Daniel Sada no murió en la miseria, asegura su viuda
Pasaron problemas económicos, pero no terminó en la miseria, pues llamarlos así sería un abuso, dice Adriana Jiménez.
Dpa
Publicado: 26/11/2012 15:06
Publicado: 26/11/2012 15:06
Guadalajara.
Adriana Jiménez, la viuda de Daniel Sada, aseguró que la falta de
seguro médico, de previsión y de ser "personas poco prácticas"
hizo que el matrimonio pasara grandes penurias económicas en los
últimos días del escritor mexicano fallecido hace poco más de un
año, a los 58 años.
Sada, quien padecía
diabetes y murió el 18 de noviembre de 2011 a causa de una infección
pulmonar, recibirá hoy un homenaje en el marco de la XXVI Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, que inició el pasado sábado
y se prolongará hasta el próximo 2 de diciembre.
"Pasamos problemas y
después de la muerte de Daniel quedó una gran deuda médica que
iremos pagando poco a poco, pero no es cierto que haya fallecido en
la miseria. Decir eso en un país como México donde la miseria tiene
dimensiones reales y tremendas resultaría un abuso", aclaró
Jiménez en entrevista con dpa.
"Vivíamos de una
beca que él tenía en el Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes), de los talleres literarios que daba y de mi trabajo en
la universidad. Cuando la enfermedad crónica que tenía se agravó,
hubo que suspender los talleres", agregó.
Jiménez aseguró que
aunque la prensa difundió "exageradamente" la situación
económica por la que atravesaba el aclamado autor de "Porque es
mentira la verdad nunca se sabe", este hecho no la enojó tanto
como el que se haya dicho que Sada no se cuidaba y que las
autoridades educativas hayan tardado en anunciar el Premio de Cultura
y Ciencias 2011 otorgado a su marido cuando "ya estaba entubado
e inconsciente".
"Daniel había
estado esperando la llamada que le avisara del premio durante mucho
tiempo y creo que aunque sea por un tema humano y porque el ex
ministro de Educación (el fallecido Alonso Lujambio) padecía la
misma enfermedad que mi esposo, deberían haber hecho efectivo el
premio cuando tuviera algo de tiempo para disfrutarlo",
consideró.
Joven, vital y en una
fase de duelo que "como se dice en Mexicali: esto se acaba
cuando acaba", Jiménez no esconde el enorme vacío que dejó en
su vida y en la de la única hija del matrimonio, Fernanda, de 14
años, la partida Sada. La viuda afirma que "le hace bien"
hablar del escritor, aunque luego suba a la habitación de hotel "a
seguir llorando".
"Era un hombre muy
desenfadado, muy gozoso, con un gran sentido del humor, era muy buen
conversador y bailaba estupendamente. Siempre estaba rodeado de
mujeres. En casa tenemos dos gatas, tenía dos nietas y siempre se
refería a todas nosotras como 'mis viejas'; además, no soy celosa y
mis amigas siempre me lo pedían prestado porque era uno de los pocos
hombres que bailaba muy bien cualquier ritmo que le tocaran",
contó.
Jiménez no quiere que le
digan "viuda de Sada", sino "mujer" del escritor,
que hoy será recordado por sus colegas Élmer Mendoza, Antonio
Ortuño y Federico Campbell. Según dijo, le sorprendieron las
múltiples muestras de cariño expresadas desde todas partes del país
hacia el autor de Casi nunca y Una de dos, entre otras
novelas que le valieron varios premios y reconocimientos.
"Estuve viajando
todo el año y la verdad es que no pensé que lo querían tanto",
admite, al tiempo que muestra sentimientos contradictorios en torno
al libro póstumo, la novela El lenguaje del juego, que acaba
de dar a conocer la editorial Anagrama.
"Habíamos armado
todo para que él pudiera escribir entre los horarios libres que le
dejaban las cuatro diálisis que recibía al día. Estaba las 24
horas conectado a un tubo de oxígeno y así y todo, cuando escribía
parecía revivir. Mi idea era que mientras él pudiera escribir, no
moriría", contó.
"Cuando terminó el
Lenguaje del juego me la dedicó. Y no quise, tenía
esperanzas de que fuera para mí el próximo libro, pues eso
significaría que iba a estar un tiempo más entre nosotros. Me
dedicas el siguiente, le dije, pero no pudo ser", concluyó.
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