¿Fobia a la comunidad china?
La población oriental en España percibe más hostilidad tras la Operación Emperador
La Secretaría General de Inmigración española asegura que no ha detectado ningún problema de convivencia derivado de esta operación policial, pero es evidente que la situación ha generado una crisis de imagen que está obligando a movilizarse a un colectivo de inmigrantes tradicionalmente silencioso y reacio a dar la cara. Lo demuestra también el hecho de que el Gobierno chino haya enviado a España, entre el 26 y el 28 de noviembre, una delegación diplomática para pedir a las autoridades que en sus comunicaciones diferencien claramente a los protagonistas de la trama delictiva para que no se identifique al resto de sus compatriotas con la mafia.
El alcance mediático de la Operación Emperador, que ha dejado impactantes imágenes de grandes cantidades de dinero negro en metálico, ha sido el detonante claro de esta crisis de imagen, pero no la única causa. También ha influido la escasa integración de los inmigrantes chinos en la sociedad española que en general no va más allá de interacciones económicas en tiendas y restaurantes. Lo admitió durante su visita la propia delegación diplomática china, que incluso se reunió con representantes de las asociaciones de inmigrantes para reclamarles que se involucren más en la sociedad española. Y lo admiten también sus representantes. "Reconocemos que en parte la culpa la tenemos nosotros porque no nos comunicamos lo suficiente. Y sabemos que ahora tenemos que hacer un esfuerzo para abrirnos y demostrar a la sociedad española que no somos mafiosos y que la mayoría de las leyendas que corren sobre nosotros son falsas", comenta Zhang.
No va a ser fácil esa apertura. Su particular manera de hacer negocios, obtener préstamos, conseguir empleo, alimentarse y hasta divertirse sin salir de las redes familiares permite, como demuestra el caso de Xu Shonghua, que ni siquiera tengan necesidad de aprender el idioma para progresar. "Vivimos volcados en nuestros trabajos y casi no tenemos tiempo libre para relacionarnos más allá de la familia", explica Ye Yulan, presidenta de la Asociación de Chinos en España (ACHE), la más grande y antigua del país, que agrupa a unos 25 colectivos y existe desde 1983.
Esta capacidad para pasar de puntillas por la sociedad y su desinterés por desmentir rumores, ocupados como están en sus negocios y su mundo, han propiciado la pervivencia de muchas leyendas sobre sus hábitos y costumbres, unas falsas y otras con cierta base. "Las más insólitas acaban cayendo por sí solas, como que no entierran a sus muertos para poder utilizar sus carnés, pero hay otras que se refuerzan con acontecimientos como la Operación Emperador. Por ejemplo, las imágenes de los fajos de billetes incautados a la red de blanqueo no ayudan a refutar la idea extendida de que no pagan impuestos", opina el periodista Ángel Villarino, corresponsal en Asia del grupo mexicano Reforma y de varios medios de comunicación españoles, que acaba de publicar el libro ¿Adónde van los chinos cuándo mueren?
En su libro, Villarino desgrana el origen de algunos de estos tópicos, entre ellos, el de que no pagan impuestos. "De entrada, la naturalidad con que manejan dinero en efectivo llama la atención, pero eso no significa que siempre estén manejando dinero negro. A veces se debe simplemente a su desconfianza general hacia los bancos, que lleva a muchos a guardar sus ahorros en casa", explica. "No obstante, la leyenda tiene una base real. Diferentes fuentes policiales confirman que los negocios regentados por chinos cometen infracciones con más frecuencia que los españoles", añade Villarino.
Julia Zheng, por supuesto, niega este extremo y asegura que sus compatriotas pagan sus impuestos como cualquier español. "Puedo enseñarle las declaraciones de mis clientes para demostrarlo", afirma. Y añade un dato: de los 175.000 ciudadanos chinos registrados en España, según el Instituto Nacional de Estadística, unos 48.000 cotizan en el régimen general de la Seguridad Social y 39.000 son autónomos, lo que no invita a pensar en un fraude masivo. Las cifras no incluyen los alrededor de 5.000 que se han nacionalizado ni los que puedan estar sin registrar, un número difícil de calcular. La mayoría de los cálculos aseguran que pueden ser unos 20.000.
La crisis ha generado, por otra parte, cierto resentimiento hacia la comunidad china por su capacidad para montar negocios de la noche a la mañana, incluso en el peor momento para la economía española. Un resentimiento que la Operación Emperador no ha hecho más que agravar. "Hace unos meses el dueño de Mercadona alababa la capacidad de trabajo de los chinos e invitaba a los españoles a imitarles para salir de la crisis. Hoy nadie se atrevería a alabar esta virtud", subraya Villarino.
Chen Shengli es un ejemplo de cómo un chino puede llegar a integrarse plenamente en la sociedad española. Aunque en rigor es un inmigrante de primera generación, pues nació y se crio en China, llegó a España con 18 años y hoy, 23 años después, se siente plenamente español. Habla perfectamente el idioma y se ha nacionalizado, algo que no hace la mayoría de sus compatriotas porque ello obliga a renunciar a la china. "Si ahora me dijeran que tengo que volver allí, no sabría qué hacer. Mis amigos y mi vida están aquí. ¡Hasta soy socio compromisario del Real Madrid!", exclama.
Propietario de una importante red de empresas proveedoras de grandes cadenas españolas y miembro de la patronal madrileña, Chen Shengli reconoce que su caso no es común, sobre todo en estratos más bajos. La mayoría de sus compatriotas proceden de mundos rurales y cuentan con escasos recursos para integrarse. Pero el empresario confía en las segundas generaciones. "Los jóvenes que han nacido aquí no quieren oír hablar de China", afirma.
Gladys Nieto, experta en estudios asiáticos de la Universidad Autónoma de Madrid, no lo tiene tan claro. "No es la primera vez que las asociaciones se movilizan ante una crisis mediática. Por ejemplo, en los años 90 hicieron otro movimiento para intentar lavar su imagen tras un atentado contra un restaurante chino atribuido a mafias. Hubo revuelo durante un tiempo pero luego se olvidó y volvieron silenciosamente a sus trabajos", recuerda la experta.
No obstante, Nieto cree que poco a poco se van viendo avances. "Las segundas generaciones que se han escolarizado en España ya hablan el idioma y han avanzado en integración respecto a sus padres, pero eso no significa que acaben trabajando fuera de los negocios familiares. Todavía viven entre dos mundos y pocos saldrán al mercado laboral español. Creo que habrá que esperar a la tercera generación para notar verdaderos avances, como ya sucede en países como EE UU", analiza.
En todo caso, al margen de que este intento de mayor integración llegue a cuajar, el principal interés de la comunidad china en este momento es que se cierre pronto la Operación Emperador para que la prensa deje de publicar a diario informaciones e imágenes de compatriotas corruptos. Eso al menos fue lo que trasladó a la policía la delegación diplomática que viajó a España a finales del mes de noviembre. "No pedimos un trato de favor. Lo único que intentamos es eliminar el impacto negativo que ha tenido esta operación entre nuestros compatriotas", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei.
El impacto mediático de la operación no solo se ha sentido en España, sino también en la propia China. Algo que, según Julia Zheng, también puede perjudicar a la economía española porque está paralizando inversiones. "La palabra mafia es mucho más grave para nosotros que para los españoles, produce mucho miedo en China. Por eso algunos empresarios tienen ahora miedo de invertir aquí", afirma.
Xu Songhua asegura que además se puede resentir el turismo, en un momento en el que España está haciendo un gran esfuerzo para explotar la emergencia del gigante asiático como país emisor de visitantes, que se han multiplicado por cinco solo en la última década. El empresario asegura que en el último mes tres grupos de turistas chinos han cancelado el viaje que habían contratado con su agencia para visitar España debido a las noticias negativas sobre la mafia.
No solo eso. La delegación diplomática china aseguró también, en una reunión con representantes del Ministerio de Exteriores, que las fuerzas de seguridad han empezado a tratar con especial dureza a los visitantes de su país en las aduanas porque asumen que pueden llevar dinero negro. La propia presidenta de la ACHE, Ye Yulan, atestigua haberlo sufrido personalmente. "Fue el pasado 25 de octubre, al volver de un viaje a China. Me registraron con muy malos modos la maleta y me quitaron una medicina que había comprado allí. Nunca antes en los más de 30 años que llevo viviendo en España me había pasado algo así", lamenta.
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