Cristiano alivia al Madrid
Un gol del portugués minimiza los daños para su equipo tras verse superado por un gran Celta
Tan denostada incluso por quien debe ponerla en valor, la Copa del
Rey siempre alberga motivos para vibrar y rescatar la mejor versión de
una competición que siempre destila aroma futbolero, como ayer lo hizo
Balaídos, un estadio lleno para un partido con las cotidianas
inclemencias norteñas, intenso, con un modesto que se rebeló en uno de
esos episodios que jalonan la épica de los torneos del KO.
Venció el Celta, pero salió vivo el Madrid, que revivió pasadas miserias coperas hasta que Cristiano anotó casi sobre la bocina con un gol en el que el zaguero Cabral le habilitó al filo del fuera de juego. La eliminatoria vive tras una demostración del equipo entrenado por Paco Herrera, que encierra algo más que dos goles porque aprovecha los focos que siempre porta su rival para mostrar al mundo que en los últimos años en Vigo ha habido gente que hizo bien su trabajo. Conviene tomar perspectiva y mirar hacia donde estaba el cuadro celeste hace tres años, próximo a las brasas de la Segunda B. Ahora compite de igual a igual con cualquiera y con más de medio equipo salido de su vivero de A Madroa. Su bandera es Aspas, que hace daño a los rivales porque atesora mucha clase, tiene soluciones y le sobra desparpajo, pero sobre todo por su capacidad para dominar todo el frente del ataque, para encontrar por cualquier rendija el perfil adecuado para explotar su talento, engranar en corto, sacar un centro, emplear el exterior o el interior en el golpeo. Es impredecible. Su repertorio importunó al Madrid, que pasó más tiempo sin la pelota del que se le debe suponer ante el Celta, siempre audaz, como Hugo Mallo, que no se arredró ante Cristiano en defensa y se convirtió en un socio más de Aspas para atacar.
Real Madrid: Adán; Varane, Pepe, Carvalho, Arbeloa; Essien (Kaká, m. 64), Xabi Alonso; Di María (Özil, m. 46), Modric, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Callejón, m. 32). No utilizados: Casillas; Sergio Ramos, Nacho y Khedira.
Goles: 1-0. M. 55. Mario Bermejo. 2-0. M. 77. Bustos. 2-1. M. 86. Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Krohn Dehli, Augusto, De Lucas, Bermejo y Cristiano Ronaldo.
30.000 espectadores en Balaídos.
Se incomodó el luso y con él todo el Madrid, incapaz de fabricar una
sola ocasión clara de gol durante más de una hora, de pisar el área
oponente mientras el marcador estuvo igualado. Fue en esa ausencia de
colmillo cuando resultó clamorosa la falta de peso en el juego colectivo
de Modric. Por momentos se le percibió atribulado en la búsqueda de la
pelota, que transitaba en un incesante ida y vuelta sin detenerse en su
parada en la mediapunta.
El croata se ajustó cada vez que el partido bajó el ritmo. Hubo esos instantes porque la propuesta inicial no era sostenible durante muchos minutos para dos equipos a los que les gusta galopar. Ese trajín convirtió la liza en vibrante por más que los porteros inéditos se pasaran buena parte de ella. La lluvia, más bien sirimiri, incesante le dio un tono épico al esfuerzo. Tras cada breve respiro se sucedían de nuevo acciones plenas de frenesí. Quiso concretar el Celta también a balón parado, nunca el Madrid, que no disfrutó de opciones en esa suerte. Esquilmado por su incapacidad para defenderlas durante las últimas campañas, hace meses que el técnico Paco Herrera conjuró a sus futbolistas para que, ante esos problemas, atacaran la raíz: conceder el menor número de faltas próximas al área o, incluso, de saques de esquina. Lo consiguió ante el Madrid y por ahí edificó parte de su triunfo.
Mourinho decidió cambiar el paso tras el descanso. Retiró a Di María por Özil, retrasó a Modric. Buscó la pelota, manejarla, cortar el ritmo del Celta, con una renuncia explícita a entrar por los flancos, donde ya no aportaban desde el primer minuto dos laterales postizos como Varane y Arbeloa, que jugó en la izquierda, pero donde sin Di María murieron las opciones porque Cristiano centró su posición en apoyo de Callejón. Algo esbozó el Madrid, pero en plena rehabilitación encajó un gol de Bermejo tras un buen centro de Krohn-Dehli, que no encontró oposición para trabajárselo. El Celta atrasó líneas y esperó el contragolpe. Mourinho acumuló talento y encontró espacio en el mismo once para Kaká, Modric y Özil, aunque ninguno superó en el pase a Alonso, capital en todas las zonas del campo y vital en su asistencia a CR en el gol. Siguió sin atender a los flancos y encontró el castigo a su incapacidad con un segundo tanto del actor más inesperado, Bustos, el futbolista más esforzado de la medular celeste al que el club busca alternativa en el mercado de invierno, y que se sacó un disparo desde 30 metros que entró por la escuadra.
La respuesta del Madrid, con Varane de ariete tras caer lesionado a falta de unos 20 minutos con los cambios agotados y Callejón de lateral, le dio un gol postrero que minimiza los daños.
Venció el Celta, pero salió vivo el Madrid, que revivió pasadas miserias coperas hasta que Cristiano anotó casi sobre la bocina con un gol en el que el zaguero Cabral le habilitó al filo del fuera de juego. La eliminatoria vive tras una demostración del equipo entrenado por Paco Herrera, que encierra algo más que dos goles porque aprovecha los focos que siempre porta su rival para mostrar al mundo que en los últimos años en Vigo ha habido gente que hizo bien su trabajo. Conviene tomar perspectiva y mirar hacia donde estaba el cuadro celeste hace tres años, próximo a las brasas de la Segunda B. Ahora compite de igual a igual con cualquiera y con más de medio equipo salido de su vivero de A Madroa. Su bandera es Aspas, que hace daño a los rivales porque atesora mucha clase, tiene soluciones y le sobra desparpajo, pero sobre todo por su capacidad para dominar todo el frente del ataque, para encontrar por cualquier rendija el perfil adecuado para explotar su talento, engranar en corto, sacar un centro, emplear el exterior o el interior en el golpeo. Es impredecible. Su repertorio importunó al Madrid, que pasó más tiempo sin la pelota del que se le debe suponer ante el Celta, siempre audaz, como Hugo Mallo, que no se arredró ante Cristiano en defensa y se convirtió en un socio más de Aspas para atacar.
CELTA, 2 - REAL MADRID, 1
Celta: S. Álvarez; Mallo, Cabral, Túñez, Lago; Oubiña, Krohn-Dehli; Augusto Fernández, Mario Bermejo (Vila, m. 84), Park (De Lucas, m. 63); y Iago Aspas (Bustos, m. 75). No utilizados: Javi Varas; Toni, Bellvis e Insa.Real Madrid: Adán; Varane, Pepe, Carvalho, Arbeloa; Essien (Kaká, m. 64), Xabi Alonso; Di María (Özil, m. 46), Modric, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Callejón, m. 32). No utilizados: Casillas; Sergio Ramos, Nacho y Khedira.
Goles: 1-0. M. 55. Mario Bermejo. 2-0. M. 77. Bustos. 2-1. M. 86. Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Krohn Dehli, Augusto, De Lucas, Bermejo y Cristiano Ronaldo.
30.000 espectadores en Balaídos.
El croata se ajustó cada vez que el partido bajó el ritmo. Hubo esos instantes porque la propuesta inicial no era sostenible durante muchos minutos para dos equipos a los que les gusta galopar. Ese trajín convirtió la liza en vibrante por más que los porteros inéditos se pasaran buena parte de ella. La lluvia, más bien sirimiri, incesante le dio un tono épico al esfuerzo. Tras cada breve respiro se sucedían de nuevo acciones plenas de frenesí. Quiso concretar el Celta también a balón parado, nunca el Madrid, que no disfrutó de opciones en esa suerte. Esquilmado por su incapacidad para defenderlas durante las últimas campañas, hace meses que el técnico Paco Herrera conjuró a sus futbolistas para que, ante esos problemas, atacaran la raíz: conceder el menor número de faltas próximas al área o, incluso, de saques de esquina. Lo consiguió ante el Madrid y por ahí edificó parte de su triunfo.
Mourinho decidió cambiar el paso tras el descanso. Retiró a Di María por Özil, retrasó a Modric. Buscó la pelota, manejarla, cortar el ritmo del Celta, con una renuncia explícita a entrar por los flancos, donde ya no aportaban desde el primer minuto dos laterales postizos como Varane y Arbeloa, que jugó en la izquierda, pero donde sin Di María murieron las opciones porque Cristiano centró su posición en apoyo de Callejón. Algo esbozó el Madrid, pero en plena rehabilitación encajó un gol de Bermejo tras un buen centro de Krohn-Dehli, que no encontró oposición para trabajárselo. El Celta atrasó líneas y esperó el contragolpe. Mourinho acumuló talento y encontró espacio en el mismo once para Kaká, Modric y Özil, aunque ninguno superó en el pase a Alonso, capital en todas las zonas del campo y vital en su asistencia a CR en el gol. Siguió sin atender a los flancos y encontró el castigo a su incapacidad con un segundo tanto del actor más inesperado, Bustos, el futbolista más esforzado de la medular celeste al que el club busca alternativa en el mercado de invierno, y que se sacó un disparo desde 30 metros que entró por la escuadra.
La respuesta del Madrid, con Varane de ariete tras caer lesionado a falta de unos 20 minutos con los cambios agotados y Callejón de lateral, le dio un gol postrero que minimiza los daños.
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