martes, 27 de noviembre de 2012

El hijo que mató a su madre.

El hijo de la abogada muerta en Puerta de Hierro, supuesto autor del crimen

Las pruebas de ADN y la ausencia de personas sospechosas en las grabaciones de las cámaras de videovigilancia le incriminan, según la policía

Familiares y amigos, en la puerta del chalé de Puerta de Hierro. / F. J. BARROSO

Muchas preguntas sin respuesta se cernían sobre la muerte de la abogada María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años, ocurrida en su chalé de Puerta de Hierro el pasado 1 de julio. Nadie había visto a los supuestos encapuchados. No había grabaciones en las cámaras de la urbanización de coches sospechosos y no faltaba ningún objeto de valor en la vivienda. Los agentes del Grupo V de Homicidios han dado carpetazo al caso con la detención ayer por la mañana del único hijo de la fallecida, Ramón María Sánchez Lousa, de 32 años, como el supuesto autor del crimen, según informaron fuentes policiales. Las pruebas de ADN y diversos indicios le incriminan "sin ningún tipo de dudas", según estas fuentes.

Crimen tras la final de la Eurocopa

  • María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años, muere tras recibir supuestamente diversos golpes en la cabeza. Su hijo, Ramón, de 32 años, resulta herido. La familia acababa de ver en televisión la victoria de España en la Eurocopa, el pasado 1 de julio.
  • Las primeras pesquisas apuntan a que tres encapuchados se colaron por la parte trasera del chalé, en el número 13 de la calle de Arroyofresno, y mataron a la mujer.
  • Según la autopsia, la víctima solo recibió un golpe y se ahogó en su propio vómito al quedar inconsciente.
  • La Policía Científica recoge restos de ADN en las uñas de Lousa y, tras analizarlos en dos ocasiones, comprueba que el perfil coincide con el de su hijo.
El homicidio se produjo pasadas las 23.30 del pasado 1 de julio, instantes después de que la selección española de fútbol ganara la Eurocopa. La mujer había cenado junto con su esposo, notario de profesión; su hijo y la novia de este en el jardín del chalé, en el número 13 de la calle de Arroyofresno, en Puerta de Hierro. Se trata de una zona de alto poder adquisitivo, con grandes medidas de seguridad y vigilancia privada. Como la mujer se encontraba mal (le dolía la cabeza), decidió marcharse a la cama. Al cabo del rato, subió el hijo, que fue el que supuestamente se topó con tres encapuchados. Estos, tras golpearla por la espalda, salieron por la parte trasera de la vivienda, por el mismo lugar en el que presuntamente habían entrado.
La víctima quedó tendida en medio de la habitación en medio de un gran charco de sangre. Fue el hijo el que alertó al resto de la familia. Bajó con las manos ensangrentadas y con una brecha en la cabeza. Los facultativos de una UVI móvil del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid intentaron reanimar a la mujer durante media hora, pero al final solo pudieron certificar su muerte. El hijo, que fue trasladado a la clínica de La Concepción, recibió el alta a las pocas horas.
La autopsia reveló que la mujer había muerto tras recibir un único golpe en la cabeza con un objeto contundente. Al quedar inconsciente y caer al suelo, se produjo un vómito súbito que fue el que la mató por ahogamiento. Su muerte resultó bastante agónica, pero no se enteró de lo que había ocurrido dado que estaba inconsciente.
Los agentes de Homicidios iniciaron las investigaciones y, desde el primer momento, vieron algo raro en el caso. En la vivienda, no había nada forzado. Si los ladrones habían accedido desde la partera trasera del chalé, más concretamente desde el edificio que ocupa la contigua Embajada de Costa de Marfil, debería haber alguna señal. Ningún cristal estaba fracturado, tampoco había pisadas ni señal alguna de forzamiento en las puertas.
"¿El móvil del homicidio? Esa es la gran incógnita de este caso", afirman fuentes policiales
Otro hecho que chirrió mucho a los agentes de Homicidios es que la habitación de la víctima estaba revuelta, pero no faltaba ningún objeto de valor. La posible explicación la dio el hijo pero con un fallo que sirvió para centrar en él las investigaciones: los ladrones al verse sorprendidos por Ramón le golpearon en la cabeza y se dieron a la fuga sin tiempo para llevarse nada. En un primer momento, afirmó que junto a su madre había dos encapuchados y que un tercero le golpeó por la espalda sin que pudiera reconocerlos. Ante la policía, dudó y rebajó el número a dos.
María Ángeles Lousa Gayoso.
Un hecho importante y que no trascendió en su momento es que en la habitación donde murió María Ángeles Lousa Gayoso fue hallado un trozo de guante roto. La policía pensó que a través de él podría sacar el ADN de los autores. Sin embargo, la prueba de cargo más importante la llevaba el cuerpo de la mujer. Los agentes de Policía Científica recogieron de las uñas de la abogada restos capilares. Cuando lo analizaron los especialistas de la Comisaría General, no se lo podían creer. El perfil coincidía con el del hijo.
Estos resultados se conocieron en los mismos días en que saltó toda la polémica de la identificación de los restos óseos de los hijos de José Bretón desaparecidos en Córdoba. Ante el temor de errar en el informe inicial, decidieron repetir todas las pruebas y asegurarse que no había ningún fallo. Los resultados fueron los mismos. Los restos hallados en las uñas pertenecían a Ramón María Sánchez Lousa, según fuentes de la investigación. "Ese es un dato determinante para su arresto, pero no el único", añadieron fuentes judiciales.
Los agentes de Homicidios dejaron esa prueba a la espera y decidieron comprobar otros extremos, por si en algún momento la madre podría haber herido de manera incidental a su hijo. Era muy difícil, dada la mecánica del crimen, pero no del todo imposible. Los policías se centraron en las grabaciones de las cámaras de videovigilancia de Puerta de Hierro, pero no vieron nada sospechoso. Ningún coche que fuera desconocido o robado pasó por aquellas calles solitarias aquel primer domingo de julio. Además, otro detalle que reforzaba su autenticidad es que ninguna cámara había resultado dañada. No habían sufrido ningún sabotaje que hubiera permitido sembrar algún hilo de duda. También resultaba muy extraño que ni la empleada de hogar, que estaba en la cocina, ni el perro de la familia, de nombre Lucky, hubieran oído algún ruido extraño que hubiera puesto en alerta al resto de la familia, según fuentes policiales.

Los investigadores, tras conseguir la preceptiva orden judicial de detención, acudieron a las diez de la mañana de ayer al chalé de la calle de Arroyofresno y detuvieron al hijo de la fallecida. Este no opuso ningún tipo de resistencia al arresto. Tampoco se quedó sorprendido por la detención ni se declaró culpable de los hechos, según fuentes del caso. Tras leerle los derechos que le asisten como detenido, le trasladaron a la sede de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, en la calle del Doctor Federico Rubio y Galli, cerca de la avenida de Reina Victoria.
El padre del supuesto autor y marido de la víctima se presentó a media mañana con dos abogados de su confianza para que estuvieran presente durante el interrogatorio. Este se iba a efectuar ayer por la tarde, pero al final se negó a declarar. Está previsto que pase hoy a disposición del juzgado que instruye el crimen. "¿El móvil del homicidio? Esa es la gran incógnita de este caso. Solo será él quien nos pueda decir el porqué de la muerte", reconocen fuentes policiales. Estas no descartan que el supuesto parricida sufra algún tipo de trastorno psicológico o psiquiátrico. En todo caso, tendrán que ser los peritos forenses los que determinen esta posibilidad.
La policía cree que fue el propio detenido el que se produjo una lesión en la cabeza para hacer más creíble la hipótesis del robo en el chalé. El detenido, que es hijo único, se estaba preparando las oposiciones para oficial de Notaría e intentar así seguir los pasos de su padre.

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