Los políticos dudan de lograr el consenso mínimo para reformar la Constitución
El presidente Rajoy: "¿Para qué y con qué objetivos?"
Rubalcaba exige incluir la sanidad al nivel del derecho a la educación
Ana Botella y Alfredo Pérez Rubalcaba se saludan en la recepción. / ULY MARTÍN
En el 34º cumpleaños de la Constitución se ha abierto el debate sobre
si es necesario cambiarla, remozarla o dejarla como está. No hay una
respuesta clara porque los partidarios de introducir reformas, que son
casi todos los actores políticos, supeditan el objetivo de cambio a que
haya el mismo consenso que la alumbró en 1978. "¿Reformar la
Constitución?", se ha preguntado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. "Depende para qué, con qué objetivos, y con el acuerdo que se cuente y el que concite".
Este "depende" del presidente del Gobierno no es patrimonio exclusivo, sino que la mayoría de los políticos que se han concentrado en el Senado para celebrar este aniversario de la Constitución ponen también condiciones. El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha abierto una nueva vía de debate al propugnar la reforma de la Constitución para incluir la sanidad en el capítulo de derechos inalienables, en el mismo apartado que el derecho a la educación.
En esta concentración de cientos de personas para homenajear la Ley de Leyes se escuchó con especial atención los discursos del presidente del Congreso, Jesús Posada, y el del Senado, Pío García-Escudero. Ambos pronunciaron los únicos discursos oficiales, ya que las decenas de corrillos que se produjeron durante dos horas largas no contaron con micrófonos, sino que se desarrollaron en un terreno informal.
Todo el mundo observó diferencias entre los discursos de uno y de otro. García-Escudero no cerró las puertas, sino que las entornó, a la reforma de la Constitución, sobre todo en la parte territorial y en la que afecta directamente a la cámara que preside, el Senado. Llamó al consenso para que los grupos políticos, de una vez y tras sempiternas dilaciones, conviertan de verdad a la Cámara Alta en el foro de las autonomías.
Pero no es momento de "aventuras revisionistas", proclamó el presidente el Congreso, Jesús Posada, por lo que todo el mundo entendió que no estaba por la labor de abrir un proceso de reforma constitucional. Los corrillos sirvieron para aclarar, matizar y precisar, y eso hizo Posada al asegurar que, en efecto, no se puede afrontar un cambio de la norma fundamental si no hay consenso para hacerlo. "No sé si se puede cambiar la Constitución, pero desde luego al menos hay que dialogar y saber si hay bases para el acuerdo", explicó.
Mientras Rajoy saludaba al Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, después al presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, autoridades militares y religiosas de distintos credos, le disputaba el protagonismo el ministro de Educación, José Ignacio Wert. No le pudo interpelar ningún dirigente catalán o vasco porque no acudieron a al cita ni CiU ni el PNV. Pero sí le preguntó por sus planes de educación el expresidente catalán y actual senador, José Montilla.
Sí hubo llenazo de ministros con presencia de todos ellos menos Ana Pastor, de Fomento, y José Manuel García-Margallo, de Exteriores, de viajes oficiales. También hubo más que quórum de presidentes autonómicos. José Antonio Griñán, presidente de Andalucía, fue de los primeros en llegar junto al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Paulino Rivero, de Canarias, José Antonio Monago, de Extremadura, Ignacio González, de Madrid, Luisa Fernanda Rudi, de Aragón, y Dolores de Cospedal charlaban entre ellos y con senadores y diputados de sus regiones. Estuvo ausente el socialista Javier Fernández, presidente de Asturias, y los mandatarios del PP, de Valencia, Murcia, Baleares, Ceuta y Melilla.
Aunque hubo saludos entre invitados de todos los partidos, primaron las reuniones entre afines. Así, Soraya Rodríguez, portavoz del PSOE, aunque saludó con cordialidad a la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, departió mucho más con los suyos. Ya fuera el propio Rubalcaba o el alcalde de Toledo, Emiliano García- Page, saludado efusivamente por el embajador de Israel en España. La historia de Toledo, en la que convivieron las tres culturas durante siglos (musulmana, cristiana y judía) es objeto de vivo interés para el diplomático israelí.
Muy saludado fue también el expresidente del Congreso, José Bono, aunque a diferencia de los años en los que él fue titular de las Cortes, no habrá un almuerzo de los antiguos expresidentes. Sí estuvo en el acto otro titular de la Cámara Baja, Manuel Marín, y otros expresidentes del Senado, como el socialista José Federico de Carvajal y el popular Juan Ignacio Barrero.
Pero más que de la reforma de la Constitución de lo que hablaban ministros y exministros de varias legislaturas era de la crisis económica. También la presidenta de UPyD, Rosa Díez, se centraba en la crisis y en los derechos. "Estaríamos a favor de la reforma si con ello se hacen más efectivos los derechos de libertad, igualdad y justicia", señaló Díez. A pocos pasos, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, exigió sobre todo que la Constitución se cumpla. "El PP la está cambiando por vía de leyes, como la reforma laboral o la privatización encubierta de la sanidad", opinó Griñán.
Estos cambios a peor de la Constitución, por vías indirectas, también los denuncia el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, que un día como hoy ha querido expresar su profundo malestar. Lara y un grupo de diputados de su coalición acudieron a la puerta de entrada del Senado para denunciar el retroceso en derechos económicos y sociales y se dieron la vuelta, camino de la calle. La sanidad estuvo en boca de todos, sobre todo en la del líder del PSOE, Rubalcaba. Pero no solo. Un grupo de médicos se acercó en la recepción del presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González. Le pidieron que les escuchara. "Os escucho y vamos a hablar, pero las necesidades nos obligan a ahorrar", aseguran que les dijo. Pero los médicos se quedan con que les van a escuchar.
Este "depende" del presidente del Gobierno no es patrimonio exclusivo, sino que la mayoría de los políticos que se han concentrado en el Senado para celebrar este aniversario de la Constitución ponen también condiciones. El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha abierto una nueva vía de debate al propugnar la reforma de la Constitución para incluir la sanidad en el capítulo de derechos inalienables, en el mismo apartado que el derecho a la educación.
En esta concentración de cientos de personas para homenajear la Ley de Leyes se escuchó con especial atención los discursos del presidente del Congreso, Jesús Posada, y el del Senado, Pío García-Escudero. Ambos pronunciaron los únicos discursos oficiales, ya que las decenas de corrillos que se produjeron durante dos horas largas no contaron con micrófonos, sino que se desarrollaron en un terreno informal.
Todo el mundo observó diferencias entre los discursos de uno y de otro. García-Escudero no cerró las puertas, sino que las entornó, a la reforma de la Constitución, sobre todo en la parte territorial y en la que afecta directamente a la cámara que preside, el Senado. Llamó al consenso para que los grupos políticos, de una vez y tras sempiternas dilaciones, conviertan de verdad a la Cámara Alta en el foro de las autonomías.
Pero no es momento de "aventuras revisionistas", proclamó el presidente el Congreso, Jesús Posada, por lo que todo el mundo entendió que no estaba por la labor de abrir un proceso de reforma constitucional. Los corrillos sirvieron para aclarar, matizar y precisar, y eso hizo Posada al asegurar que, en efecto, no se puede afrontar un cambio de la norma fundamental si no hay consenso para hacerlo. "No sé si se puede cambiar la Constitución, pero desde luego al menos hay que dialogar y saber si hay bases para el acuerdo", explicó.
Mientras Rajoy saludaba al Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, después al presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, autoridades militares y religiosas de distintos credos, le disputaba el protagonismo el ministro de Educación, José Ignacio Wert. No le pudo interpelar ningún dirigente catalán o vasco porque no acudieron a al cita ni CiU ni el PNV. Pero sí le preguntó por sus planes de educación el expresidente catalán y actual senador, José Montilla.
Sí hubo llenazo de ministros con presencia de todos ellos menos Ana Pastor, de Fomento, y José Manuel García-Margallo, de Exteriores, de viajes oficiales. También hubo más que quórum de presidentes autonómicos. José Antonio Griñán, presidente de Andalucía, fue de los primeros en llegar junto al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Paulino Rivero, de Canarias, José Antonio Monago, de Extremadura, Ignacio González, de Madrid, Luisa Fernanda Rudi, de Aragón, y Dolores de Cospedal charlaban entre ellos y con senadores y diputados de sus regiones. Estuvo ausente el socialista Javier Fernández, presidente de Asturias, y los mandatarios del PP, de Valencia, Murcia, Baleares, Ceuta y Melilla.
Aunque hubo saludos entre invitados de todos los partidos, primaron las reuniones entre afines. Así, Soraya Rodríguez, portavoz del PSOE, aunque saludó con cordialidad a la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, departió mucho más con los suyos. Ya fuera el propio Rubalcaba o el alcalde de Toledo, Emiliano García- Page, saludado efusivamente por el embajador de Israel en España. La historia de Toledo, en la que convivieron las tres culturas durante siglos (musulmana, cristiana y judía) es objeto de vivo interés para el diplomático israelí.
Muy saludado fue también el expresidente del Congreso, José Bono, aunque a diferencia de los años en los que él fue titular de las Cortes, no habrá un almuerzo de los antiguos expresidentes. Sí estuvo en el acto otro titular de la Cámara Baja, Manuel Marín, y otros expresidentes del Senado, como el socialista José Federico de Carvajal y el popular Juan Ignacio Barrero.
Pero más que de la reforma de la Constitución de lo que hablaban ministros y exministros de varias legislaturas era de la crisis económica. También la presidenta de UPyD, Rosa Díez, se centraba en la crisis y en los derechos. "Estaríamos a favor de la reforma si con ello se hacen más efectivos los derechos de libertad, igualdad y justicia", señaló Díez. A pocos pasos, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, exigió sobre todo que la Constitución se cumpla. "El PP la está cambiando por vía de leyes, como la reforma laboral o la privatización encubierta de la sanidad", opinó Griñán.
Estos cambios a peor de la Constitución, por vías indirectas, también los denuncia el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, que un día como hoy ha querido expresar su profundo malestar. Lara y un grupo de diputados de su coalición acudieron a la puerta de entrada del Senado para denunciar el retroceso en derechos económicos y sociales y se dieron la vuelta, camino de la calle. La sanidad estuvo en boca de todos, sobre todo en la del líder del PSOE, Rubalcaba. Pero no solo. Un grupo de médicos se acercó en la recepción del presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González. Le pidieron que les escuchara. "Os escucho y vamos a hablar, pero las necesidades nos obligan a ahorrar", aseguran que les dijo. Pero los médicos se quedan con que les van a escuchar.
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