Una familia acaudalada de México, constituía una linda familia, papá, mamá y dos chiquillas menores de ocho años. Una de ellas, la menor de cuatro años, tenía una deficiencia mental e impedimentos serios para su movilización en forma autónoma.
Un domingo cualquiera, las personas que pertenencen a la clase alta del país, salen de fin de semana a alguna de sus majestuosas residencias en la provincia para descansar, pero al volver a su casa principal en el Distrito Federal, suelen hacerlo en su propio helicóptero o bien en alguna de sus camionetas blindadas.
Eso mismo ocurrió rutinariamente ese domingo al volver del campo la familia adinerada, en la cual nació esa niña incapacitada de apenas cuatro años, el padre llegó a su residencia y entregó a sus hijas en manos de su esposa. La madre tomó en sus brazos a la niña de cuatro años y la depositó en la habitación de la niña y en su cama. Salió de ahí de inmediato y se dirigió a acostar a la niña mayor en su habitación, también. Todo normal; los padres de esas niñas se introdujeron a su propio dormitorio y conversaron acostados hasta la medianoche.
A la mañana siguiente, el lunes día de escuela, todos deben levantarse temprano, desayunar e inmediatamente abordar el auto blindado del papá para ir al colegio.
Ese lunes sucedió algo particular, al ir al dormitorio de la niña menor, la de cuatro años, la nana, una de ellas, ya que esa familia disponía de varias empleadas domésticas, da la voz de alerta: !!La niña desapareció¡¡
Buscaron afanosamente por todos los rincones de la inmensa mansión de esa familia: en la piscina, en el jardín, en las siete habitaciones, en la sala, en el comedor y en la enorme cocina también, sin dejar de rastrear por los cuartos de la servidrumbre y en la lavandería, y por último en el espacioso garaje. !! Y, nada ¡¡
La niña discapacitada desapareció de su cama y de su habitación por arte de magia, sin dejar huella de violencia o rastro alguno de sus captores.
El padre de la niña, en forma desesperada se dedicó a interrogar a sus vecinos y a la guardia de seguridad de esa colonia exclusiva, pidió ver los casetes de video de todas las cámaras de vigilancia que hay en la colonia. No existía ninguna evidencia de algo anormal o peculiar en el entorno de su vivienda a lo largo de esa noche del domingo al lunes.
Los padres de la niña de cuatro años deciden denunciar el hecho a la policía: -----Nuestra hija menor ha desaparecido--- Búsquenla, por favor.
La madre es interrogada por vez primera ante las cámaras de televisión. Se le nota tranquila, absurdamente serena, tiene un discurso incoherente, --y uno piensa que es debido al hecho cruel de esa desaparición--; ella afirma, asegura, que su hija fue raptada y que debe haber sido secuestrada por un adulto porque la niña es incapaz de moverse en forma autónoma: no camina. Esta primera aparición pública de la madre, aumenta dramáticamente el misterio de la desaparición de la niña de cuatro años.
La madre, sigue absurdamente serena, y su mirada está perdida en el espacio, está ausente de sí misma. Ofrece una jugosa recompensa económica a los secuestradores, a través de la televisión privada, y pide clemencia y piedad para esa familia que sufre, pero sin ninguna convicción en esas peticiones. Su voz es hueca, metálica, indiferente, sin ninguna emoción.
En su última aparición pública, frente a las cámaras de la televisión privada, les pide encarecidamente a los secuestradores que le entreguen a su hija en algún centro comercial o en un mall cercano a su mansión.
Pasaron los días, casi una semana, y ninguna noticia alentadora sobre el paradero de la niña de cuatro años, ni los secuestradores se comunican con la familia. !!Qué angustia¡¡
Finalmente, la niña de cuatro años aparece en su propia recamara infantil, debajo de la cama, muerta por asfixia.
La niña de cuatro años tenía huellas de una mano adulta en su delicado cuello, había signos de opresión en la garganta que explicaría su muerte por asfixia.
Las declaraciones policíacas de las nanas de esa mansión, del mayordomo, de los choferes y de los padres de la menor estrangulada, crean enorme confusión a las autoridades.
Alguien miente o ¿mienten todos?
La sospechosa principal para la policía es la madre de la niña de cuatro años, hay demasiadas contradicciones entre una declaración y otra.
¿Y si la madre deseaba eliminar a esa niña imperfecta?
¿Y si este crimen perfecto tiene motivaciones de índole amoroso-sexual, por alguna infidelidad del marido o de ella? Castigando con la muerte de la niña de cuatro años, al conyuge infiel.
¿Puede una madre asfixiar a su pequeña niña de cuatro años y aparentar que nada sucede?
Las preguntas son infinitas pero la verdad saldrá a relucir tarde o temprano.
Yo me inclino por una explicación de locura en el criminal. ¿Y usted qué opina?
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