa la agencia estatal de noticias china, Xinhua. Sin embargo, los críticos ven en esta maniobra una nueva forma de censura por parte de Pekín, así como una muestra de que el nuevo Gobierno, renovado en noviembre, percibe Internet como una amenaza.
Esta legislación exige que los proveedores de servicio “corten instantáneamente la transmisión de información ilegal en cuanto sea detectada”. Podrán borrar la información y almacenarla “antes de informar a las autoridades”, indica el texto, citado por la BBC.
Pese a todo, cientos de millones de chinos utilizan microblogs —similares a Twitter, que está vetado en China, al igual que Facebook y Youtube— para expresarse. La censura llega al punto de bloquear, a principios de 2012, la palabra “Egipto” en varias de estas plataformas debido a la efervescencia política de la primavera árabe. Pero igual que proliferan las prohibiciones, surgen, entre los internautas, métodos para burlarlas, como el uso de ingeniosos códigos encriptados.
Las autoridades chinas cuentan desde hace años con un sistema de vigilancia de la red, conocido como la Gran Cortafuegos de China, con el que bloquean el acceso a contenidos críticos con el régimen o sobre derechos humanos, así como a informaciones que afectan a las élites políticas, como se vio con la trama de corrupción en torno al ex primer ministro Wen Jiabao, destapada por el diario The New York Times, cuyas páginas en inglés y en chino fueron bloqueadas.
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