Cómo será ser hombre (y amar)?
¿Qué somos las mujeres para los hombres?, nos preguntamos absurdamente, intentando indagar en nosotras desde tan particular perspectiva.
¿Qué es el amor para los hombres?, nos cuestionamos, especialmente
cuando las vivencias parecen ir cuesta arriba en esto de compatibilizar
criterios para salir juntos un tiempo, construir algo o disfrutar un
rato.

'La muerte de Hipólito' de Joseph Désiré Court formaba parte de una muestra abierta al público (hasta marzo de 2013) en el museo de Viena: 'Hombres al desnudo'.
"Estudio mucho a la mujer desde años atrás y cada día desespero más de sentir alguna vez como ella siente, de sentir siquiera por un instante una de esas emociones de gracia con respecto a sí mismas o al vivir de otros o de desesperación absoluta, que el hombre no conoce. ¿Cómo será ser mujer?", se planteaba Macedonio Fernández (1874-1952), el escritor argentino con quien J.L. Borges mantuvo tantos diálogos en presencia y en ausencia.
Días atrás escuché, de nuevo, de boca de un amigo, esto de que los hombres solo tienen amigas una vez que logran disipar las fantasías sexuales. Y volví a no comprender, como tampoco entendí nada aquella vez que un galán me dijo que no podía estar con las mujeres que no le interesaban sexualmente porque "se aburría".
'La muerte de Hipólito' de Joseph Désiré Court formaba parte de una muestra abierta al público (hasta marzo de 2013) en el museo de Viena: 'Hombres al desnudo'.
"Estudio mucho a la mujer desde años atrás y cada día desespero más de sentir alguna vez como ella siente, de sentir siquiera por un instante una de esas emociones de gracia con respecto a sí mismas o al vivir de otros o de desesperación absoluta, que el hombre no conoce. ¿Cómo será ser mujer?", se planteaba Macedonio Fernández (1874-1952), el escritor argentino con quien J.L. Borges mantuvo tantos diálogos en presencia y en ausencia.
Días atrás escuché, de nuevo, de boca de un amigo, esto de que los hombres solo tienen amigas una vez que logran disipar las fantasías sexuales. Y volví a no comprender, como tampoco entendí nada aquella vez que un galán me dijo que no podía estar con las mujeres que no le interesaban sexualmente porque "se aburría".
Y entretanto fui al museo Reina Sofía y dentro de una exposición llamada Espectros de Artaud, vi Una película discrepante (1952) del artista francés Isidore Isou, en la que una voz en off dice que "la única vez que vemos a una persona es la primera vez" y que después forzamos la imagen para que encaje en esa que ya tenemos.
Con estas perplejidades, me puse a hacer memoria de lo que, en los
últimos tiempos, había leído proveniente de manos y teclas de hombres,
escritores y contemporáneos, sobre sus propias cavilaciones (o las de
sus personajes) sobre el amor, los vínculos, los sexos y sus afinidades.
Me encontré con un poco de todo entre la fe y el escepticismo; el humor y la cosa seria; el juego y la disputa; la responsabilidad y el disfrute; el deseo y la frustración; la madre, don Edipo y el primer abandono; la magia y el deber... Pero me encontré con tanto y tan interesante de todo que tendré que dejar parte del material para una segunda entrega.
El profesor Barthes (Adrien Brody), un hombre entre el desapego y la compasión, en la excelente 'El profesor-Detachment', de Tony Kaye.
A continuación, transcribo, entonces, algunos fragmentos de ensayos, novelas y textos poéticos, en una arbitraria colección, amorosa y personal, dedicada a los hombres y las mujeres que aman, en cualquiera de sus formas.
Hombre-mujer o la distorsión. “Venga, vamos a animar el ambiente. Hablemos de sexo. Hablemos de mujeres. Freud dijo que no sabía lo que querían las mujeres. Yo sé lo que quieren: quieren tener mucha gente con la que hablar (…) ¿Qué quieren los hombres? Quieren tener muchos amigotes y quieren que la gente no se enfade tanto con ellos. ¿Por qué hay tantos divorcios hoy en día? Pues porque la mayoría de nosotros ya no tenemos clanes familiares. Antes, cuando un hombre y una mujer se casaban, la novia tenía mucha más gente con la que hablar de todo. El novio tenía muchos más amigotes a los que contar chistes idiotas (…). La mayoría de nosotros, sin embargo, cuando nos casamos, solo conseguimos ser una persona más para el otro. El novio gana un amigote más, pero es una mujer. La mujer gana una persona más con la que hablar de todo, pero es un hombre”. De Un hombre sin patria del norteamericano Kurt Vonnegut (Indianápolis, EE.UU., 1922 – Nueva York, 2007).
El idilio. "Apetece vivir eternamente tumbado, muy estirado y desnudo, y que todo suceda muy lejos". Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta (Gijón, 1919 – 1996).
Tras la propia identidad. "¿Estas estupideces me pasaron solo a mí, o también hay otros? ¿Hay una tara fundamental en mí que me hizo pasar todos estos años persiguiendo una imagen imposible de una mujer? De acuerdo, el personaje se construye en la fuga. O en la persecución, que viene a ser lo mismo. Porque el perseguidor, claro, también se escapa de algo. La persecución amorosa es un intento de recuperar, mediante la acción, la identidad que ha quedado anegada". De El miedo, de Gonzalo Garcés (Buenos Aires, Argentina 1974).
Puede que no sea más que esto. "Y quizá el amor no sea más que eso:/ una mujer y un hombre que se huelen, se tocan, se/ lamen en una estación vacía;/y resplandecen unos instantes y se pierden para siempre en la noche sin nombre"". 'Variaciones sobre un poema de Oscar Hahn: en una estación de metro o el amor en una estación vacía', en Series del poeta chileno Andrés Fisher (Washington, EE.UU., 1963).
Difícil de decir. "Te quiero. Ella había escrito y dicho esa frase muchas veces, pero él nunca le había respondido lo mismo, ni siquiera en momentos de abandono. Y no porque pensase que no la amaba. Nunca estaba completamente seguro a este respecto. Hacía tiempo que había aprendido a no declarar su amor a nadie". De Solar de Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido,1948).
¿Y es que alguien puede salvarte? "Él recordó que nunca había conocido el amor que pudiese anular la capacidad separadora del dolor; que pudiese salvar la distancia entre los sanos y los enfermos". De La geometría del amor del norteamericano John Cheever (1912-1982), el mismo que habló de "la espectral compañía del amor".
Cuando acaban las fantasías."Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Cloe, la más casta de las ciudades. Si hombres y mujeres empezaran a vivir sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de persecuciones, simulaciones, malentendidos, choques, opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría". De Las ciudades invisibles, de Italo Calvino (La Habana, 1923 – Siena, 1985).
Algunos hombres cavilosos, mujeres de armas tomar y el amor, según Woody Allen, en su (bastante) fallida 'A Roma con amor'.
Y hoy mismo comienzo a recopilar la voz de las escritoras para después de Murakami, Vila-Matas, Villoro y otros hombres (que hablarán en la próxima entrada).
Me encontré con un poco de todo entre la fe y el escepticismo; el humor y la cosa seria; el juego y la disputa; la responsabilidad y el disfrute; el deseo y la frustración; la madre, don Edipo y el primer abandono; la magia y el deber... Pero me encontré con tanto y tan interesante de todo que tendré que dejar parte del material para una segunda entrega.
El profesor Barthes (Adrien Brody), un hombre entre el desapego y la compasión, en la excelente 'El profesor-Detachment', de Tony Kaye.
A continuación, transcribo, entonces, algunos fragmentos de ensayos, novelas y textos poéticos, en una arbitraria colección, amorosa y personal, dedicada a los hombres y las mujeres que aman, en cualquiera de sus formas.
Hombre-mujer o la distorsión. “Venga, vamos a animar el ambiente. Hablemos de sexo. Hablemos de mujeres. Freud dijo que no sabía lo que querían las mujeres. Yo sé lo que quieren: quieren tener mucha gente con la que hablar (…) ¿Qué quieren los hombres? Quieren tener muchos amigotes y quieren que la gente no se enfade tanto con ellos. ¿Por qué hay tantos divorcios hoy en día? Pues porque la mayoría de nosotros ya no tenemos clanes familiares. Antes, cuando un hombre y una mujer se casaban, la novia tenía mucha más gente con la que hablar de todo. El novio tenía muchos más amigotes a los que contar chistes idiotas (…). La mayoría de nosotros, sin embargo, cuando nos casamos, solo conseguimos ser una persona más para el otro. El novio gana un amigote más, pero es una mujer. La mujer gana una persona más con la que hablar de todo, pero es un hombre”. De Un hombre sin patria del norteamericano Kurt Vonnegut (Indianápolis, EE.UU., 1922 – Nueva York, 2007).
El idilio. "Apetece vivir eternamente tumbado, muy estirado y desnudo, y que todo suceda muy lejos". Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta (Gijón, 1919 – 1996).
Tras la propia identidad. "¿Estas estupideces me pasaron solo a mí, o también hay otros? ¿Hay una tara fundamental en mí que me hizo pasar todos estos años persiguiendo una imagen imposible de una mujer? De acuerdo, el personaje se construye en la fuga. O en la persecución, que viene a ser lo mismo. Porque el perseguidor, claro, también se escapa de algo. La persecución amorosa es un intento de recuperar, mediante la acción, la identidad que ha quedado anegada". De El miedo, de Gonzalo Garcés (Buenos Aires, Argentina 1974).
Puede que no sea más que esto. "Y quizá el amor no sea más que eso:/ una mujer y un hombre que se huelen, se tocan, se/ lamen en una estación vacía;/y resplandecen unos instantes y se pierden para siempre en la noche sin nombre"". 'Variaciones sobre un poema de Oscar Hahn: en una estación de metro o el amor en una estación vacía', en Series del poeta chileno Andrés Fisher (Washington, EE.UU., 1963).
Difícil de decir. "Te quiero. Ella había escrito y dicho esa frase muchas veces, pero él nunca le había respondido lo mismo, ni siquiera en momentos de abandono. Y no porque pensase que no la amaba. Nunca estaba completamente seguro a este respecto. Hacía tiempo que había aprendido a no declarar su amor a nadie". De Solar de Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido,1948).
¿Y es que alguien puede salvarte? "Él recordó que nunca había conocido el amor que pudiese anular la capacidad separadora del dolor; que pudiese salvar la distancia entre los sanos y los enfermos". De La geometría del amor del norteamericano John Cheever (1912-1982), el mismo que habló de "la espectral compañía del amor".
Cuando acaban las fantasías."Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Cloe, la más casta de las ciudades. Si hombres y mujeres empezaran a vivir sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de persecuciones, simulaciones, malentendidos, choques, opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría". De Las ciudades invisibles, de Italo Calvino (La Habana, 1923 – Siena, 1985).
Algunos hombres cavilosos, mujeres de armas tomar y el amor, según Woody Allen, en su (bastante) fallida 'A Roma con amor'.
Y hoy mismo comienzo a recopilar la voz de las escritoras para después de Murakami, Vila-Matas, Villoro y otros hombres (que hablarán en la próxima entrada).
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