El centro de México DF vive horas de caos por las protestas contra Peña Nieto
Los manifestantes, armados con barrotes y piedras, fueron repelidos con gases lacrimógenos, porrazos y piedras

La policía trata de contener a los manifestantes junto al Congreso. / P. PARDO (AFP)
La jornada del cambio presidencial en México
ha quedado marcada por la violencia que se ha vivido en distintas
partes de la capital mexicana, donde durante varias horas manifestantes
sostuvieron enfrentamientos con la policía. Marcelo Ebrard, alcalde del
Distrito Federal, ha condenado los “actos de barbarie” y ha calificado
la situación como una “provocación” como ninguna a la que se haya
enfrentado en los últimos años.
“Nunca habíamos tenido en la ciudad de México una provocación de este tamaño, esto no tiene nada que ver con una protesta políticamente aceptable”, dijo Ebrard, figura clave del Partido de la Revolución Democrática. El alcalde recordó que la ciudad de México es conocida como la ciudad de las libertades, pero advirtió que los desmanes y el vandalismo visto a lo largo de la mañana del sábado no tiene nada que ver con una legítima manifestación en contra del nuevo presidente.
Ebrard informó que hasta el mediodía había 65 detenidos, y reveló que estos se autodefinen como “anarquistas”. El gobernante, que entregará el poder el miércoles, rechazó la manifestación que con palos, barrotes, piedras y cócteles mólotov causó destrucción en propiedad privada y pública. El monto de los daños aún se está calculando. El alcalde informó que la Cruz Roja reporta cuatro civiles heridos, uno de ellos de pronóstico reservado.
La violencia comenzó al amanecer, cuando grupos de manifestantes intentaron romper el cerco instalado con planchas metálicas alrededor del Congreso, donde a las 10 de la mañana estaba programada la toma de protesta de Enrique Peña Nieto. Ésta se retrasó una hora pero transcurrió con relativa normalidad en medio de algunas protestas sonoras, billetes falsos que caían y carteles que reprochaban a Peña Nieto el haber “comprado” la presidencia.
Tanto quienes protestaban como los policías se lanzaron piedras y otros objetos. La policía recurrió al uso de gases lacrimógenos para repeler el intento de romper la barrera, que por algunos minutos estuvo a punto de tener éxito. Más tarde, los manifestantes se trasladaron a la zona de la Alameda Central, donde atacaron el Hotel Hilton y muchos otros establecimientos comerciales como tiendas y restaurantes, causando daños considerables. En muchos momentos, la policía se concretó a resistir el embate, y en otras también respondieron a golpes.
No está clara la identidad de los grupos que protestan. Inicialmente fueron identificados como parte del Movimiento #Yosoy132, pero portavoces de esta institución publicaron en twitter que su protesta estaba programa para el Zócalo, frente a Palacio Nacional, donde Peña Nieto pronunció su primer discurso.
Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, condenó el operativo policial, que hasta el mediodía en muchos momentos se limitó a resistir a quienes protestaban. “Nuestro movimiento siempre se ha conducido de manera pacífica”, dijo López Obrador. “Ha sido, es y seguirá siendo pacífico. No había razón para agredir a los manifestantes”, dijo, para enseguida pedir la destitución del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que apenas cumplía a esa hora doce horas en el cargo.
López Obrador convocó a repudiar en todas las capitales de los Estados al nuevo presidente, cuya legitimidad no reconocen. En el caso de la capital del país, el excandidato se reunió con sus seguidores en el Ángel de la Independencia, a más de 5 kilómetros de la sede del Congreso y lejano también un par de kilómetros de donde ocurrieron los hechos violentos.
“Nunca habíamos tenido en la ciudad de México una provocación de este tamaño, esto no tiene nada que ver con una protesta políticamente aceptable”, dijo Ebrard, figura clave del Partido de la Revolución Democrática. El alcalde recordó que la ciudad de México es conocida como la ciudad de las libertades, pero advirtió que los desmanes y el vandalismo visto a lo largo de la mañana del sábado no tiene nada que ver con una legítima manifestación en contra del nuevo presidente.
Ebrard informó que hasta el mediodía había 65 detenidos, y reveló que estos se autodefinen como “anarquistas”. El gobernante, que entregará el poder el miércoles, rechazó la manifestación que con palos, barrotes, piedras y cócteles mólotov causó destrucción en propiedad privada y pública. El monto de los daños aún se está calculando. El alcalde informó que la Cruz Roja reporta cuatro civiles heridos, uno de ellos de pronóstico reservado.
La violencia comenzó al amanecer, cuando grupos de manifestantes intentaron romper el cerco instalado con planchas metálicas alrededor del Congreso, donde a las 10 de la mañana estaba programada la toma de protesta de Enrique Peña Nieto. Ésta se retrasó una hora pero transcurrió con relativa normalidad en medio de algunas protestas sonoras, billetes falsos que caían y carteles que reprochaban a Peña Nieto el haber “comprado” la presidencia.
Tanto quienes protestaban como los policías se lanzaron piedras y otros objetos. La policía recurrió al uso de gases lacrimógenos para repeler el intento de romper la barrera, que por algunos minutos estuvo a punto de tener éxito. Más tarde, los manifestantes se trasladaron a la zona de la Alameda Central, donde atacaron el Hotel Hilton y muchos otros establecimientos comerciales como tiendas y restaurantes, causando daños considerables. En muchos momentos, la policía se concretó a resistir el embate, y en otras también respondieron a golpes.
No está clara la identidad de los grupos que protestan. Inicialmente fueron identificados como parte del Movimiento #Yosoy132, pero portavoces de esta institución publicaron en twitter que su protesta estaba programa para el Zócalo, frente a Palacio Nacional, donde Peña Nieto pronunció su primer discurso.
Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, condenó el operativo policial, que hasta el mediodía en muchos momentos se limitó a resistir a quienes protestaban. “Nuestro movimiento siempre se ha conducido de manera pacífica”, dijo López Obrador. “Ha sido, es y seguirá siendo pacífico. No había razón para agredir a los manifestantes”, dijo, para enseguida pedir la destitución del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que apenas cumplía a esa hora doce horas en el cargo.
López Obrador convocó a repudiar en todas las capitales de los Estados al nuevo presidente, cuya legitimidad no reconocen. En el caso de la capital del país, el excandidato se reunió con sus seguidores en el Ángel de la Independencia, a más de 5 kilómetros de la sede del Congreso y lejano también un par de kilómetros de donde ocurrieron los hechos violentos.
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