“Hoy ya no creemos en las brujas y el diablo, pero existen”
El director Dmitri Tcherniakov habla de su versión del 'Macbeth' de Verdi para el Teatro Real
Siempre presentó dudas Macbeth sobre la dimensión de mal que habitaba en él y la condena de la culpa que arrastró por sus pecados. Pero el Teatro Real
presenta ahora una versión de la obra de Giuseppe Verdi (se estrena el
próximo domingo), basada en la pieza teatral de William Shakespeare, en
la que de alguna forma el protagonista es liberado de parte de la culpa
de sus atroces crímenes y el peso recae en el pueblo. En la gente común
que termina formando un peligroso colectivo, como explicaba esta mañana
el director de escena Dmitri Tcherniakov, que primero te ríe las gracias
y finalmente te somete a su cautiverio total. Las famosas brujas de Macbeth representan en este caso a ese pueblo que tiraniza al individuo.
La obra, dirigida en el foso por el griego Teodor Currentzis, encuentra algunos paralelismos en la película de Lars Von Trier Dogville. Esa es la visión del director artístico del Real, Gerard Mortier, que estrenó en 2009 esta misma producción en París en su etapa al frente de la ópera de la capital francesa y que la recupera ahora para presentar su primer verdi en el Real. “Hoy ya no creemos en las brujas y el diablo, pero existen de otra manera. Y hay que descubrir como el malo se presenta en nuestro tiempo. Dogville es una inspiración para localizar a ese malo. Macbeth existe hoy”, ha explicado.
En Verdi reside también la ventaja y el peligro de su popularidad y del extenso conocimiento que tiene el público, a veces confundido con un excesivo sentido de la propiedad sobre la interpretación de su obra. Mortier ha lanzado un mensaje muy claro para navegantes y posibles ortodoxias: “Es una producción para un público inteligente. Los que vengan para escuchar unas arias de bel canto mejor que se queden en casa. Es una presentación para defender una de las óperas más geniales que existen. Verdi y Shakespeare lo merecen. No es casualidad que el primer Verdi que hago en el Teatro Real sea este. Verdi luchó toda la vida contra las convenciones sobre lo que la gente pensaba de él. Macbeth fue una revolución en todos los campos: eligió por primera vez a Shakespeare y también supuso una ruptura musical. Verdi trabajó toda su vida en esta obra, la cambió para París y para La Scala de Milán.”, ha lanzado.
Dmitri Tcherniakov, “la gran estrella del momento”, según Mortier (abre la temporada de la Scala con la Traviata y dirigirá El caballero de la rosa en el MET), ha dado un vuelco claramente asumido por él mismo a la historia. “Me di cuenta de que no era interesante hablar de un asesino nato que comete un crimen tras otro según su destino. ¿Dónde está la historia entonces? Es más interesante hablar de alguien que tiene una vida distinta de repente por algo que le ha movido hasta ahí. Me apetecía justificarle sin condenarle para nada. Es decir, siendo una persona en el escenario, que podría haber construido una vida completamente distinta, y sin embargo, las cosas se han ido formando así”, ha explicado el director de escena.
Y esa culpa, en este caso, recae sobre otros personajes. “¿Quiénes son las brujas? Yo no acepto las cosas tal cual si no las entiendo. Lo puedo aceptar como una imagen teatral, pero no soy capaz de entender quienes son ellas en realidad. No fue fácil saber dónde se concentra este mal. Hasta qué punto existe o si es una imaginación nuestra. El mal no se viste con esos ropajes de carnaval. Estuve pensando mucho tiempo qué o quién es capaz de hacernos abandonar nuestro camino y volvernos locos. Las brujas son un elemento cotidiano. Son personas normales. Se parecen a nuestros amigos, nuestros vecinos… pero forman un colectivo. Y realmente siempre tengo miedo a los colectivos. El mal nace de ellos”, ha adelantado Tcherniakov sobre su visión de la obra.
La historia transcurre en una pequeña ciudad situada en ninguna parte. Un zoom de Google Earth introduce al espectador en ese lugar donde, al final, quién conduce el destino del asesino es la voluntad anónima y cruel de una masa. “¿Por qué nos despierta compasión? Porque mirando atrás entendemos cómo ha llegado hasta ahí”, opina el director de escena ruso.
Violeta Urmana, que interpretará su quinta ópera en el Real, será Lady Macbeth y compartirá escena con el barítono griego Dimitris Tiliakos, coprotagonista con ella también en el estreno en París del mismo montaje. De hecho, gran parte del reparto coincide con aquel estreno y facilita el trabajo de acople de todos los cantantes.
La obra, dirigida en el foso por el griego Teodor Currentzis, encuentra algunos paralelismos en la película de Lars Von Trier Dogville. Esa es la visión del director artístico del Real, Gerard Mortier, que estrenó en 2009 esta misma producción en París en su etapa al frente de la ópera de la capital francesa y que la recupera ahora para presentar su primer verdi en el Real. “Hoy ya no creemos en las brujas y el diablo, pero existen de otra manera. Y hay que descubrir como el malo se presenta en nuestro tiempo. Dogville es una inspiración para localizar a ese malo. Macbeth existe hoy”, ha explicado.
En Verdi reside también la ventaja y el peligro de su popularidad y del extenso conocimiento que tiene el público, a veces confundido con un excesivo sentido de la propiedad sobre la interpretación de su obra. Mortier ha lanzado un mensaje muy claro para navegantes y posibles ortodoxias: “Es una producción para un público inteligente. Los que vengan para escuchar unas arias de bel canto mejor que se queden en casa. Es una presentación para defender una de las óperas más geniales que existen. Verdi y Shakespeare lo merecen. No es casualidad que el primer Verdi que hago en el Teatro Real sea este. Verdi luchó toda la vida contra las convenciones sobre lo que la gente pensaba de él. Macbeth fue una revolución en todos los campos: eligió por primera vez a Shakespeare y también supuso una ruptura musical. Verdi trabajó toda su vida en esta obra, la cambió para París y para La Scala de Milán.”, ha lanzado.
Dmitri Tcherniakov, “la gran estrella del momento”, según Mortier (abre la temporada de la Scala con la Traviata y dirigirá El caballero de la rosa en el MET), ha dado un vuelco claramente asumido por él mismo a la historia. “Me di cuenta de que no era interesante hablar de un asesino nato que comete un crimen tras otro según su destino. ¿Dónde está la historia entonces? Es más interesante hablar de alguien que tiene una vida distinta de repente por algo que le ha movido hasta ahí. Me apetecía justificarle sin condenarle para nada. Es decir, siendo una persona en el escenario, que podría haber construido una vida completamente distinta, y sin embargo, las cosas se han ido formando así”, ha explicado el director de escena.
Y esa culpa, en este caso, recae sobre otros personajes. “¿Quiénes son las brujas? Yo no acepto las cosas tal cual si no las entiendo. Lo puedo aceptar como una imagen teatral, pero no soy capaz de entender quienes son ellas en realidad. No fue fácil saber dónde se concentra este mal. Hasta qué punto existe o si es una imaginación nuestra. El mal no se viste con esos ropajes de carnaval. Estuve pensando mucho tiempo qué o quién es capaz de hacernos abandonar nuestro camino y volvernos locos. Las brujas son un elemento cotidiano. Son personas normales. Se parecen a nuestros amigos, nuestros vecinos… pero forman un colectivo. Y realmente siempre tengo miedo a los colectivos. El mal nace de ellos”, ha adelantado Tcherniakov sobre su visión de la obra.
La historia transcurre en una pequeña ciudad situada en ninguna parte. Un zoom de Google Earth introduce al espectador en ese lugar donde, al final, quién conduce el destino del asesino es la voluntad anónima y cruel de una masa. “¿Por qué nos despierta compasión? Porque mirando atrás entendemos cómo ha llegado hasta ahí”, opina el director de escena ruso.
Violeta Urmana, que interpretará su quinta ópera en el Real, será Lady Macbeth y compartirá escena con el barítono griego Dimitris Tiliakos, coprotagonista con ella también en el estreno en París del mismo montaje. De hecho, gran parte del reparto coincide con aquel estreno y facilita el trabajo de acople de todos los cantantes.
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