sábado, 3 de diciembre de 2011

Bienaventurados los que leen.

Bienaventurados los que leen" .

Por: Escritores en Papeles Perdidos


por Fernando Iwasaki

DESDE HACE MESES le doy vueltas a esta frase, que está al principio del Apocalipsis, porque casi podríamos decir que el fin del mundo es una de los mejores estrategias de promoción de la lectura. ¿Cómo no recordar ese arranque rotundo al contemplar los miles y miles de visitantes de la Feria del Libro de Guadalajara? Y pensar que cada uno ha pagado algo así como un dólar para entrar.

He visto salones rebosantes de jóvenes para escuchar coloquios, presentaciones y conferencias. He contemplado los corredores del recinto ferial colmados de personas comprando libros, buscando dedicatorias y fotografiándose con sus autores favoritos. He mirado con asombro las interminables colas que el público entusiasta forma para conversar con un escritor, presenciar las actividades o pedir un autógrafo.

He oído conmovido cómo los escolares y universitarios nos llaman "maestros" a todos los escritores invitados y me he quedado mudo cada vez que me han pedido que les recomiende un título para ser felices, para agradar a sus padres o para hechizar de amor a otra persona que uno supone dispuesta a dejarse seducir a través de un poema, una novela o un cuento.

He agradecido la curiosidad intelectual de la mayoría de periodistas locales que han leído lo que tenían que leer antes de elaborar sus preguntas. Aquí nadie nos pide que le hablemos de nuestro libro, porque los profesionales que nos entrevistan son los mismos que ya nos entrevistaron en las anteriores ediciones de la FIL. El escritor Antonio Ortuño lo ha resumido así: «vine a la FIL como escolar, más tarde como periodista y desde hace tres años como escritor». ¿Cuántos más, como Antonio Ortuño, habrán crecido para la literatura gracias a la FIL Guadalajara?

He disfrutado con los amigos que apenas veo porque viven en otras ciudades e incluso en otros países. La mayoría son mexicanos como Jorge Volpi, Rafael Pérez Gay, Ignacio Padilla, Cristina Rivera Garza, Pedro Palou, Jorge Hernández, Paco Taibo, Vicente Quirarte o Xavier Velasco. Varios chilenos como Antonio Skármeta (en la foto, a la derecha), Isabel Mellado y Arturo Fontaine. Más de uno argentino: Daniel Divinsky, Ana María Shua, Guillermo Martínez y Andrés Neuman. También un par de peruanos como Enrique Planas y Santiago Roncagliolo. Y por supuesto especies únicas como el nicaragüense Sergio Ramírez, la portorriqueña Mayra Santos o la boliviana Giovanna Rivero. No puedo asegurarlo con certeza, pero seguro que más de uno desea regresar el próximo año para volver a ver a tantos amigos.

El Apocalipsis ha engendrado una literatura rica en futuros distópicos y apocalípticos. Pienso en 1984 de Orwell, Un mundo feliz de Huxley o Farenheit 451 de Bradbury, donde la suerte de los libros iba unida al destino del mundo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte los libros han desaparecido de los grandes relatos contemporáneos distópicos y apocalípticos como Mátrix o La Carretera, donde la humanidad lectora ha sido desplazada por legiones de zombis, esas criaturas reñidas con el libro y el jabón. ¿Cómo no echar de menos a los cultos simios que juzgaron a Charlton Heston en El planeta de los simios?

He tenido que venir hasta aquí para conjurar esas pesadillas y comprobar que la FIL Guadalajara sigue siendo ese hermoso refugio de lectores fraguado por Ray Bradbury, porque el Apocalipsis no es el fin del mundo sino el libro que lo narra y cuya primera frase reivindico: "Bienaventurados los que leen".

Fernando Iwasaki (Lima, 1961), su súltimo libros son : Arte de introducir (Renacimiento), Nabokovia Peruviana (Isla de Siltolá), Sevilla, sin mapa (Paréntesis), España, aparta de mí estos premios (Páginas de Espuma)

No hay comentarios:

Publicar un comentario