El asesinato de la niña de cuatro años conmtinúa en el más absoluto misterio en cuanto a dar con el o los homicidas.
Un crimen con todas las evidencias a la vista, ha resultado imposible de resolver para las auntoridades mexicanas.
A cualquier observador imparcial de este caso, le surgirán varias preguntas.
Si el Procurador de Justicia del Estado de México, afirmó que la "ciencia" sería la única capaz de determinar culpabilidades en este caso: ¿Por qué la ciencia no ha podido avanzar ni un milímetro en la detección del asesino?
Se han realizado docenas de reconstrucciones de los hechos, con todos los testigos involucrados, ¿Por qué se han tenido que repetir insistentemente esas diligencias?
¿Quién colocó a la niña asesinada de vuelta en su cama?
¿Dónde estuvo el cadáver de la niña, antes de ser llevado a la cama nuevamente?
Si la vivienda estaba vigilada por varios policías durante el arresto de los padres y las nanas, ¿Cómo pudo alguien entrar directamente al domicilio, ir a recoger el cadáver y depositarlo posteriormente en su cama?
Si la madre de la niña asesinada ha dado pruebas de desequilibrio mental en diversas pruebas psicológicas, ¿por qué se le protege tanto?
El padre de la niña muerta, tampoco ha dado señales de dolor y sufrimiento por una hija asesinada, ¿tendrá algo importante que esconder que explique su conducta pasiva?
Ya se cumplió más de un mes de los acontecimientos, y todavía no existe ninguna información de parte de las autoridades, que contribuya a sacar la verdad, por más tremenda que ésta sea.
En México, hay muchos crimenes sin aclarar después de varios años de cometidos:
Las mujeres de Juárez, Colosio, el Cardenal de Guadalajara, etcétera, etcétera...
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